"Debería oler a podrido, pero lo que llega es un cierto tufillo a cocido.
No cocina la abuela ni hay zanahoria, tocino o garbanzos. Bueno, en
realidad, sí. Pero también hay latas, botellas de plástico, hojas,
cáscara de fruta... Es decir: basura.
Toneladas de residuos que una
decena de camiones recoge en el municipio de Rivas Vaciamadrid
y lleva hasta la planta piloto donde se está probando una tecnología
que aspira a acabar con el problema de los vertederos, colmados y
contaminantes: hervir los residuos, higienizarlos y aprovechar casi el
100% para la obtención de energía. O, al menos, así lo aseguran sus
valedores.
Lo llaman Vertedero 0 y ha captado el interés de países como
China, Brasil o Chile; pero también el rechazo de los ecologistas, que
advierten de que la planta vulnera las directivas europeas sobre gestión
de residuos. (...)
El proyecto nació en 2010, cuando RivaMadrid,
la empresa que se dedica a la recogida de residuos sólidos urbanos
(RSU) en el municipio, firmó con la empresa aragonesa Ecohispánica un
acuerdo para el desarrollo de esta tecnología, que cuenta con una planta
piloto en el municipio desde hace un año.
“No sé si es porque es mío,
pero creo que este es el mejor negocio del siglo XXI. Poder decir que
los vertederos pueden desaparecer es muy importante. Con la basura, o
hacemos algo o se nos come”, suelta Jesús Marco Solórzano, consejero
delegado de Ecohispánica.
Primero, un batallón de 12 camiones rastrea el municipio cargando los
contenedores que se cruzan por el camino. A la planta solo llega la
bolsa de restos, que se descargan en un foso para ser triturados
mientras un sistema informático registra los datos. Un gancho gigante se
encarga de mover toda la masa. El olor en este punto del proceso es
insoportable.
Una vez triturados, los residuos pasan a la cinta transportadora que los conduce hasta el waste cleaner,
“el corazón de la planta”. Es una especie de gran cisterna plateada que
actúa como una olla, con vapor a altas temperaturas y cambios de
presión que tras un proceso de una media hora esteriliza los residuos y
reduce su volumen en un 70%. “Solo con esto ya estaríamos alargando la
vida de los vertederos”, apunta Solórzano.
El vapor de agua es generado
por una caldera, aunque Ecohispánica asegura que con la tecnología
adecuada podrían llegar a ser autosuficiente energéticamente
aprovechando los residuos. A partir de ahí, el olor pasa de la
putrefacción a un cierto recuerdo a cocido de la abuela, aunque menos
apetitoso.
Los residuos se pueden tocar, no hace falta mascarilla ni
ningún tipo de precaución en la manipulación. Justo después de pasar por
el waste cleaner, se aísla la materia orgánica, que es la más contaminante por sus emisiones de metano.
Los lixiviados (líquidos que dejan los residuos y cuyo tratamiento es
caro) se evitan extrayendo los líquidos de las basuras junto al vapor
condensado. El agua se puede depurar para reutilizarla en el proceso,
explica Solórzano, que parece tener una solución para cada problema.
El resto de materiales, ya sin el orgánico, son separados con un
electroimán (metales férricos), un equipo de corrientes Eddy (aluminio),
un separador óptico (plástico) y una última separación manual para
aislar definitivamente el 15% de materiales inertes no aprovechables
tras el tratamiento. La planta de Rivas, que es solo un proyecto piloto,
todavía no cuenta con la tecnología necesaria para esta separación ni
para el aprovechamiento energético posterior, por lo que de momento solo
son proyecciones.
Sobre estas proyecciones trabaja el alcalde, José Masa, de IU, para
tratar de exportar la idea a otras ciudades y países, aunque de momento
descarte deshacerse de la patente. “No solo están interesados en el
aspecto económico —porque esta tecnología es dos tercios más barata que
el vertedero tradicional—, sino sobre todo por la sostenibilidad
ambiental”, apunta el regidor.
Es el mensaje que quiere que cale en las
delegaciones que ya han visitado la planta piloto y que podrían estar
interesadas en instalar la tecnología. Masa asegura que las
negociaciones más avanzadas son las que están realizando con el estado
brasileño de São Paulo, con el que ya habrían hablado hasta de algún
pedido concreto. También han firmado un convenio con Chile.
En España se
han interesado municipios como Torrejón, Alcalá de Henares o
comunidades como Asturias, entre otras. Pero la gran pregunta es por qué
ha descartado establecer una planta industrializada en su municipio si
es todo tan bueno como lo pintan. “Está pensado para un volumen de
población más cercano a una mancomunidad”, responde Masa. Una respuesta
que suena razonable incluso para adversarios políticos.
Son los ecologistas quienes más reparos ponen a este modelo. Daniel López, responsable del Área de Residuos y Contaminación de Ecologistas en Acción
y geólogo de profesión, subraya que existe incompatibilidad entre la
alimentación de este tipo de tecnología y lo que sería una política de
separación y de recogida domiciliaria.
“O se hace una recuperación del
material o se hace una valorización energética”, defiende. López desliza
que esta planta solo es una cobertura para que los restos acaben en la
incineradora. José Gómez, gerente de RivaMadrid, respondeque nunca han
fomentado la no selección previa, una práctica que ahorra costes, y
niega rotundamente que los restos puedan acabar en la incineradora." (El País, 07/01/2014)
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