"México representa hoy uno de los lugares centrales del tráfico de droga en el mundo y en América Latina. Hasta tal punto es significativo el fenómeno en la región, que en la XVIII cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la zona, celebrada en San Salvador hace poco menos de un mes, el tema central de la misma -juventud y desarrollo- pasó a un segundo lugar ante los dos primeros problemas de la región: la llegada, a toda velocidad, de la crisis financiera, y el irresistible avance del narcotráfico y la narcoeconomía en algunos países.
Según el comunicado de los 22 representantes allí presentes, las organizaciones de narcotraficantes ya tienen dinero y armas suficientes para hacer frente a las autoridades en "muchos" Estados iberoamericanos. Los países se conjuraron para reaccionar solidariamente, ya que cada uno de ellos por sí mismo se veía impotente para romper el vínculo entre las organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico y las que se especializan en el tráfico ilícito de armas; entre ambas disputan a los Estados el control de sus territorios.
El papel del narcotráfico en algunos de los países latinoamericanos avanza espectacularmente. (...)
En círculos privados se comienzan a estudiar las modalidades de legalización de la droga como solución a la penetración del narco. Al estilo del fin de la ley seca en EE UU, que había ilegalizado el alcohol, generando enormes mercados negros y la extensión del crimen organizado." (JOAQUÍN ESTEFANÍA: Narcoeconomía. El País, Domingo, 07/12/2008, p. 13)
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