Dicho de otra forma, un derecho de propiedad significa la autorización para emprender acciones específicas relacionadas con una esfera concreta; y por cada derecho que un individuo disfruta, existen reglas que autorizan o que demandan acciones específicas a la hora de ejercer dicho derecho. (...)
Se aprecian, pues dos cuestiones de gran valor en la gestión pesquera. En primer término, las vinculadas a los niveles de acción operacionales que incluyen los criterios de acceso (derecho a entrar en una propiedad física determinada) y los criterios de extracción (derecho a obtener los productos de los recursos). Y en segundo lugar, son los criterios de decisión colectiva los que enmarcan los derechos futuros; esto es, incluyen la capacidad de gestión (derecho a regular los modelos de uso interno y a transformar el recurso mediante mejoras); el derecho de exclusión (o derecho a determinar quién tendrá el derecho de acceso y cómo ese derecho puede ser transferido) y el derecho de alineación (o derecho a vender o arrendar uno o varios de los derechos colectivos).
Así las cosas, los pescadores cuando se convierten en titulares de derechos de gestión tendrían autoridad para determinar cómo, cuándo y dónde se pueden realizar capturas de un recurso; y, al mismo tiempo, cómo poder cambiar la estructura de un recurso. El derecho de exclusión les permitiría establecer los requisitos a cumplir para acceder a un recurso. Y el derecho de alineación es un derecho colectivo que permitiría a su titular transferir parte o el total de sus derechos colectivos a otro individuo o grupo.
¿Cómo enfocar estas consideraciones en el sector pesquero? Ostrom establece un panel con cuatro derechos de propiedad: el primero, es posible tener derechos de entrada, sin tener derecho de extracción; el segundo, tener derechos de extracción, sin derechos de gestión; el tercero, tener derechos de gestión, sin derechos de exclusión; y el cuarto, tener derechos de exclusión sin derechos de alienación.
Este análisis resulta básico para poder afrontar eficazmente la gestión pesquera. Sus consecuencias resultan cruciales. Así, el derecho de alineación es fundamental para un uso eficiente de los recursos; al igual que el derecho de alineación combinado con el derecho de exclusión, permite generar incentivos con los que los dueños pueden acometer inversiones a largo plazo. Igualmente, la alineación permite que un recurso pase de ser menos productivo a tener un uso más productivo; aunque también es cierto que el simple hecho de que exista un dueño no garantiza la supervivencia del recurso.
Las aportaciones de Ostrom buscan reforzar los derechos de los propietarios confiando a estos últimos mayores niveles de responsabilidad y hacerles recaer la mayor capacidad de poder establecer derechos de exclusión y de alineación. Es evidente que bajo este análisis se busca resolver los problemas pesqueros, evitando la degradación del recurso y la sobre-inversión; permitiendo a través de acuerdos de propiedad efectivos en la mayoría de las pesquerías costeras poder actuar de manera más estable y más garantizada." ( FERNANDO GONZÁLEZ LAXE: Elinor Ostrom y la pesca. El País, ed. Galicia, Galicia, 31/10/2(009, p. 5 )