Por 7,99 dólares (5,6 euros) al mes, sus abonados pueden acceder de forma ilimitada al contenido utilizando un ordenador, un dispositivo móvil o una videoconsola.
Los estrenos de películas se alquilan aparte. Pero para que el sistema tenga éxito, sus gestores saben que deben tener acceso a material nuevo. Dicho y hecho. Hace menos de dos semanas, Netflix se hacía con los derechos para coproducir la serie House of Cards, dirigida por David Fincher y protagonizada por Kevin Spacey. Serán 26 episodios, dos temporadas.
La emisión de este drama político arrancará a finales de 2012. El acuerdo con Fincher, productor del filme La red social, puso en evidenciaetf la vulnerabilidad de la HBO, una de las reinas en la distribución de series originales de gran presupuesto. También descolocó a AMC, que junto a la filial de Time Warner aspiraba a hacerse con la adaptación de la serie británica.
Es el primer paso real para romper con la distinción que se hace en la actualidad entre Internet, el cable y las cadenas de televisión. Netflix se está convirtiendo esencialmente en un nuevo canal de descuento, si se compara con los 24 dólares que se pagan al mes por el abono a la HBO. Y eso asusta también a Showtime, que va a retirar de Netflix series como Californication y Dexter.
El empuje del servicio streaming de Netflix, que apuesta claramente por tener sus propias series, va acompañado de una caída en los abonados. HBO cerró 2010 con cerca de 28 millones de suscriptores, el nivel más bajo desde 2005, según la firma SNL Kagan. (...)Netflix estaría, además, a punto de cerrar un acuerdo con los estudios Miramax, valorado en unos 100 millones de dólares y que durante cinco años le permitirá acceder a un catálogo de 700 películas. Se calcula que la compañía californiana, que empezó el negocio enviando DVD alquilados por correo, lleva invertidos 1.200 millones en acuerdos para acceder a contenidos." (El País, 29/03/2011, p. 53)
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