Las microalgas son otra de las esperanzas para darle utilidad al dióxido de carbono. El agua de mar, que llega por la misma toma que sirve para refrigerar la térmica, se introduce en unos tubos transparentes. Por allí, orientados al sur para aprovechar al máximo el sol de Almería, se introduce una solución de microalgas. El dióxido de carbono les ayuda a crecer. Como se trata de un proyecto experimental, la cantidad de dióxido de carbono que retirarán las microalgas es pequeña, hasta 110 toneladas de CO2 al año, el equivalente a lo que emiten 11 españoles.
Cuando la cantidad de microalgas es alta, se retira, se centrifuga y se liofiliza. Al principio queda una pasta similar a la de las espinacas congeladas. Las utilidades son enormes en función del tipo de alga que se utilice. En Las Palmerillas, los investigadores estudian con una llamada Scedenesmus almeriensis, entre otras. Esta especie, patentada por los científicos españoles, tiene un gran contenido en luteína, un pigmento utilizado en medicina, como antioxidante, y en fármacos contra la degeneración de la mácula ocular.
Pero hay muchas más utilidades. Por todo el mundo, grupos de investigación buscan microalgas que crezcan rápido, que necesiten poca superficie y que, además de crecer a costa del CO 2, produzcan un aceite que se pueda utilizar como combustible. Endesa quiere conseguir biodiésel y construir una biorrefinería junto a la tradicional térmica de carbón." (El País, ed. Galicia, Vida y artes, 05/04/2010, p. 26)
No hay comentarios:
Publicar un comentario