La investigación militar española sigue envuelta en el silencio, más que en el secreto, atacada por la sospecha y los prejuicios fóbicos. En el cuarto país europeo que más invierte en I+D+i militar, nadie parece al tanto de las actividades que tienen lugar en los gigantescos centros tecnológicos del Ejército, nada se sabe de sus proyectos estrella, no se discute si ese dinero está bien invertido y hasta qué punto se justifica que los fondos públicos alimenten la creciente industria de Defensa.
Las 850 empresas del sector que capitanean firmas como Navantia, Indra, Santa Bárbara-General Dynamics, GMV, Tecnobit, EADS-CASA, Sener, Amper, IT-Rolls Royce... sostienen 18.000 empleos directos y 50.000 más indirectos, y facturan unos 3.600 millones de euros anuales, el 40% de los cuales procede de la exportación, a Europa, en su gran mayoría. "La cosa funciona", asegura el catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid Vicente Ortega. "Somos uno de los países que más retornos financieros obtiene de su participación en los proyectos de la EDA (Agencia Europea de Defensa). Los indicadores de eficiencia del INE (Instituto Nacional de Estadística) muestran que los consorcios vinculados a Defensa son, hoy, tras la industria farmacéutica, los que más tiran de la economía. Hay un buen plantel de ingenieros y empleos de calidad", señala.
Hablar de I+D+i militar está, sin embargo, mal visto en la sociedad española; es casi tabú en ambientes académicos que tienden a reducir esas actividades al "matar más y mejor" y a obviar el problema de la seguridad. El hecho de que una docena de universidades y 2.600 investigadores, encabezados por el ex director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, se hayan declarado objetores a la colaboración con el Ejército parece probar que la aplicación de la ciencia a lo militar sigue generando sentimientos de vergüenza. Y es que una parte nada desdeñable de la opinión pública ve en eso una aberración o un despropósito. "La I+D militar constituye una auténtica anticiencia" (...). "Queremos que se conozca qué grupos de investigación se dedican a la I+D militar y acabar con el secretismo", proclamaba la Fundació per la Pau en una de sus pasadas campañas. (...)
Da igual que la empresa pública Navantia venda fragatas a Australia y Noruega; que gracias a sus satélites, el Ejército disponga de cobertura para la transmisión de datos y voz desde Denver (Estados Unidos) a Singapur; que la Armada esté ensayando un revolucionario sistema de propulsión energético independiente de la atmósfera para sus nuevos submarinos S-80, ingenios a medio camino entre lo atómico y lo convencional. Suiza y varios países del Este se muestran interesados en el complejo de radares electromagnéticos y visores ópticos del SIVE (Sistema Integral de Vigilancia del Estrecho), mientras el sistema radar Lanza 3D, piedra angular de la red de defensa aérea española, está siendo exportado preferentemente a Latinoamérica. (...)
"Lo único que distingue a la I+D civil de la militar es el carácter finalista, ya que ambas comparten la misma tecnología. La dicotomía carece de sentido", subraya el teniente general José Manuel García Sieiro, director general de Armamento y Materiales. Es lo mismo que con similares palabras repiten muchos científicos. "Las tecnologías civil y militar tienden a confundirse", dice Vicente Ortega. Los propios simuladores de Indra aportan un ejemplo de utilización dual. Creados originalmente para el Ejército, han dado paso a los simuladores de ambulancias, de autobuses urbanos, de camiones de bomberos, de coches policía, de helicópteros... El mayor centro de formación de pilotos civiles del sureste asiático, ubicado en la isla china de Hainan, se rige por el sistema de la empresa española.
"Lo imperdonable es que no haya coordinación, cuando ya la hubo en el pasado", subraya el ex ministro Eduardo Serra. (...)Según Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), "estamos pagando el precio de la identificación de lo militar y el franquismo", y también, "un segundo pecado que fue servirse del I+D como pantalla para fabricar o comprar armas o hacer aplicaciones sin casi valor investigador añadido". Ese "segundo pecado" explicaría muchas de las actitudes refractarias porque, en efecto, hubo un tiempo en el que, por temor al déficit presupuestario, el Gobierno pagó el equipamiento y modernización del Ejército con dinero teóricamente destinado al I+D. "Por culpa de esas conductas, España figuró injustamente entre los países de la OCDE de menor eficiencia en I+D público", reprocha Joan Mulet, director general de la fundación COTEC para la Innovación Tecnológica. (...)
"Formamos parte del reducido club de países autosuficientes en la transmisión de datos por satélite y, a falta de los submarinos S-80, que nos situarán en la élite de los sumergibles con una tecnología original, somos ya la tercera flota europea, detrás del Reino Unido y Francia que, por su fuerza nuclear, tienen otra dimensión. El portaaviones Juan Carlos I de tecnología aeroespacial y las fragatas F-1 nos dan un altísimo nivel", asegura. Es un juicio que Eduardo Serra comparte plenamente. "Tenemos un Ejército muy bien dotado tecnológicamente, pese a que el presupuesto militar es dos, tres y hasta cuatro veces menor que el del Reino Unido, Francia y Alemania. Con 130.000 efectivos, puede resultar pequeño de tamaño, si se quiere, pero es altamente disuasorio porque dispone de una gran capacidad militar", afirma. (...)
Esperar que el Ejército publicite sus investigaciones secretas parece un ejercicio inútil, pero esas reservas no impiden desplegar una panorámica genérica de sus trabajos. El largo listado de investigaciones en marcha incluye técnicas de cifrado y fusión de datos, barridos electrónicos y sistemas para el combate infrarrojo, redes de sensores desplegables, desarrollo de escáneres activos y pasivos de milimétricas y terahercios, munición inteligente y medios no letales, sistemas defensivos de detección y neutralización de misiles, sustitución de los agentes descontaminantes, aplicación de la biotecnología para la protección individual...
"Somos muy buenos en óptica espacial y acústica submarina, en nanotecnología, en ensayo armamentístico, blindajes, materiales explosivos y electrónica; tenemos el operador de comunicaciones por satélite Indesat, que es un ejemplo de éxito industrial español; progresamos en transmisión por ordenador, fibra óptica, armamento, blindajes, aviones de observación no tripulados, lanzadores de misiles con pilas de combustible de energías renovables y en equipamiento del combatiente futuro", indica el general José Luis Ors, director del complejo de La Marañosa.
El catedrático Vicente Ortega comenta que, entre otras cosas, los militares están experimentando con un material textil "inteligente", camisetas con sensores que mantienen al soldado localizado en todo momento y registran y transmiten sus parámetros vitales: palpitaciones, sudoración, hasta el punto de que puede detectársele la ansiedad o el miedo e interpretarse su estado psicológico. "También se está estudiando la transmisión de órdenes a través de sensores cerebrales para poder acelerar las reacciones del combatiente. Parecen cosas de la ciencia-ficción cinematográfica, pero ya hemos visto que estas cosas terminan haciéndose realidad", dice. (...)
La doctora en Física Marina Díaz Michelena es uno de los centenares de científicos civiles que trabaja en proyectos de utilidad dual auspiciados por Defensa. Investiga en el INTA calificando sensores magnéticos miniaturizados para misiones espaciales, un campo de investigación prácticamente virgen en nuestro país. "Sabemos que el sensor del futuro vendrá de la mano de la micro y nanotecnología, y nos proponemos ser los más ágiles en la validación de ese sensor. También nos ocupamos de la planificación magnética de las misiones y la explotación de los datos en órbita", señala." (El País, Domingo, 21/02/2010, p. 14/5)
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