"(...) Aunque algunos han expresado una notable 
inquietud respecto al surgimiento de la inteligencia artificial, esta 
capacidad tendrá un impacto extraordinario en la preservación de nuestra
 salud. Estamos pasando rápidamente al estatus de "todos cyborgs", 
conectados quirúrgicamente a nuestros teléfonos inteligentes. 
Aunque se 
les ha llamado cerebros protésicos, los teléfonos "inteligentes" de hoy 
son solo un precursor naciente del lugar adonde nos dirigimos. Muy 
pronto llevaremos todos sensores ponibles, sean tiritas, relojes o 
collares, que harán con precisión nuestras mediciones médicas. Y no solo
 con un diagnóstico puntual, sino de manera constante y en tiempo real, 
obteniendo datos que nunca antes habíamos tenido.
Más allá de las señales vitales de nuestro cuerpo (presión sanguínea,
 ritmo cardíaco, concentración de oxígeno en la sangre, temperatura, 
frecuencia respiratoria), habrá una cuantificación del ánimo y el estrés
 mediante el tono y la inflexión de la voz, la reacción cutánea y la 
variabilidad de la frecuencia cardíaca, el reconocimiento de la 
expresión facial y el seguimiento de nuestro movimiento y comunicación. 
Añadamos los analitos de nuestra respiración, sudor, lágrimas y 
excrementos a la mezcla. Otra capa más de información recogida incluirá 
nuestra exposición medioambiental, desde la calidad del aire a los 
pesticidas en los alimentos.
Ninguno de nosotros -o nuestros cuerpos- somos lo suficientemente 
inteligentes para poder integrar y procesar toda esta información solos.
 Esa la es tarea del aprendizaje profundo, con algoritmos que nos 
ofrezcan circuitos de retroalimentación a través de nuestros 
dispositivos móviles. 
Esto de lo que hablamos no existe hoy. No se ha 
desarrollado aún, pero se hará. Y nos proveerá lo que hasta ahora ha 
sido una información inobtenible y en múltiples escalas sobre nosotros 
y, por primera vez, la capacidad real de prevenir enfermedades.
Casi cualquier trastorno médico con episodios agudos -como un ataque 
de asma, ataques epilépticos, enfermedades autoinmunes, infartos- tendrá
 la posibilidad de ser predicho en el futuro con la inteligencia 
artificial y el internet de las cosas médicas. Ya hay una pulsera que 
puede predecir la inminencia de un ataque, y que se puede considerar un 
primer y rudimentario paso. 
En el futuro no tal lejano, nos llegarán 
mensajes de texto o notificaciones por voz que te diga exactamente lo 
que necesitas saber para evitar un grave problema médico. Cuando llegue 
ese momento, todos aquellos que temen a la IA quizá la acepten de 
inmediato. Cuando podamos reunir datos masivos de un individuo con la 
computación necesaria de contexto y análisis, obtendremos una receta 
para la sabiduría médica con la mediación de la máquina."             (Por Eric J. Topol , Edge, Traducción express: Verónica Puertollano, en Arcadi Espada, El Mundo, 03/06/2015)
 
 
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