-.¿Cuál es el origen de este proyecto?
Empezamos porque una de las socias tenía una pastelería vegana y en aquel momento los pasteles tenían más éxito en países nórdicos y en el Reino Unido que en España. Pero con un pastel, del que entre el 10% y el 15% del coste son los ingredientes y el resto es mano de obra, el problema es que si los quieres mandar fuera de tu vecindario tienes que hacer un ‘packaging’ especial, tienes que congelar el producto, y el envío es más caro que el pastel.
Entonces pensamos que en lugar de enviar los pasteles por qué no enviamos la fábrica en miniatura. Y eso es lo que hemos hecho. Es nuestro electrodoméstico, los ingredientes se pueden comprar localmente y las recetas o la información pueden viajar por internet. Comenzamos así y luego al hablar con chefs y otros clientes nos han ido diciendo cualidades y características con las que querrían contar.
-¿Puedes hacer cualquier tipo de alimento?
Sí. Tú vas al mercado, compras los mismos ingredientes que comprarías si no utilizaras la impresora y a partir de ahí generas tus platos. Es una herramienta más en la cocina y no sustituye todo, es decir, si tu quieres hacer una paella no utilizas la máquina, y para hacer unas lentejas tampoco, pero para casi todo lo que compras en el supermercado, que ya viene envasado, sí es un sustituto.
-Vemos con naturalidad que una impresora 3D haga un tornillo, ¿pero se sigue siendo reticente cuando se trata de alimentación?
Cuesta, porque la gente asocia imprimir a algo artificial, y entonces imprimir y comida son dos palabras que no encajan bien juntas. Por eso nosotros explicamos que la tecnología se puede llamar como sea, pero el proceso no es más que lo que tú tienes, es una fábrica de alimentación, con lo que cuando la gente ve el aparato funcionando lo entiende perfectamente. Es verdad, sin embargo, que hasta que no lo ve y por mucho que le expliques, al ciudadano de momento le cuesta.
-¿Está al alcance de cualquiera o solo está pensado para los profesionales?
De momento nos dirigimos a profesionales, pero no porque no esté al alcance de cualquiera sino porque en las cocinas domésticas no hay espacio para todo y o reemplazas algo o no caben más máquinas. Nuestra siguiente versión, que lanzaremos al mercado próximamente, sí puede sustituir por ejemplo al microondas, pero hasta ese momento no creemos que tenga mucho sentido hacer el esfuerzo de ir al mercado doméstico cuando en realidad no dejaría de percibirse más que como un trasto más a los que ya hay en la cocina.
-Toda esta nueva tecnología y esta innovación, ¿exigirá una reestructuración de la industria alimentaria?
Ya hay un 10% o un 15% de la población que quiere hacer las cosas desde cero, de hecho ya las hace hoy en día, y para ellos nuestra máquina es un instrumento que les permite hacer alimentos que o bien son muy laboriosos de hacer a mano o consumen mucho tiempo. La industria lo percibe como algo positivo porque le permite abrir un canal de comunicación directo con el consumidor y en vez de proporcionarle una gama de productos limitada le permite personalizar mucho más el producto.
Es decir, si tú ahora te vas a comprar una pizza de la marca que sea, en vez de eso lo que vas a querer es comprar la masa que a ti te gusta, el queso que a ti te gusta, el tomate que a ti te gusta..., y parte de esos ingredientes los prepararás en casa y otra parte los comprarás que vengan dentro de la cápsula.
Con eso, la percepción que la industria tiene de nuestro producto no es negativa, aunque sí que supone un cambio disruptivo en el sentido de que el canal de distribución no va a ser necesariamente el supermercado.
-¿Qué ventajas ofrece?
La principal es que puedes decidir qué comer, cuándo comer y qué lleva lo que comes. Por ejemplo, si hoy tienes más hambre o vas a ir a nadar a lo mejor quieres una ración más generosa de calorías, o quizás en un momento dado quieres todos los nutrientes que necesitas pero con menos calorías, o que no tenga gluten o no contenga lácteos. Esta tecnología te permite ajustar lo que vas a comer a tus necesidades o a lo que te apetece.
-Incluso se puede adaptar a necesidades especiales por edad o por salud e imprimir productos que no existen en el mercado.
Sí, por ejemplo, para los ancianos que no encuentras nada específico. Hay mucha gente que compra las papillas de los bebés para los ancianos, y es precisamente lo más adecuado.
-¿Dónde se está comercializando? ¿España es un buen mercado o va muy retrasado frente a otros países?
Nuestros mercados principales son sobre todo Estados Unidos, los países nórdicos y el sudeste asiático. España y, en general los países mediterráneos, son conservadores en estas nuevas tecnologías y, además, tenemos una cultura muy centrada en torno a la comida, con lo cual cuesta un poco más de introducir. Pero esto no es una sorpresa, ya contábamos con ello y sabíamos que hay otras culturas y otros países que son más abiertos a la hora de adoptar estas tecnologías y de probar nuevas cosas.
-Están trabajando en nuevos desarrollos de la máquina. ¿El siguiente paso será que tras imprimir, cocine?
Lo que queremos es sustituir algo. La mayoría de los electrodomésticos que tienes en casa también cocinan con lo cual, sí o sí, tenemos que darle esa funcionalidad. Tener una línea de producción en este sentido es algo que nos ha llevado tiempo desarrollar y es algo que todavía nos va a llevar un tiempo pero estamos en una fase ya avanzada y esperamos lanzarlo a finales del año que viene al mercado." (Imprimalia, 02/07/19)
Empezamos porque una de las socias tenía una pastelería vegana y en aquel momento los pasteles tenían más éxito en países nórdicos y en el Reino Unido que en España. Pero con un pastel, del que entre el 10% y el 15% del coste son los ingredientes y el resto es mano de obra, el problema es que si los quieres mandar fuera de tu vecindario tienes que hacer un ‘packaging’ especial, tienes que congelar el producto, y el envío es más caro que el pastel.
Entonces pensamos que en lugar de enviar los pasteles por qué no enviamos la fábrica en miniatura. Y eso es lo que hemos hecho. Es nuestro electrodoméstico, los ingredientes se pueden comprar localmente y las recetas o la información pueden viajar por internet. Comenzamos así y luego al hablar con chefs y otros clientes nos han ido diciendo cualidades y características con las que querrían contar.
-¿Puedes hacer cualquier tipo de alimento?
Sí. Tú vas al mercado, compras los mismos ingredientes que comprarías si no utilizaras la impresora y a partir de ahí generas tus platos. Es una herramienta más en la cocina y no sustituye todo, es decir, si tu quieres hacer una paella no utilizas la máquina, y para hacer unas lentejas tampoco, pero para casi todo lo que compras en el supermercado, que ya viene envasado, sí es un sustituto.
-Vemos con naturalidad que una impresora 3D haga un tornillo, ¿pero se sigue siendo reticente cuando se trata de alimentación?
Cuesta, porque la gente asocia imprimir a algo artificial, y entonces imprimir y comida son dos palabras que no encajan bien juntas. Por eso nosotros explicamos que la tecnología se puede llamar como sea, pero el proceso no es más que lo que tú tienes, es una fábrica de alimentación, con lo que cuando la gente ve el aparato funcionando lo entiende perfectamente. Es verdad, sin embargo, que hasta que no lo ve y por mucho que le expliques, al ciudadano de momento le cuesta.
-¿Está al alcance de cualquiera o solo está pensado para los profesionales?
De momento nos dirigimos a profesionales, pero no porque no esté al alcance de cualquiera sino porque en las cocinas domésticas no hay espacio para todo y o reemplazas algo o no caben más máquinas. Nuestra siguiente versión, que lanzaremos al mercado próximamente, sí puede sustituir por ejemplo al microondas, pero hasta ese momento no creemos que tenga mucho sentido hacer el esfuerzo de ir al mercado doméstico cuando en realidad no dejaría de percibirse más que como un trasto más a los que ya hay en la cocina.
-Toda esta nueva tecnología y esta innovación, ¿exigirá una reestructuración de la industria alimentaria?
Ya hay un 10% o un 15% de la población que quiere hacer las cosas desde cero, de hecho ya las hace hoy en día, y para ellos nuestra máquina es un instrumento que les permite hacer alimentos que o bien son muy laboriosos de hacer a mano o consumen mucho tiempo. La industria lo percibe como algo positivo porque le permite abrir un canal de comunicación directo con el consumidor y en vez de proporcionarle una gama de productos limitada le permite personalizar mucho más el producto.
Es decir, si tú ahora te vas a comprar una pizza de la marca que sea, en vez de eso lo que vas a querer es comprar la masa que a ti te gusta, el queso que a ti te gusta, el tomate que a ti te gusta..., y parte de esos ingredientes los prepararás en casa y otra parte los comprarás que vengan dentro de la cápsula.
Con eso, la percepción que la industria tiene de nuestro producto no es negativa, aunque sí que supone un cambio disruptivo en el sentido de que el canal de distribución no va a ser necesariamente el supermercado.
-¿Qué ventajas ofrece?
La principal es que puedes decidir qué comer, cuándo comer y qué lleva lo que comes. Por ejemplo, si hoy tienes más hambre o vas a ir a nadar a lo mejor quieres una ración más generosa de calorías, o quizás en un momento dado quieres todos los nutrientes que necesitas pero con menos calorías, o que no tenga gluten o no contenga lácteos. Esta tecnología te permite ajustar lo que vas a comer a tus necesidades o a lo que te apetece.
-Incluso se puede adaptar a necesidades especiales por edad o por salud e imprimir productos que no existen en el mercado.
Sí, por ejemplo, para los ancianos que no encuentras nada específico. Hay mucha gente que compra las papillas de los bebés para los ancianos, y es precisamente lo más adecuado.
-¿Dónde se está comercializando? ¿España es un buen mercado o va muy retrasado frente a otros países?
Nuestros mercados principales son sobre todo Estados Unidos, los países nórdicos y el sudeste asiático. España y, en general los países mediterráneos, son conservadores en estas nuevas tecnologías y, además, tenemos una cultura muy centrada en torno a la comida, con lo cual cuesta un poco más de introducir. Pero esto no es una sorpresa, ya contábamos con ello y sabíamos que hay otras culturas y otros países que son más abiertos a la hora de adoptar estas tecnologías y de probar nuevas cosas.
-Están trabajando en nuevos desarrollos de la máquina. ¿El siguiente paso será que tras imprimir, cocine?
Lo que queremos es sustituir algo. La mayoría de los electrodomésticos que tienes en casa también cocinan con lo cual, sí o sí, tenemos que darle esa funcionalidad. Tener una línea de producción en este sentido es algo que nos ha llevado tiempo desarrollar y es algo que todavía nos va a llevar un tiempo pero estamos en una fase ya avanzada y esperamos lanzarlo a finales del año que viene al mercado." (Imprimalia, 02/07/19)
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