"(...) Byrne apunta a una responsabilidad de Spotify y plataformas similares
que, en realidad, debe recaer, como sí dejaban entrever Yorke y
Godrich, sobre quienes son en realidad los responsables de ese mal
reparto que únicamente deja migajas en los bolsillos de los artistas:
las grandes discográficas.
La gran realidad detrás de la transición de la industria de la música
es que las grandes discográficas, sometidas a un proceso de
consolidación que no hace más que incrementar su poder como oligopolio
que paga a uno de los lobbies con mayor capacidad de influencia política
del mundo, se las han arreglado para mantener los porcentajes que
aplican como comisión, a pesar de no tener ya que incurrir en muchos de
los costes que en épocas anteriores tenían en su cadena de producción.
Mientras lloriqueaban que su negocio moría y afirmaban que con ellos
moría la música, la realidad era que su negocio no hacía más que mejorar,
y que la sustitución de los canales físicos tradicionales por los
nuevos canales digitales fue algo que aprovecharon para mejorar su
cuenta de resultados a costa de los artistas.
Atribuir el problema de los escasos ingresos que Spotify deja a los
artistas a la propia Spotify resulta completamente absurdo cuando en
realidad, Spotify entrega el 70% de sus ingresos a las discográficas en
concepto de royalties, y que son esas discográficas las que reparten con los creadores y los músicos en acuerdos que, en el caso de las majors,
suelen estar en torno al 15% (algunas discográficas independientes lo
plantean de manera algo más justa y reparten lo que perciben al 50%).
El
hecho de que las discográficas sean accionistas de Spotify, única
manera que Daniel Ek encontró para poder tener acceso a su catálogo,
hace que la responsabilidad recaiga, de nuevo, sobre ellas mismas.
En un momento en el que las discográficas deberían haber reducido los
costes de producción (los avances en tecnología hacen que hoy se pueda
obtener una producción de nivel profesional con una inversión
sensiblemente menor), de soporte (el soporte ya no es físico), de
distribución (el movimiento de los bits es infinitamente más barato que
la logística de productos físicos) y de marketing (una parte
significativa del marketing lo hacen los propios fans), la realidad es
que los porcentajes de reparto se han mantenido muy parecidos.
¿Realmente aportan tanto las discográficas a la creación musical como
para que se justifiquen esos porcentajes de reparto?
El problema sigue viniendo del mismo tema: las discográficas afirman
que, a pesar del teórico descenso de barreras de entrada que ha supuesto
la popularización de la red, los grandes éxitos de la música siguen
correspondiendo a lanzamientos llevados a cabo por ellas, mientras que
“la red” como tal no ha alumbrado a prácticamente ningún artista nuevo.
¿Es esa situación real? ¿O se corresponde más bien con el control que
esas grandes discográficas mantienen sobre canales de distribución
tradicionales como la televisión o la radio FM? No, que los artistas
reciban poco de plataformas de streaming como Spotify no es un
problema derivado de esas plataformas, sino de unas discográficas que se
niegan a renunciar a unas comisiones que ya no les corresponden en
función del trabajo que hacen.
Y si los artistas deciden dejar de
alimentar a esas discográficas, se encuentran con que su acceso a
canales de distribución para su música como la televisión o la radio FM
se ve sensiblemente deteriorado, lo que lleva a que, salvo excepciones,
no lleguen a los oídos del gran público.
Lanzarse a la industria de la
música por cuenta propia tratando de tener un control total sobre tu
música, o incluso hacerlo a través de una discográfica independiente
supone no tener prácticamente llegada a esos canales y, por tanto, estar
condenado al ostracismo de las listas de éxitos.
Poner el énfasis en plataformas como Spotify es un error. El enemigo,
el que se está llevando la verdadera porción importante del pastel… es
el mismo de siempre. Antes, al menos, justificaba con los costes de sus
actividades el margen que retenía. Ahora, ni siquiera eso." (Enrique Dans, 19/10/2013)
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