Mostrando entradas con la etiqueta h. F. Comercio digital: redes sociales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta h. F. Comercio digital: redes sociales. Mostrar todas las entradas

18/5/15

¿Tiene que adaptarse el propietario de un hotel o un taxista a la economía colaborativa?

"(...) El P2P es un modelo que se basa en las transacciones entre personas, a diferencia del B2B o el B2C. Para entender el P2P en el marco de la economía colaborativa, la primera pregunta es casi obligada. ¿Qué es la economía colaborativa?

Luis Tamayo: Aunque no es fácil definir la economía colaborativa, sí podemos decir que está basada en un hecho socioeconómico muy importante, que tiene que ver con cómo hemos cambiado nuestra forma de consumir y es que estamos pasando de una economía de posesión a una economía de acceso. 

Es una nueva norma en un juego en el que justo ahora acaba de comenzar la partida. Y, de hecho, uno de los problemas a la hora de definir la economía colaborativa es que nadie sabe bien dónde encajarla. Como es un tablero de juego nuevo, tiene sus propias reglas, y una de ellas es esta.

Otra regla es que esa economía se basa en las personas. Hasta ahora, los activos de una empresa se encontraban dentro de la misma empresa. Estos activos, que en la economía colaborativa llamamos recursos, pueden ser materiales o inmateriales. 

Podemos hablar de recursos como el talento hasta un coche o una casa. Por tanto, la economía colaborativa se basa en transacciones que se realizan con o sin ánimo de lucro entre particulares a través de plataformas, que pueden ser digitales o no digitales.

Las plataformas digitales son las que han cambiado todo, ¿no?

Efectivamente. Economía colaborativa en plataformas no digitales podríamos decir que siempre ha existido, pero las dimensiones que adquiere ahora gracias a Internet son mucho mayores y es ahí donde estará la disrupción de la economía colaborativa, porque ahora sí que puede convertirse en un modelo de negocio. Solo hay que pensar en servicios que sirven de plataforma para poner en contacto a varias personas a cambio de una comisión.

También se habla de que todo se aprovecha mejor en la economía colaborativa...

Sí, hay un importante factor de reutilizar o reaprovechar mejor los recursos. Y la gran fuerza de la economía colaborativa es la eficiencia, en el sentido de que somos capaces de producir mejor, sin necesidad de obtener más recursos para producir más. Aquí recalco que los recursos no son solo materiales. La gestión del conocimiento o del talento también es relevante para la economía colaborativa.

¿Y cómo combinamos el modelo P2P con la economía colaborativa?

Primero hay que entrar en uno de los grandes debates, y es definir qué entendemos por peer, qué es un particular. Tenemos claro que son personas ofreciendo algo a otras personas. Pero, ¿quiénes son estas personas? ¿Son profesionales, amaeteurs, particulares? 

Todo tiene que ver con la estructura competitiva en la que está basada el modelo económica actual, a diferencia de la estructura que propone la economía colaborativa. En el modelo tradicional, o eras empresa o eras consumidor. Ahora las personas también pueden ser productoras, y esto empezó con Internet y el P2P, cuando las personas comenzaron a compartir contenidos.

Pero, ¿y cómo le explicamos esto, por ejemplo, a un taxista de toda la vida?

Claro, es que todo chirría cuando analizamos la situación con las gafas del modelo anterior. Nos podemos preguntar la diferencia entre un amateur y un profesional. Sé que, en modelos de compartir vivienda, hay gente cuya principal fuente de ingresos viene de esa actividad. ¿Eso les hace más profesionales?

 O también el debate que se plantea con Uber. Son particulartes contratados por una empresa, ejercen de taxistas, pero con su propio coche. A donde voy es que ya no existe ese trabajo que uno encuentra y le sirve para toda la vida. 

Ahora se habla del crecimiento del freelance, algo que viene impulsado claramente por la crisis económica, y ahí la economía colaborativa sirve para generar ingresos de otras maneras. Pero, claro, hay debates como si son servicios legales o no, o el que ya hemos comentado sobre amateurs o profesionales. (...)

¿Hay algún país que esté regulando ya con la economía colaborativa en mente?

Sí, estamos en una fase en la que todavía se contempla como amenaza, pero algunos países ya lo empiezan a ver como oportunidad y se nota a la hora de legislar. La legislación está siendo variable y es quizá mejor hablar de ciudades que de países. 

Cuando una de estas plataformas colaborativas llega a una ciudad, la ciudad es la que toma la decisión sobre ella. Al mismo tiempo, se habla de que es necesario una regulación marco base. En la UE ya se está trabajando en ello y en otras organzaciones internacionales también. 

Por citar algunos ejemplos, San Francisco en Estados Unidos y Bristol y Londres en Reino Unido, aunque la primera ciudad de la que se habló fue Seúl, que tiene un alcalde que se ha propuesto ser la ciudad más colaborativa del mundo.

¿Y qué medidas se están tomando en esas ciudades?

Una legislación que impulsa este tipo de modelo. Un clarísimo ejemplo son las bicicletas. En este caso, el propietario es el Estado, pero el uso es compartido.

En España a la gente le podrán sonar casos como los de BlaBlaCar, Airbnb o Uber. ¿Hay algún otro caso que te parezca interesante?

Wallapop, que se basa en el intercambio de objetos entre particulares, algo que está creciendo mucho dentro de la economía colaborativa. La Colmena Que Dice Sí (LCQDS), un proyecto francés que ha llegado a varios países, y que se basa en la alimentación sana. 

Son redes de personas que se organizan en colmenas y montan redes de distribución con agricultores locales. Lo que trata es de llevar la comida de la huerta directamente a las personas. Dentro de la alimentación también encontramos casos interesantes como el de Eatwith, que consiste en comer en casas de particulares.

 Otro sector que también está creciendo es de las finanzas P2P, no solo las criptomonedas o economías sociales, sino los préstamos entre particulares o entre empresas. La que más suena es Comunitae, que, además, es española.

¿Tiene que adaptarse el propietario de un hotel o un taxista a la economía colaborativa?

Lo primero que te diría es que la economía colaborativa es producto de una consecuencia lógica. Hace años fueron las redes sociales, y, en general, la tecnología siempre ha provocado grandes cambios en los hábitos de consumo y de comportamiento de las personas. 

Estos cambios son imparables y, ante esa situación, lo mejor es ver cómo puedes aprovecharte de ese nuevo modelo, cómo puedes introducir cambios o mejoras en tu modelo de negocio. No signifca esto que vayan a desaparecer los modelos tradicionales, al contrario.

 La economía colaborativa está ofreciendo un producto que antes no había, pero eso no quiere decir que tenga que desaparecer lo anterior. De hecho, lo más normal actualmente es combinar servicios de economía colaborativa con los de la tradicional. Que un día viajes en BlaBlaCar y que otro día tomes un AVE, que una vez te alojes en un hotel y que otra en una casa de Airbnb.

¿Crees que la economía se podrá sustentar en un futuro solo con un modelo colaborativo?

Creo que el futuro será siempre híbrido, pero también creo que la economía colaborativa crecerá muchísimo."                  (César Muela , hipertextual.com, Rebelión, 18/05/2015)

12/12/12

Una importante firma europea de libros electrónicos incorpora en su tienda «online» el sistema de búsqueda de Colbenson, un «software» desarrollado en Ferrol que, gracias al estudio del contexto y el análisis de las redes sociales, sabe casi con exactitud lo que el cliente busca


"Convertir las visitas en clientes. Este es el gran reto de las empresas que, convencidas de que en las autopistas virtuales está el futuro del mercado, se han arriesgado a meter la cabeza en el cambiante y acelerado universo de Internet, tierra prometida del despegue económico. 

Y es justo en esto, en conseguir que el usuario que llega a una web acabe consumiendo, en lo que se ha especializado Colbenson, una firma tecnológica experta en herramientas de conversión de búsquedas. 

 ¿Cómo? Optimizando y afinando las exploraciones internas en las webs hasta conseguir que, gracias a la interpretación sobre lo que busca el usuario y el estudio de las redes sociales, los motores de búsquedas sepan exactamente lo que el usuario necesita.

Con sus oficinas centrales en el Reino Unido y sedes en Madrid, Barcelona y Nueva York, el diamante en bruto de Colbenson se pule, sin embargo, en esta esquina del mapa. Sus oficinas ubicadas en Ferrol acogen a las 16 cabezas pensantes que desarrollan el motor de la multinacional: una tecnología cien por cien gallega que se puso en marcha en el año 2008 y que, avalada por importantes firmas españolas como Mango, Springfield o Casa del Libro, ya ha traspasado las fronteras nacionales.

 Fe de ello da el último acuerdo cerrado por Colbenson con la compañía alemana de venta de libros electrónicos TXTR, una importante «puntocom» que cuenta con un inmenso catálogo integrado por más de 700.000 ejemplares, orientado a un mercado internacional y disponible en nueve idiomas y en más de doce países. 

Con este paso en firme, la compañía gallega se embarca en un innovador proyecto junto a la librería electrónica, que ha seleccionado su sistema de búsquedas, Searchbroker, como el más adecuado para responder a sus necesidades y conseguir que sus clientes accedan de la forma más rápida, fácil y eficaz a sus productos.

«El usuario que va al buscador de un tienda online es un comprador comprometido, un cliente que sabe lo que quiere, que tiene siete veces más probabilidades de comprar que el que echa un vistazo por la web». De esta forma explica Ángel Maldonado, director de Innovación y Estrategia de Colbenson, el valor que aporta a una empresa que vende en Internet incluir un buscador en su web. 

Aumentar las ventas, consiguiendo que el potencial cliente encuentre justo lo que está buscando, es el objetivo principal de los sistemas de búsquedas. Pero no es fácil dar en el clavo, devolverle al usuario justo la idea que se le pasa por la cabeza cuando introduce un término concreto en la caja de búsquedas.

 Y del éxito de ese resultado depende que el cliente siga adelante con la compra, que vuelva a probar suerte con una nueva búsqueda o que abandone la página para encontrar lo que quiere en otro lugar. Esta idea fue la primera que interiorizó Colbenson para desarrollar su motor de búsqueda. Y la que diferencia su sistema de navegación de su competencia en el mercado.
 
Searchbroker es capaz de ofrecer a los clientes resultados más precisos y afinados gracias a un algoritmo -tecnología de última generación Empathy- que «entiende el contexto y la intención del comprador», explica Maldonado. La tecnología del buscador arrojará unas respuestas más cercanas a lo que el cliente quiere porque «sabe» de lo que la gente habla gracias al análisis de las redes sociales.

 Colbelson ha conseguido que su software estudie temas de conversación en redes abiertas, como Twitter, para prever qué es lo que el cliente quiere, para acercar el buscador a la figura de un agente de ventas, un dependiente que ofrece al consumidor lo que desea.

Para entenderlo, Maldonado pone un ejemplo de la interpretación y empatía en el proceso de búsqueda: si un cliente teclea, en pleno diciembre, el término «botas» en el buscador de una tienda de ropa online de Londres, gracias al contexto y al análisis de las redes sociales, gracias a la comprensión del lenguaje del usuario, «entenderá», empatizará con él, y colocará en primer lugar los resultados de las botas de agua.

La baza que juega Colbelson es garantizar conexiones correctas entre los clientes y los datos de la empresa. Y, para ello, la compañía gallega lleva a cabo un análisis que mide el ratio de encontrabilidad, es decir, evalúa objetivamente cómo la gente encuentra los resultados, cuántos clientes desechan la búsqueda y el grado de éxito de las respuestas que proporciona el buscador, para afinar, cada vez más, sus resultados.

Colbenson trabaja ya mano a mano con TXTR para poner en marcha su servicio con la campaña navideña de la librería alemana. «Este acuerdo es una gran noticia para Colbenson, pero, sobre todo, con la que está cayendo, nos sentimos muy satisfechos de vender un producto a los alemanes. Todavía podemos venderle tecnología a Alemania», apunta, orgulloso, Maldonado."        (La voz de Galicia, 03/12/2012)

16/3/12

Social Shopping: conseguir ofertas personalizadas... después de beneficiarse de las ventajas de la compra colectiva, obteniendo descuentos

"Escuché a Enrique Dans hablar del social commerce y de la empatía comercial hace un par de años. Comentó que en el futuro habría plataformas que facilitarían y potenciarían el vínculo emocional entre las redes sociales y el e-commerce, beneficiando de manera directa tanto al usuario como a las propias marcas.

 Eso ya es una realidad con diversos modelos de negocio y estructuras de relación socioeconómicas digitales. Obviamente tuvo razón, pero permitió que  muchos investigáramos las opciones de emprender en ese campo. En base a todo ello me aparecen dos modelos claros de venta social.

Por un lado el de recomendación directa que interpreta un algoritmo de valoraciones para otorgar un escenario de compra factible y por otro el que interpreta la geolocalización social para vender en un entorno de experiencias de compra. Está claro que la venta social y el f-commerce, como algunos le han llamado, está de moda.

 Es posible que ese sea el entorno natural del comercio electrónico del futuro inmediato, pero lo que es seguro es que ya está revolucionando algunos de los elementos de la cadena de valor del proceso comercial.

En esa guerra me quedo con dos nuevas start-up nacidas en España y con fuerte implicación de blogueros de referencia nacionales.

La primera es Lowffer, una red social que publica a tiempo real las experiencias de compra de los usuarios de un modo geolocalizado. No distingue producto o servicio y lo que logra es mejorar los costes y la satisfacción del prosumidor. Es una plataforma que me ha maravillado.

 Monitoriza ofertas a nivel global pero lo establece localmente. Todo ello lo hace vinculando redes sociales existentes y activando patrones de comportamiento que hace mucho más rica la experiencia de uso. Incorpora algunos factores como la “meritocracia” del comprador o una exigente interfaz móvil muy bien resuelta.

La segunda es myProducts, una novedosa aplicación integrada en la red social Facebook, donde los usuarios pueden compartir con sus amigos todos aquellos productos que tienen o quieren tener.

 Es el primer dispositivo de su género dentro de lo que se ha venido a denominar punto de venta real en Facebook Store y que permite a los usuarios compartir con sus contactos de esa red social las valoraciones y comentarios de los productos que ya “tienen”, de tal forma que todos sus amigos podrán encontrar recomendaciones más fiables de aquellos productos que les gustaría tener o sobre los que buscan valoraciones generando dinámicas de venta tangibles.

 Para ofrecer dinamismo myProducts posee además elementos de juego social y, en función de las acciones que los usuarios vayan completando, obtendrán medallas de reconocimiento como hace foursquare y que tan buen resultado ha dado.

 El algoritmo que establece tendencias de compra y venta tiene en cuenta la información recibida de cada uno de los usuarios e intentará conseguir ofertas personalizadas de los productos que sean de su interés. Por eso, es importante la participación de la comunidad, para poder beneficiarse de las ventajas de la compra colectiva, obteniendo descuentos que no se podrían llegar a alcanzar comprando individualmente. 

En el campo de la venta social destaca HermeneusGoogle Shopping. La primera es algo más que una plataforma de venta social, es un espacio donde se combina de forma inteligente elementos del comercio electrónico y las redes sociales, dando el protagonismo a los profesionales y eliminando al máximo la intermediación.

La segunda es fácil de ver hacia donde se dirige pero todo hace presagiar que busca establecer dinámicas de comercio electrónico en tiendas reales aprovechando el enorme poder de sus gestores de información.

Y la última es una propuesta de una de las empresas que fundé hace años, Cink, y que pretende ser un software de referencia que se convierta en la automatización de la experiencia de venta en entornos de redes sociales."           (El blog de Marc Vidal, 09/06/2011)