"La Fundació CIM es una entidad adscrita a la Universitat Politècnica de Catalunya · Barcelona Tech (UPC) que tiene como misión institucional transferir conocimientos de ingeniería y gestión de la tecnología a las empresas y profesionales que buscan ampliar las posibilidades de la industria del territorio a través de la creación, mejora y promoción de sus productos y procesos de fabricación.
Como instituto perteneciente a una universidad pública, también tiene
como prioridad acercar la fabricación a la sociedad, ayudando a romper
la barrera entre las personas y la tecnología digital vinculada al
“manufacturing”, acogiéndolas bajo el criterio de que se generen puestos
de trabajo de gran valor añadido.
La actividad de la Fundació CIM en investigación y desarrollo de
tecnologías de fabricación digital es de interés tanto para la
ciudadanía –que la puede aplicar en nuevos modelos de negocio-, como
para el tejido industrial –que debe innovar y crear valor añadido que lo
capacite para competir en el contexto internacional-.
La Fundació CIM quiere estar al lado de las personas y las empresas
para facilitarles herramientas en un entorno que está cambiando las
reglas del juego de la mano del impacto de la fusión entre el mundo
digital y el mundo de la fabricación.
Su presidente, Felip Fellonosa, demuestra el fruto de esta política
en una entrevista concedida al diario la Razón sobre la aplicación,
junto con el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, de la impresión 3D a
la medicina y de la que, por su interés, nos hacemos eco:
–La impresión 3D no deja de sorprender con noticias como que
un niño con una escoliosis grave puede volver a sentarse gracias a esta
tecnología o que en un futuro cercano podremos imprimir a nuestra
pareja. ¿Cuántas cosas se pueden hacer?
–En la pantalla de un ordenador podemos ver desde un correo
electrónico a una pieza diseñada en 3D. En el momento en que tienes una
pieza dibujada piensas, ¿esto no lo podría tener encima de al mesa? Y de
la misma manera que puedes imprimir en papel el texto en word que hay
en la pantalla de tu ordenador, con el 3D pasa lo mismo. Desde el
momento en que se puede dibujar una pieza en 3D y rotarla en la
pantalla, se crea la necesidad de tenerla encima de la mesa. Ya en 1989
aparecen los primeros sistemas de impresión en 2D.
–¿Se imprime con unos materiales concretos?
–Los primeros modelos eran más limitados, pero en paralelo hubo una
revolución de los materiales. En el Centro Avanzado de Automoción de
Bilbao, para hacer reactores de aviones ya se trabaja con titanio. Hay
mucho trabajo por hacer, pero dime un material y te diré se imprime en
3D.
–La madera
–También se imprime madera, en láminas, como si fuera papel
–Hace 100 años Henry Ford revolucionó la industria con el
trabajo en cadena, ¿la impresión en 3D está alterando la industria como
entonces?
–Nadie duda de que estamos ante la Revolución Industrial 4.0, en un
momento disruptivo. El fordismo hizo factible superar los grandes costes
del trabajo artesanal y democratizó el acceso a los bienes: bajaba el
coste en base a la producción, que también se abarataba, y de esto hemos
vivido y seguimos viviendo.
Con la impresión en 3D, se propone volver a
lo artesanal, pero con los costes de la fabricación en serie. Es
interesante porque Henry Ford nos decía «tendrá un coche siempre que sea
negro» y ahora con la impresión 3D puedes elegir el color y cuesta lo
mismo. No hay un sobrecoste por personalizar. Además, hoy puedes tener
una impresora en 3D en casa por el precio de un smartphone
–¿Estos robots sustituirán la mano de obra de las personas?
–No, porque tras una impresión en 3D hay mucho trabajo manual. Toda
pieza empieza con un proceso de creación. Alguien debe proyectar la
pieza que quieres imprimir en 3D.
–¿En muchas aulas todavía se aprende como en la escuela
industrial del siglo XIX, clase, timbre, clase ... la revolución en la
industria va acompañada de una revolución en la escuela?
–Se ha de cambiar la ecuación para poder formar a los trabajadores
del futuro. La impresión 3D es una buena herramienta para trabajar con
proyectos que fomentan la creatividad, pues se aprende haciendo. En la
Fundación CIM de la Universidad Politécnica de Catalunya estamos
formando a profesores de la ESO y de FP, incluso, ayudamos a redibujar
un plan de estudios y a crear nuevas titulaciones.
–Y ¿qué título de nueva formación reclama la industria?
–Un técnico de prototipaje.
–¿La industria automovilística es pionera en el uso de la impresión 3D?
–La industria de la automoción y de bienes de consumo, como
electrodomésticos, son pioneras en utilizar la impresión 3D para crear
prototipos. Pero una vez tienen el producto apuestan por la fabricación
en serie, como toda la vida. Sin embargo, hay sectores como la
aeronáutica o empresas de material médico que se han lanzado al
manofacturing.
–Empresas que, por ejemplo, producen material médico en pocas
cantidades ¿pueden utilizar los servicios de impresión del CIM,
teniendo en cuenta que son máquinas muy caras que no todas las pymes
pueden comprar?
–Hay empresas, cuyo valor añadido es el I+D. En el CIM, por ejemplo,
damos servicio a una empresa de material médico que imprime 200 piezas
cada año. Estas piezas son la carcasa donde va el dispositivo
electrónico que ellos han desarrollado con su I+D. El CIM ofrece un
«service bureau» que a muchas empresas les interesa que sea local porque
ellas invierten en productos de gran valor añadido y les interesa tener
relocalizado este servicio. Es mejor hacerlo en casa que no en un país
lejano. No interesa tanto el bajo coste laboral, como la logística.
–Una de las colaboraciones que ha dado los frutos más
gratificantes es con el hospital Sant Joan de Déu. A un equipo de
pediatras se les ocurrió imprimir tumores que parecían imposibles de
operar para practicar y lograron intervenir y salvar la vida de niños
que estaban desahuciados.
–¡Es la foto que preside mi despacho (un tumor en 3D)! Revela el
potencial de la personalización de cosas que no se hacían y que son
necesarias. Ante un caso crítico de operación tener un prototipo en 3D
en la mano puede marcar la diferencia entre hacer o no la operación.
Nosotros somos su taller para poder hacer este prototipo
–¿Cómo nace esta colaboración?
–Parten de liderazgos personales. En Sant Joan de Déu, hay un equipo
médico brillante, dinámico y muy humano encabezados por los doctores
Lucas Krauel, Jaume Mora y el departamento de R+D dirigido por Jaume
Pallerols que empezaron a explorar. Innovamos juntos. Hacíamos un
prototipo con el tumor y otros sin para que los doctores pudieran ver y
tocar las venas que hay dentro. Estamos aprendiendo juntos.
Cuando nos
traen un caso, estudiamos qué hacemos. El reto ahora es cómo conseguir
que esto sea una herramienta común. Un médico debería poder imprimir en
3D, igual que tiene la radiografía al momento de un paciente que se ha
todo la muñeca, pero hay un tema de costes. Sant Joan de Déu ya tiene
una impresora sencilla en 3D para que los casos que no requieren mucha
complejidad los puedan hacer ellos. Es un primer paso.
–Otro paso para democratizar la impresión 3D son los FABLABS
–Una vecino de Barcelona puede entrar e imprimir en los FabLabs del
Ayuntamiento. Gente que quiere hacerse una jaula para cazar mariposas o
quiere arrancar una startup. También vienen escuelas, niños de barrios
difíciles que ven que con estas máquinas hacen cosas, una carcasa del
móvil, por ejemplo. Los profesores nos dicen que la impresión 3D ayuda a
luchar contra el fracaso escolar y a crear vocaciones para seguir
estudiando porque los chicos ven «ipso facto» la recompensa de su
esfuerzo. Es el primer paso para salvar la industria.
–Adidas imprimió una serie de bambas en 3D, ¿debe temblar la industria de la moda?
–Debe temblar «Tiger» o los «chinos». Sobre una camiseta puedes imprimir un relieve, en cambio, puedes imprimir tu escritorio." (Imprimalia, 03/11/17)
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