"(...) El P2P es un modelo que se basa en las transacciones entre
personas, a diferencia del B2B o el B2C. Para entender el P2P en el
marco de la economía colaborativa, la primera pregunta es casi obligada.
¿Qué es la economía colaborativa?
Luis Tamayo: Aunque no es
fácil definir la economía colaborativa, sí podemos decir que está basada
en un hecho socioeconómico muy importante, que tiene que ver con cómo
hemos cambiado nuestra forma de consumir y es que estamos pasando de una
economía de posesión a una economía de acceso.
Es una nueva norma en un
juego en el que justo ahora acaba de comenzar la partida. Y, de hecho,
uno de los problemas a la hora de definir la economía colaborativa es
que nadie sabe bien dónde encajarla. Como es un tablero de juego nuevo,
tiene sus propias reglas, y una de ellas es esta.
Otra regla es
que esa economía se basa en las personas. Hasta ahora, los activos de
una empresa se encontraban dentro de la misma empresa. Estos activos,
que en la economía colaborativa llamamos recursos, pueden ser materiales
o inmateriales.
Podemos hablar de recursos como el talento hasta un
coche o una casa. Por tanto, la economía colaborativa se basa en
transacciones que se realizan con o sin ánimo de lucro entre
particulares a través de plataformas, que pueden ser digitales o no
digitales.
Las plataformas digitales son las que han cambiado todo, ¿no?
Efectivamente.
Economía colaborativa en plataformas no digitales podríamos decir que
siempre ha existido, pero las dimensiones que adquiere ahora gracias a
Internet son mucho mayores y es ahí donde estará la disrupción de la
economía colaborativa, porque ahora sí que puede convertirse en un
modelo de negocio. Solo hay que pensar en servicios que sirven de
plataforma para poner en contacto a varias personas a cambio de una
comisión.
También se habla de que todo se aprovecha mejor en la economía colaborativa...
Sí,
hay un importante factor de reutilizar o reaprovechar mejor los
recursos. Y la gran fuerza de la economía colaborativa es la eficiencia,
en el sentido de que somos capaces de producir mejor, sin necesidad de
obtener más recursos para producir más. Aquí recalco que los recursos no
son solo materiales. La gestión del conocimiento o del talento también
es relevante para la economía colaborativa.
¿Y cómo combinamos el modelo P2P con la economía colaborativa?
Primero hay que entrar en uno de los grandes debates, y es definir qué entendemos por peer,
qué es un particular. Tenemos claro que son personas ofreciendo algo a
otras personas. Pero, ¿quiénes son estas personas? ¿Son profesionales,
amaeteurs, particulares?
Todo tiene que ver con la estructura
competitiva en la que está basada el modelo económica actual, a
diferencia de la estructura que propone la economía colaborativa. En el
modelo tradicional, o eras empresa o eras consumidor. Ahora las personas
también pueden ser productoras, y esto empezó con Internet y el P2P,
cuando las personas comenzaron a compartir contenidos.
Pero, ¿y cómo le explicamos esto, por ejemplo, a un taxista de toda la vida?
Claro,
es que todo chirría cuando analizamos la situación con las gafas del
modelo anterior. Nos podemos preguntar la diferencia entre un amateur y
un profesional. Sé que, en modelos de compartir vivienda, hay gente cuya
principal fuente de ingresos viene de esa actividad. ¿Eso les hace más
profesionales?
O también el debate que se plantea con Uber. Son
particulartes contratados por una empresa, ejercen de taxistas, pero con
su propio coche. A donde voy es que ya no existe ese trabajo que uno
encuentra y le sirve para toda la vida.
Ahora se habla del crecimiento
del freelance, algo que viene impulsado claramente por la crisis
económica, y ahí la economía colaborativa sirve para generar ingresos de
otras maneras. Pero, claro, hay debates como si son servicios legales o
no, o el que ya hemos comentado sobre amateurs o profesionales. (...)
¿Hay algún país que esté regulando ya con la economía colaborativa en mente?
Sí,
estamos en una fase en la que todavía se contempla como amenaza, pero
algunos países ya lo empiezan a ver como oportunidad y se nota a la hora
de legislar. La legislación está siendo variable y es quizá mejor
hablar de ciudades que de países.
Cuando una de estas plataformas
colaborativas llega a una ciudad, la ciudad es la que toma la decisión
sobre ella. Al mismo tiempo, se habla de que es necesario una regulación
marco base. En la UE ya se está trabajando en ello y en otras
organzaciones internacionales también.
Por citar algunos ejemplos, San
Francisco en Estados Unidos y Bristol y Londres en Reino Unido, aunque
la primera ciudad de la que se habló fue Seúl, que tiene un alcalde que
se ha propuesto ser la ciudad más colaborativa del mundo.
¿Y qué medidas se están tomando en esas ciudades?
Una
legislación que impulsa este tipo de modelo. Un clarísimo ejemplo son
las bicicletas. En este caso, el propietario es el Estado, pero el uso
es compartido.
En España a la gente le podrán sonar casos como
los de BlaBlaCar, Airbnb o Uber. ¿Hay algún otro caso que te parezca
interesante?
Wallapop,
que se basa en el intercambio de objetos entre particulares, algo que
está creciendo mucho dentro de la economía colaborativa. La Colmena Que Dice Sí
(LCQDS), un proyecto francés que ha llegado a varios países, y que se
basa en la alimentación sana.
Son redes de personas que se organizan en
colmenas y montan redes de distribución con agricultores locales. Lo que
trata es de llevar la comida de la huerta directamente a las personas.
Dentro de la alimentación también encontramos casos interesantes como el
de Eatwith,
que consiste en comer en casas de particulares.
Otro sector que también
está creciendo es de las finanzas P2P, no solo las criptomonedas o
economías sociales, sino los préstamos entre particulares o entre
empresas. La que más suena es Comunitae, que, además, es española.
¿Tiene que adaptarse el propietario de un hotel o un taxista a la economía colaborativa?
Lo
primero que te diría es que la economía colaborativa es producto de una
consecuencia lógica. Hace años fueron las redes sociales, y, en
general, la tecnología siempre ha provocado grandes cambios en los
hábitos de consumo y de comportamiento de las personas.
Estos cambios
son imparables y, ante esa situación, lo mejor es ver cómo puedes
aprovecharte de ese nuevo modelo, cómo puedes introducir cambios o
mejoras en tu modelo de negocio. No signifca esto que vayan a
desaparecer los modelos tradicionales, al contrario.
La economía
colaborativa está ofreciendo un producto que antes no había, pero eso no
quiere decir que tenga que desaparecer lo anterior. De hecho, lo más
normal actualmente es combinar servicios de economía colaborativa con
los de la tradicional. Que un día viajes en BlaBlaCar y que otro día
tomes un AVE, que una vez te alojes en un hotel y que otra en una casa
de Airbnb.
¿Crees que la economía se podrá sustentar en un futuro solo con un modelo colaborativo?
Creo que el futuro será siempre híbrido, pero también creo que la economía colaborativa crecerá muchísimo." (César Muela , hipertextual.com, Rebelión, 18/05/2015)