Harvard ha apostado por esta idea y ha pedido al oncólogo español que reproduzca el modelo de éxito logrado en Vall d'Hebrón. La fórmula se basa "en innovar en la investigación clínica, la experiencia que hemos conseguido con equipos multidisciplinares, el tipo de relación estrecha que tenemos con las compañías farmacéuticas y de biotecnología con las que desarrollamos ensayos clínicos y también el estilo de trabajar centrados en proyectos, en los que mezclamos la investigación clínica y básica para desarrollar nuevas moléculas contra el cáncer", dice Baselga.
Es un modelo que permite desarrollar la medicina individualizada. "Ahora puedes entrar por la puerta de una consulta y salir con el tumor secuenciado. Es decir, la capacidad de identificar lo que está pasando aumenta: puedes identificar el comportamiento del tumor, identificar los posibles tratamientos". A ello suma la aparición de medicamentos inteligentes, "que son mucho más específicos que los anteriores y que se pueden ir acoplando a cada alteración genética".
Su sueño es poder hacer futuros ensayos clínicos adaptativos. En este tipo de estudios será posible escoger los enfermos en función de sus alteraciones genéticas y decidir el tratamiento que recibe cada paciente en función de esas alteraciones. Hasta ahora, la investigación clínica es algo muy rígido. Muchas veces se realiza un estudio clínico con 8.000 pacientes. A la mitad se les trata durante tres años con el medicamento A, y al resto, con el B. A los cinco años se comprueba qué ha sucedido. "Esto se ha acabado", dice Baselga.
A partir de ahora se podrá llegar a hacer, por ejemplo, ensayos clínicos con 500 enfermas de cáncer de mama, a las que se les realizará un perfil molecular, analizando todas las proteínas y genes que exprese el tumor. "Decidiremos quién recibe qué tratamiento contra el cáncer en función de su perfil molecular, y a medida que avancemos en el estudio clínico, si viéramos que hay señales de que un grupo de tratamiento no funciona bien, dejaríamos de utilizar esa vía, nos adaptaríamos y probaríamos otra", explica.
Los estudios clínicos en poblaciones definidas, asegura, serán así más cortos, llevarán a conclusiones científicas más rápidamente y permitirán el desarrollo de nuevos fármacos contra el cáncer en un periodo muy inferior.
Los actuales test genéticos han aumentado considerablemente la capacidad de los médicos de saber qué tumor puede hacer metástasis y, por tanto, qué tumor se debe tratar." (El País, Domingo, 23/05/2010, p. 15)
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