Pregunta. Y esa nueva lógica, ¿adónde nos conduce?
Respuesta. Yo soy ciberentusiasta, pero no soy un ciberutópico. La creación de la sociedad en red abre camino a una democratización de la información como nunca se pudo imaginar. (...)P. Los periódicos desempeñaron y desempeñan un papel de control de poder, capitanean el periodismo de investigación. En la medida en que el papel vaya convirtiéndose en algo residual, ¿se mantendrá ese periodismo?
R. Yo creo que sí. El capitalismo es lo suficientemente dinámico, flexible y adaptativo; y la existencia de una prensa libre es tan importante en la sociedad que soy optimista, vamos a encontrar una fórmula de mantener este papel del periodismo libre e independiente. Pero será distinto. Espero que sea mejor, incluso. Estamos atravesando una revolución con muy pocos precedentes históricos, es comparable con la que produjo Gutenberg. Pero una revolución no es rápida, está llena de procesos evolutivos complejos. El periódico impreso no se va a acabar de un día para el otro.(...)
En la era industrial no es que no hubiera información, pero estaba muy centralizada. Hubo un diluvio digital fortísimo que está inundando y creando caos, desorganizándolo todo, pero también creando la base biológica del nuevo ecosistema, donde están naciendo una enorme cantidad de nuevos organismos. Estamos pasando de los medios de masas a la masa de medios.Pasamos del sistema media-céntrico al yo-céntrico, donde el individuo se transforma en un microorganismo al tener el poder de comunicarse, de intercambiar información, de redistribuir, de mezclar cosas, de hacer sus propios vídeos y colgarlos para que los vean miles de personas. El periodismo va a sobrevivir a eso, pero de una forma diferente. Cuanto antes pueda adaptarse, mejor. (...)
Se muestra muy esperanzado con la emergencia de nuevos microorganismos. Le interesa particularmente la fuerza que en Estados Unidos está tomando el periodismo sin fines de lucro. Señala iniciativas online como la del Texas Tribune: preocupado por la ausencia de periodismo de investigación, un mecenas puso un millón de dólares -776.000 euros- sobre la mesa y recaudó otros tres millones más -2,32 millones de euros-, además de conseguir contribuciones de más de 1.500 personas que aportaron 90 dólares -70 euros- de media cada una.
Con ese capital, puso en marcha un equipo de primer nivel y creó una unidad de periodismo caro y de calidad. "Este tipo de iniciativas complementarán al periodismo con fines de lucro en el nuevo ecosistema", asegura. Habla del Voice of San Diego, que creó un brazo de periodismo de investigación sin fines de lucro; y por supuesto, de Propublica, la exitosa iniciativa liderada por el ex Wall Street Journal Paul Steiger que se hizo con el último Premio Pulitzer de periodismo de investigación.
También confía en las posibilidades del llamado data driven journalism, el periodismo que busca en grandes bases de datos. "El acceso instantáneo a bases de datos, por ejemplo, de los gobiernos, nos permitirá ver cómo es administrado el dinero público", ilustra, "esa es una de las conquistas de la democracia moderna, y lo va a ser cada vez más".
R. Sí, el lenguaje de Internet está por descubrir; o está por juntar todo lo que se descubrió. Pero no son los periodistas los que van a descubrir el lenguaje de Internet, son los usuarios. En el sistema media-céntrico del pasado, los descubrimientos los hacían los medios, que creaban productos y los probaban para ver si funcionaban o no. Ahora es la Red quien tiene el poder de la innovación. Las empresas de comunicación están siguiendo a la gente, no es al revés. Lo que se crea en las redes sociales, la producción de los aficionados, los blogs, determinan lo que está por venir.
La principal diferencia entre Google y los medios convencionales es que Google trabaja a partir de la perspectiva del usuario; y las empresas de medios trabajan desde la perspectiva de los productos. Diseñan productos y acuden al usuario para preguntarle: "¿Cómo puedo mejorar mi producto?", en vez de ir directamente a ver qué es lo que está haciendo el usuario, cómo reacciona, qué produce y qué consume. Es una lógica nueva, y pienso que la innovación y el nuevo lenguaje van a salir de allí.
P. Crear redes sociales alrededor de los medios, como ha hecho EL PAÍS, que acaba de poner a caminar su propia red social, Eskup, ¿forma parte de esa nueva lógica?
R. Claro que forma parte, es intentar adoptar esa lógica. Pero, una vez más, en eso, los medios llegamos tarde. Véase la fuerza que adquiere un medio como Twitter, y en lo que se ha convertido en dos o tres años. Los medios tradicionales van a seguir llegando tarde porque no consiguen romper la dificultad de la innovación. En primer lugar, porque tienen muchos compromisos con el statu quo: la primera preocupación de un periódico es no canibalizar el papel, por ejemplo.Eso supone una gran limitación. ¿Acaso es mejor que otros canibalicen en vez de canibalizarse uno mismo? Esta es la receta para un suicido: si alguien va a canibalizar tu producto, mejor que seas tú mismo el que lo haga. Los medios están sufriendo los efectos de unas tecnologías disruptivas, una ruptura tecnológica que afecta profundamente a su actividad. Es necesario tener una distancia para poder actuar con fuerza.
P. ¿Caminamos hacia un futuro de periodistas-programadores? La sección de tecnología de The New York Times tiene una gran reputación por su equipo de programadores...
R. Sí, The New York Times tiene un equipo de 10 personas en el departamento de noticias interactivas. Todos muy jóvenes, y la mayoría de ellos con formación de programadores. Pero más allá de eso, The New York Times es un periódico en el que, hace poco más de un año, el editor jefe dijo: "Ya no somos más una empresa de periódicos, somos una empresa de tecnología".
Hay que entender que la revolución digital está transformando productos en plataformas. Un periódico es una plataforma digital. Y tiene que ser entendido de esta manera, como un automóvil, que ya no es más un auto, es una plataforma digital móvil que transmite y recibe información todo el tiempo de forma digital. Será así cada vez más, el auto va a manejarse a sí mismo, apretaremos un botón y diremos: "Quiero ir a casa". Y el auto te llevará a casa. (...)
Y se despide a lo grande: "Los medios tradicionales tienen que aparcar la arrogancia de las últimas décadas. La arrogancia del poder que da tener las llaves de la puerta. Los medios tienen que abrazar la revolución digital y aceptar que los individuos se apoderen de la Red, intentar sobrevivir en el nuevo ecosistema.La información pasa a ser algo abierto, ya no es una información final, como antes, que se cierra y se publica. La información pasa a ser un proceso dinámico en la búsqueda de la verdad". (ROSENTAL C. ALVES: "Los medios deben aparcar su arrogancia". El País, Domingo, 05/09/2010, p. 5/6)
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