"(...) La reciente propuesta del presidente de reducir la contaminación
provocada por el carbono de las centrales eléctricas no basta por sí
misma para salvar el planeta, y, al igual que la reforma sanitaria,
podría no llevarse a cabo si un número suficiente de magistrados del
Tribunal Supremo decidiese que sus lealtades partidistas están por
encima de la ley y la política sensata.
Pero si el plan entra en vigor,
podría tener repercusiones enormes. Se podría reanudar la diplomacia del
clima, y, si se llega a aplicar algo parecido a la limitación y el
comercio de derechos de emisiones, se comprobaría que es mucho más
barato de lo que los agoreros aseguran, lo cual debilitaría los
argumentos de los anti-ecologistas en la misma medida que el éxito de la
Ley de Asistencia Sanitaria Asequible ha debilitado los de los enemigos
de la cobertura sanitaria universal.
Así que realmente es
alentador. Solo espero que el presidente se mantenga en sus trece. Y la
buena noticia es que empiezo a creer que lo hará.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos lanzó recientemente su ataque
preventivo contra la normativa del Gobierno de Obama sobre las
centrales eléctricas. Lo que la Cámara quería era mostrar que el impacto
económico de la normativa sería devastador. Y yo estaba deseando ver
cómo había maquillado los números.
Pero mientras llegaba la
diatriba, ocurrió algo curioso. Evidentemente, la cámara decidió que
quería preservar su credibilidad, así que subcontrató el análisis. Y
aunque intentó tergiversar los resultados, lo que descubrió en realidad
fue que unas medidas drásticas sobre los gases de efecto invernadero
tendrían un coste económico sorprendentemente bajo.
El
pretendidamente terrorífico titular de la cámara era que la normativa
costaría a la economía estadounidense 50.200 millones anuales en dólares
constantes de aquí a 2030. El cálculo corresponde a un plan para
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% con
respecto a sus niveles de 2005, o sea, son medidas de verdad.
¿Es
mucho 50.000 millones de dólares? Según las previsiones a largo plazo de
la Oficina de Presupuestos del Congreso, el Producto Interior Bruto
real anual para el período 2014-2030 será, por término medio, de 21,5
billones de dólares. Es decir, la Cámara nos está diciendo que podemos
conseguir reducir significativamente los gases de efecto invernadero por
un 0,2% del PIB. ¡Qué barato!
Es verdad que la cámara también
dice que la normativa costaría 224.000 puestos de trabajo de media al
año. Eso es un mal planteamiento económico.
En Estados Unidos, el empleo
está determinado por la interacción entre la política macroeconómica y
la relación subyacente entre inflación y desempleo, y no hay ninguna
buena razón para pensar que la protección del medio ambiente pueda
reducir el número de puestos de trabajo (a diferencia de los salarios
reales).
Pero incluso a simple vista, esta es también una cantidad pequeña en un país con 140 millones de trabajadores.
Por
eso yo me estaba preparando para arremeter duramente contra el mal
planteamiento económico de la Cámara, pero lo que esta ha mostrado en
realidad ha mostrado es que, aunque haya pagado por el estudio, la
economía de la protección del clima por lo visto es muy sencilla." (Paul Krugman, El País, 13/06/2014)
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