Recreación de los carriles bici del proyecto SkyCycle de Fosters + Partners
"Hace tiempo que Foster + Partners
dejó de ser lo que tradicionalmente se entiende por un estudio de
arquitectura. Salta a la vista paseando con Huw Thomas, uno de los
socios, por sus dependencias levantadas en la orilla sur del Támesis, la
metrópoli de un imperio que se expande ya por los seis continentes.
El
arquitecto va señalando a su paso algunos de los proyectos que ahora les
ocupan. Por ejemplo: una maqueta de una gigantesca impresora en 3-D
para construir bases en la luna utilizando el polvo de la propia
superficie lunar. “Claro, imagine si tiene que llevar ahí arriba todos
los materiales para construir”, explica Thomas, flemático, haciendo gala
de una lógica aplastante. Además de aeropuertos, torres y bodegas, aquí
se diseña el futuro.
A esa categoría pertenece SkyCycle,
uno de sus últimos proyectos, realizado con los estudios Exterior
Architecture y Space Syntax, dos de sus cómplices habituales. En pocas
palabras, SkyCycle es un sistema de carriles bici suspendidos por encima
de la red de 219 kilómetros de vías de tren que surcan la superficie de
Londres.
Pero esa es una descripción epidérmica, y aquí no se trabaja
la epidermis. Lo que vende SkyCycle es una revolución en el urbanismo de
las ciudades y, en particular, una solución a los enormes retos que
afronta Londres en el futuro.
El pasado 31 de enero Londres llegó a los 8,615 millones de
habitantes, superando por primera vez el pico de población que alcanzó
en 1939. Al éxodo tras los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra
Mundial le siguió un replanteamiento de la ciudad en la posguerra que
eliminó los suburbios, llevó a sus habitantes a nuevas ciudades en el
suroeste y planteo un urbanismo poco denso en la capital.
La población volvió a crecer en los noventa y en la última década
suma 250 personas al día, de modo que se espera que supere los 10
millones en 2030. Los retos, como puede comprobar cualquiera que hoy
pretenda alquilar una casa en Londres o que coja el metro en hora punta,
son descomunales.
Para esa fecha se calcula que la demanda de
transporte público habrá subido un 50% y se necesitaría construir 50.000
casas nuevas cada año para atender a la demanda futura. La gente se va
cada vez más a las afueras para poder pagarse un piso, pero los trabajos
siguen en el centro. El esquema actual de movilidad es difícilmente
sostenible.
El Ayuntamiento tiene planes pero, según el estudio de arquitectura
más importante del mundo, no son lo suficientemente valientes. “Tarde o
temprano los gobernantes tendrán que plantearse seriamente dar respuesta
a este reto”, opina Thomas. La respuesta, para Foster + Partners, es la
bicicleta. “Gane quien gane las próximas elecciones, deberá tener como
prioridad la salud de la gente”, explica Thomas. “Los beneficios
medioambientales y de salud de la bicicleta están claros”.
En la última década su uso de la bici en Londres ha crecido un 70%.
Este alcanza solo a un 2% de los desplazamientos -un porcentaje a la
cola de las capitales europeas- y supone un 20% de las muertes y
accidentes graves en las calles.
Pero, ¿dónde se meten las bicis, si en las calles no hay espacio y la
polución es irrespirable? A esa pregunta trata de responder SkyCycle.
“Los peatones necesitan más sitio, los coches también… hay mucha presión
sobre el espacio”, explica Sam Martin, de Exterior Architecture.
“Puedes hacer túneles, pero son muy caros y tienen un acceso limitado
solo a las estaciones. Empezamos a fijarnos en lo integradas que estaban
las vías de tren en superficie. Y nos dimos cuenta de que la mitad de
la población vive y trabaja a diez minutos en bici de esa red. Tienes un
nivel de penetración en la población que nunca tendrás con túneles”.
Las vías de tren conectan Londres con el exterior. Pero, además de
conexiones, son barreras en la ciudad. “Son como ríos sin puentes”,
ilustra Thomas. A los carriles del SkyCycle, por los que circularían
12.000 ciclistas a la hora, se accedería desde 200 puntos, ya sean
pasarelas, ascensores, telesillas u otra tipología.
Las vías, diseñadas para los trenes de vapor, tuvieron en cuenta la
orografía del terreno y aprovecharon las zonas llanas. Por eso la
circulación por el SkyCycle sería relativamente fácil. Más aún si se
tiene en cuenta que sería un pedaleo ininterrumpido. “La energía se
gasta sobre todo al parar y al arrancar”, explica Thomas. “Si no hay
semáforos ni atascos, se puede cubrir mucha más distancia sin cansarse y
sin sudar”.
Otro argumento es la regeneración de los terrenos aledaños a las
vías, tradicionalmente despreciados. “Si miras por la ventana de un tren
urbano ves espacio no aprovechado: hangares, solares, ruinas
industriales… nadie quiere vivir cerca de las vías”, explica Martin.
“Ahora esos terrenos volverían a ser atractivos, al estar cerca del
SkyCycle. Incluso los propietarios de esos solares revalorizados podrían
financiar parte del coste del proyecto a cambio de tener un punto de
acceso en su parcela”.
El coste se calcula en la friolera de 10.000 millones de libras.
“Pero es mucho menos, proporcionalmente, que construir túneles o
carriles adicionales en superficie”, argumentan. “Y estamos estudiando
todas las posibilidades que ofrece para el desarrollo de negocios
privados a lo largo de la red. Son 480 kilómetros, porque la vía tiene
dos lados, de oportunidades nuevas de negocio”.
Foster + Partners son expertos en la construcción de grandes
aeropuertos que básicamente son “sistemas supersofisticados de logística
de equipajes y paquetería”. “¿Qué pasa si trasladamos esos sistemas al
SkyCycle?”, se pregunta Thomas. “Imagine un almacén de Amazon en un
extremo, tubos en la red para distribuir la mercancía y, después,
mensajeros en bici que la lleven a las casas. En la actualidad las
furgonetas de reparto medio vacías colapsan el tráfico”.
También están el factor estético -“crear un hito arquitectónico en la
ciudad para el futuro”, según Thomas- y el potencial para el turismo.
Ahora el turista se mueve por Londres emergiendo del subsuelo como un
topo, incapaz de captar una perspectiva general de la ciudad. “Imagine
bicis de alquiler con ipads que marquen itinerarios para ver la ciudad
desde el cielo”, propone Thomas.
La idea ya ha sido presentada al alcalde Boris Johnson, que organizó
una reunión con la empresa que gestiona los ferrocarriles de Londres.
Allí se decidió desarrollar el proyecto de un tramo, entre Stratford y
Liverpool Street, para estudiar costes y viabilidad. El problema, de
entrada, es el precio.
Pero la decisión final trasciende al equipo de
Johnson, que abandonará la alcaldía el año que viene. “El SkyCycle
podría extenderse a muchas otras ciudades”, explican sus autores, y
quien construya la primera “podrá exportar el conocimiento y la
tecnología”. Se trata, concluye Thomas, de “mucho más que pedalear en el
cielo".
Proyecto del Thames Deckway. /
"La movilidad en Londres es un asunto caliente, y sobre la mesa de las
autoridades hay otras innovadoras propuestas que tiene a la bici como
protagonista. Una de ellas es el Thames Deckway,
presentado por el llamado River Cycle Consortium, fundado en 2012, que
propone una pasarela flotante de 12 kilómetros que recorre
longitudinalmente el Támesis de oeste a este, desde Battersea hasta
Canary Wharf.
“El Támesis es un artería de transporte enormemente
desperdiciada que cruza el centro de Londres”, opina Anna Hill, una de
las autoras del proyecto. “Es un pasillo natural de aire limpio, que
además ofrece un inmenso potencial de energías renovables. El proyecto
de Thames Deckway responde a la urgente necesidad de utilizar el
potencial del río en términos de transporte y energía limpia con una
solución de sentido común”.
La vía, constituida por cuatro carriles, se
iluminaría utilizando la propia energía del río. El proyecto tendría un
coste total de 600 millones de libras y un tiempo de ejecución
razonable, cercano a los dos años. Los ciclistas que utilizaran pagarían
un peaje de 1,5 libras por viaje.
Otro proyecto, bautizado como London Underline y
presentado por la empresa Gensler, propone que las bicis circulen por
los túneles abandonados de la red de metro. Aunque no se trata de una
enorme red de túneles, parece que sí que existen determinados tramos que
podrían ser aprovechables, como uno que va de la estación de Green Park
a la de Charing Cross." (
Pablo Guimón
, El País, Londres
28 FEB 2015)
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