"Parece que siempre estamos en lo mismo, damos un paso adelante y dos atrás. Yo creo que hemos conseguido cosas. Se han creado una serie de centros -como el nuestro, el CNIO, el IRB de Barcelona, el bioGune vasco, etcétera- que han roto moldes porque tienen un nivel de calidad muy alto, no hay funcionariado y poseen una serie de recursos importantes.
El CRG le cuesta a la Generalitat catalana 11 millones de euros al año y un millón más que viene del Gobierno central. No hay ninguna autonomía en España que no pueda invertir 12 millones... Y no hace falta hacer 50 centros por autonomía, con uno es suficiente.
Con que cada autonomía tuviera un centro como el nuestro, España estaría en el primer nivel de investigación en Europa. Pero hay que hacerlo bien. Lo ideal sería que todos esos centros autonómicos pertenecieran a una sociedad tipo Max Planck, con unos criterios mínimos convergentes de calidad, funcionamiento, contratos... La proyección internacional sería mucho más alta y tendríamos una visibilidad mayor." (Luis Serrano, El País, 11/01/2009)
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