"Hace cuatro décadas se propuso una manera verde de
salir de la recesión. Lucas Aerospace, importante empresa diseñadora y
fabricante de aviones de combate y sistemas de misiles, declaró su intención de
cerrar una serie de plantas y dejar sin empleo al 20% de su contingente
laboral, cifrado en 18.000 personas.
El comité conjunto de delegados
sindicales, que representaban a los 13 sindicatos de la empresa, decidió
elaborar "un plan empresarial alternativo encaminado a una producción
socialmente útil y medioambientalmente deseable".
Envió un cuestionario a
las 17 plantas de la empresa, así como a expertos de fuera, pidiéndoles un
inventario de capacidades y maquinaria con la que ya contaran, e ideas acerca
de lo que deberían hacer.
Los trabajadores de la empresa – tanto de cuello
azul como de cuello blanco – respondieron de modo entusiasta. De la, s 150 ideas
que les llovieron, el comité escogió doce para presentar su plan de 1976, entre
ellos un sistema de soporte vital portátil, un sistema de frenado más seguro
para autobuses y vagones, ingenios robóticos por control remoto para la minería
y la lucha contra el fuego y vehículos “hobcart” para ayudar a manejarse a las
personas con espina bífida.
Algunos de los productos parecen hoy pasados de
moda: otros, como el coche híbrido (en lo fundamental un Toyota Prius) fueron
proféticos; los hay incluso, como un vehículo para carretera y ferrocarril de
especial utilidad en países en desarrollo, que siguen siendo innovadores.
El plan generó un inmenso entusiasmo. El
parlamentario Bob Cryer describió su estrategia de empleos para la paz en lugar
de la destrucción como "una de las más importantes cruzadas morales que
haya visto este país en el siglo XX".
Hasta su cese por Harold Wilson, el
entonces ministro de Industria, Tony Benn [célebre líder de la izquierda
laborista] apoyó el plan, pero al final tanto Lucas Aerospace como el gobierno
laborista rechazaron el plan.
La empresa enfrentó a los diferentes sindicatos
implicados, se negó a reconocer al comité conjunto y resistió todos los
intentos de desafiar su derecho a decidir qué debía fabricar.
Aunque, tal como Marxism Today [revista
británica de izquierdas de finales del siglo pasado] sugirió en aquella época,
el "socialismo en una sola empresa" apenas sí representa una
propuesta viable, sin embargo, el plan de Lucas tiene todavía mucho que
decirnos hoy en día.
Demostraba que los trabajadores manuales y los ingenieros
podían trabajar juntos. Probaba que a los sindicatos no les hacía falta
solamente protestar y resistir – en su papel de decir "no" – sino que
podían también ser iniciadores de ideas positivas.
También ponía en tela de
juicio algo de la presunta tecnofobia de la izquierda. Los que concibieron el
plan no eran un hatajo de tipos alternativos: surgió del corazón del movimiento
sindical tradicional, y proponía recualificar a los descualificados. (...)
El plan de los trabajadores de Lucas llevaba por
subtítulo "Una alternativa positiva a la recesión y el paro". Nunca
se ha necesitado con tanta urgencia una alternativa socialmente útil y
medioambientalmente sostenible. Sí, hay alternativa." (Sin Permiso, 19/02/2012, 'Empleos verdes: una utopía de la que estuvimos cerca', de
Anne Karpf)
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