"¿Por qué la gente no se autoorganiza sus proveedoras tecnológicas,
comprando directamente el soporte tecnológico que necesitan, igual que
hacen con las zanahorias? Empecé a darle vueltas al tema de la soberanía tecnológica (ST) a raíz de una entrevista en la que la hacker Margarita Padilla
aseguraba que el problema es que no le damos valor.
Compartía esta
reflexión: “Los proyectos alternativos que desarrollamos necesitan una
contribución, ahora mismo no tenemos recursos libres para toda la
humanidad que está usando recursos telemáticos, y allí hemos perdido la
soberanía”. (...)
Pero no se sabe cuánto más hace falta para empezar a valorar la
importancia de contar con nuestros proveedores de tecnologías libres:
¿necesitamos de una hecatombe tecnológica como el cierre de Google y
todos los servicios que provee? ¿O con saber que Microsoft,
Yahoo, Google, Facebook, YouTube, AOL, Skype y Apple están compinchados
con el Servicio Nacional de Seguridad americano para espiarnos –el programa PRISM–
resultará suficiente para cambiar de hábitos?
Necesitamos una multitud
de iniciativas, empresas, cooperativas y colectivos informales que
provean las tecnologías que nos hacen falta y cuyo diseño mismo nos dé
garantías de que son libres, que no nos espían y que no están allí para
fomentar nuestra individualización ni para limitar nuestra libertad.
Tecnologías pensadas para nuestros derechos en materia de expresión,
cooperación, privacidad y anonimato.
La ST plantea también la importancia de desarrollar y mantener la tecno-diversidad.
Como bien subraya Padilla: “Facebook es pobreza, todas vemos las mismas
columnas, colores, interfaz; si se defiende la biodiversidad, también
tiene que haber biodiversidad tecnológica”.
Después de la primavera
árabe algunas voces plantearon que los servicios de Facebook y Twitter
se considerasen “derechos humanos”, pero los centros comerciales no
pueden transformarse en espacios públicos, ni instituciones de lo común,
ya que su naturaleza, arquitectura e ideología no son democráticas.
La ST busca reforzar verdaderas alternativas a las tecnologías comerciales y/o militares.
Son iniciativas orientadas hacia el decrecimiento y buscan la
descentralización, sin intermediarios. No tienen ánimo de lucro pero
buscan ser sostenibles.
Se basan en el software y hardware libre porque
lo usan y/o desarrollan pero sus características van mas allá de las
licencias libres ya que su existencia en sí misma conlleva
transformación social y política. Fomentan el empoderamiento de sus
participantes a través de metodologías de desarrollo participativo, unen
el hazlo tú misma con el hazlo juntas.
Apuestan fuerte por el cooperativismo, el trueque, el intercambio P2P y otras formas de economía social.
Se oponen activamente al fetichismo tecnológico, al control y a la
transmisión de ideología dominante que el capitalismo financiero
fomenta. Desmontan la obsolescencia programada y planifican alargar lo más posible la vida útil de cualquier tecnología.
Pienso en la red libre Guifi, en los mails de Riseup, en los servidores autónomos, en radios y teles comunitarias, en el software de Debian, en el hardware libre, en laboratorios de fabricación digital, en proyectos de redes sociales como Lorea/N-1 o Briar. Pienso en telefonía como The Guardian Project o la Phone Liberation Network, en ecomotores y otros proyectos orientados a la eficiencia energética. Iniciativas con afán de transformación que implican retos para su capacidad de ser sostenibles, perdurar en el tiempo, crecer y/o volverse resilientes a los cambios.
Aunque funcionar con estas tecnologías requiere una contribución, una involucración comunitaria muy diferente del uso que hacemos de las plataformas comerciales,
podemos pensar que cuantas más personas y colectivos apostemos por
estas iniciativas mejor podrán responder a las demandas. Un verdadero
cambio de paradigma societario requiere de más iniciativas de ST, más
coordinación, interés y apoyo entre ellas, los movimientos sociales y la
ciudadanía." (spideralex, Diagonal, 23/09/2013)
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