Juan M. García-Gómez, Miguel Esparza y Montserrat Robles forman parte del grupo de investigación IBIME, de la Universidad Politécnica de Valencia. Su tarea es desarrollar sistemas de ayuda a las decisiones clínicas. Proyectos europeos como eTumour o Healthagents (dedicados al diagnóstico precoz en tumores cerebrales) llevan su huella, así como Curiam, la herramienta genérica de ayuda a la decisiones médicas.
"Esta clase de sistemas informáticos han sufrido muchos altibajos", explica Fernando Martín, director de nanobioinformática del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. "A veces han padecido el problema de unas expectativas demasiado ambiciosas". En los setenta, con el desarrollo de la inteligencia artificial, "se pretendió realizar a través de ellos el diagnóstico médico de forma automática".
Pero en los últimos tiempos están adquiriendo un nuevo auge. Ya no se las considera máquinas que hacen segundos diagnósticos robóticos, sino soportes para un diagnóstico humano lo más definitivo posible. Así, los médicos tienen menos motivos para recelar de los bioinformáticos.
Martín tiene una definición clara de los actuales sistemas de ayuda a las decisiones clínicas: "En esencia son programas de ordenador o páginas interactivas que cruzan la información personal de un paciente con el conocimiento biomédico existente sobre las enfermedades, para generar recomendaciones específicas. Los datos del paciente pueden ser clínicos (fisiológicos, bioquímicos, imágenes) o factores de riesgo (ambientales, hábitos de vida)".
Estas recomendaciones pueden servir para detectar incompatibilidades entre medicamentos o para guiar las fases de tratamiento. También se los puede considerar sistemas de alerta o incluso filtros para acceder a la información en el trato a un paciente determinado.
El área de Nanobioinformática del Carlos III ha generado la herramienta Diseasecard, que integra toda la información genética y médica.
También con la Universidad Politécnica de Madrid, el Carlos III ha impulsado un visualizador de guías de práctica clínica genómicas.
"En los dos casos", dice Martín, "se trata de sistemas que permiten, por una parte, conocer de manera sencilla las bases moleculares de una enfermedad genética y seguir un protocolo diagnóstico que tenga en cuenta el resultado de pruebas, y por otra, aportan al médico información sobre la relevancia clínica de una mutación o cambio en el ADN, conectándole con las bases de datos en Internet para ver la estructura de una proteína o la secuencia de un gen".
Se trata, pues, de llevar a la máxima expresión la personalización de la medicina y la atención médica: los sistemas de apoyo a la decisión tienen ahora mayor sentido gracias a la existencia de esa corriente.
"La máquina, a partir de ciertos algoritmos, razona como lo haría un médico para que ese profesional tenga los mayores datos para el tratamiento", indica Carlos Parra, del hospital sevillano Virgen del Rocío. El programa informático suele dibujar una especie de diagrama en árbol de los datos que afectan al paciente y, a través de mecanismos inteligentes, se deriva y ramifica en opciones que el médico solo no podría discernir." (El País, Ciberpaís, 01/04/2010, p. 3)
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