"(...) Internet no es eso. El mundo que vivimos no es sólo el mundo que
ahora gestiona y se gestiona con un nuevo factor determinantemente
digital. Es todo. No es tan solo una herramienta.
No es el volante, ni
las ruedas, ni el cambio de marchas, no es el motor, no es el asiento de
atrás, no es el semáforo, no es el guardia que indica por donde pasar y
cuando, no es el sistema de control de tráfico, no es el mecánico, no
es el fabricante, no es nada de todo eso.
No es el coche, no es el
vendedor, no es el anunciante, no es el creativo, no es nada de todo
eso. Internet es el espacio donde todo sucede y lo hará ya de manera
incontrolable para siempre. Evolucionará hacia la cuarta revolución
industrial pero esa ya no será ni tan siquiera industrial, será de otro
modo que apenas podemos identificar.
No hará falta ser pacientes. Será pronto. La velocidad a la que todo
ello se aproxima es espeluznante. Cada vez toma mayor velocidad y apenas
nos adaptamos, pero lo hacemos y sucede en todas partes.
Hoy en día vivimos bajo la influencia de los ecosistemas. Apple y su App Store, Amazon u otros. Sus competidores ya no pueden sólo competir con ‘buenos productos’, necesitan ecosistemas, comunidades interconectadas. Ese ejemplo deja claro que el ‘mercado’ ya no es un mundo repleto de individuos, es un individuo capaz de ser clasificado como la parte fundamental de tu proceso comercial. Sin comunidad no hay nada.
No se trata sólo de redes sociales, que también, sino de entender la
magnitud de la tragedia. Un mercado líquido pero atractivo, donde,
pequeñas empresas, nacidas de una buena idea, o no tan buena, se
convierten en un proyecto de comunidad capaz de integrar en su
arquetipo, en su funcionamiento, los caracteres básicos de ese
comportamiento que nos lleva a la Cuarta Revolución Industrial, llámala
como quieras, pero habrá que llamarla.
Apple en su esfera, Marketo para el marketing, Xero para la contabilidad, Tidemark para el ERP, Kareo para la medicina, IBM para la inteligencia artificial.
Todos construyen plataformas, todo son plataformas. Ya no existen webs.
Ya no hay redes sociales. Todo se está transformando en algo genérico,
profundamente conectado.
Mientras que en épocas anteriores, las empresas competían sobre la
base de la eficiencia, la capacidad y el rendimiento, ahora deben pensar
en términos de ampliar y profundizar sus conexiones.
Hace relativamente
poco Elon Musk abrió sus patentes
de coches eléctricos en una decisión inédita en el sector. Toyota hizo
lo mismo con el de hidrógeno. Es parecido a lo que IBM hizo con la
aportación de mil millones de dólares y así contribuir a la comunidad
Linux. Todo lo abierto y accesible ha ido sustituyendo, y cada vez será
en mayor medida, a lo cerrado.
Por eso, las guerras entre quienes consideran que el comercio electrónico se llevará por delante las tiendas físicas, o que las plataformas sociales se ventilaran taxis,
hoteles, agencias de viajes (ayer vi una), tiendas de música (¿que es
eso?), o lo que sea, son agresiones que se deben evitar, no enfocan
correctamente. Esto no va de si algo debe quedarse a costa de otro que
quiere venir. No hay opciones de ese tipo. Como decía Heather O’Rourke
en Poltergeist, ‘ya están aquí’. (Marc Vidal, 08/04/2015)
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