"Günter Finkenzeller, director del Departamento de Investigación de
Ingeniería de Tejidos y Cirugía Plástica de la Clínica Universitaria de
Friburgo (Alemania), ha informado al Servicio de Radiodifusión
Internacional de su país (Deutsche Welle) de su proyecto de imprimir en
3D huesos con vasos sanguíneos incorporados que así se ensamblarían
mejor con los tejidos naturales del cuerpo.
"Esta técnica supondría una mejora decisiva, ya que lograríamos ganar
tiempo", explica el profesor Finkenzeller, que añade: "En este caso,
sólo sería necesario unir los vasos sanguíneos del propio paciente con
los de la impresión en el espacio existente entre el implante y los
tejidos adyacentes. El implante quedaría irrigado con sangre
relativamente rápido.
Con otros métodos documentados en la literatura
médica, hay que dejar que los vasos sanguíneos emerjan del implante a
partir del tejido adyacente, un proceso que puede durar hasta dos
semanas, demasiado tarde para muchos tejidos artificiales. (...)
El primer paso será desarrollar una impresora adecuada. Uno de los
problemas a los que se enfrentarán los investigadores será el hecho de
que las impresoras 3D solo admiten materiales sintéticos. Funcionales y
resistentes, pero el cuerpo humano no los tolera especialmente bien.
"Queremos una impresora 3D que permita imprimir determinados fluidos
-los llamados hidrogeles- provistos de células humanas", dice
Finkenzeller.
"Queremos imprimir osteoblastos, es decir, células generadoras de
tejido óseo. También planeamos imprimir células endoteliales, o sea, las
que recubren por dentro los vasos sanguíneos", continúa el
investigador.
Para que todo el proceso funcione, los hidrogeles deben
portar, si es posible, células del propio paciente. Finkenzeller dice
que en el futuro podrían usarse células madre, que se encuentran en todo
el cuerpo y que podrían cultivarse en el tejido graso. Los
investigadores transformarían después estas células madre en células
óseas, que incorporarían a los hidrogeles para imprimir.
Los investigadores de Friburgo no creen que en los tres años que dura
su proyecto consigan este objetivo. Lograrlo y trasladar la técnica
para su aplicación en consultas y hospitales es una meta a largo plazo,
que Finkenzeller estima entre 7 años y una década. Pero cuando llegue el
momento, el concepto de medicina personalizada podría adquirir una
nueva dimensión. Por medio de radiografías y tomografías, los médicos
podrían hacerse una idea exacta de qué partes óseas del paciente deben
ser sustituidas.
Las impresoras 3D lograrían reproducir su forma exacta y, al ser
utilizadas las células madre del propio paciente, podrían imprimir el
implante óseo perfecto. Esto se aplicaría, por ejemplo, en caso de un
cáncer óseo. Los huesos afectados podrían sustituirse. Pero no sería el
único campo de aplicación de las impresoras 3D.
"Tienen un potencial muy
alto, no solo en el ámbito de los tejidos óseos, sino en el de
cualquier tejido que deba ser sustituido, ya sea piel o cartílago",
explica Finkenzeller. "Si uno piensa en la cantidad de personas que
padecen artrosis, nos encontramos con otro extenso campo de aplicación".
Imprimir un hígado
John Hunt va aún más allá. Hunt es director del Centro de Ingeniería de
tejidos de Liverpool y está convencido de que un día las impresoras 3D
serán capaces de imprimir órganos completos. "Pueden imprimirlo todo.
Eso es lo maravilloso de estas impresoras", dice Hunt a Deutsche Welle.
"Podríamos empezar a pensar en imprmir un páncreas, un hígado o un
órgano similar". Suena a ciencia ficción y Hunt admite que un órgano
procedente de impresora no sería cien por cien lo mismo que uno
auténtico que el paciente recibe en un trasplante.
"Pero no habría que imprimir un hígado tal y como lo conocemos",
explica. "Bastaría con imprimir un órgano que funcione a nivel
metabólico como un hígado, pero no hace falta que tenga su apariencia".
La gran ventaja es que el paciente no debe esperar años hasta que
finalmente aparezca un donante.
Es cierto que el órgano impreso tardaría
un tiempo en empezar a funcionar dentro del cuerpo, pero cuando se está
en una lista de espera, nunca se sabe cúando va a poder recibirlo.
Poner el énfasis en las características funcionales del órgano y no en
su apariencia puede suponer una ventaja. Hunt lo explica con la
siguiente comparación: "Los mapas de las ciudades antiguas, por ejemplo,
son a veces caóticos, con intrincados recorridos. En cambio las
ciudades nuevas están diseñadas de manera lineal, con ángulos rectos y
esto resulta mucho más eficiente" (Imprimalia, 12/04/2015)
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