Ante las presiones, Paraguay ha aprobado una legislación que prohíbe la venta de tierras a extranjeros (después de que un campesino resultara muerto de un disparo de la policía cuando pretendía desalojarlo de la finca comprada por un brasileño para cultivar soja). (...)
Algo une a los países ricos en esta búsqueda de tierra foránea para alimentar a sus habitantes (entre otros, China, India, Japón, Malasia, Corea del Sur, Egipto, Libia y la gran mayoría de los países del golfo Pérsico): crecimiento económico acompañado del demográfico, pero falta de superficie agrícola o de agua. Todos ellos son importadores de comida. Todos se han visto afectados por la crisis de precios de los alimentos. (...)
Algo une también a los países que venden o alquilan sus tierras, (a bajo precio para los estándares de los ricos): la mayoría son pobres, requieren de inversiones y transferencia tecnológica y necesitan desesperadamente aumentar su producción agrícola. Y disponen de terreno. En teoría.
"Hay que ir con cuidado cuando se habla de tierra disponible o cuando los Gobiernos de países pobres hablan de espacios marginales o abandonados. Y es que la tierra se usa. Tal vez no bajo los parámetros occidentales de propiedad privada, pero se usa: por pastores que alimentan a su ganado de forma estacional, lo que permite la regeneración de la vegetación, por pequeños agricultores de forma comunal, por tribus indígenas sin títulos de propiedad...", explica Michael Taylor, portavoz de International Land Coalition. (...)"Lo hemos visto en varios casos en empresas de producción de biodiésel. Compensan con algo de dinero a los agricultores y éstos acaban emigrando a los barrios de chabolas de las grandes ciudades, sin tener nada que hacer", dice Mitambo desde Kenia, que recalca que en muchas ocasiones las empresas no aceptan terrenos bautizados como "marginales", sino que "buscan los más fértiles, con más agua (ocupados por pequeños agricultores), o, simplemente, áreas de bosque que convertir en terrenos fértiles tras desforestarlos. Eso ha pasado en Etiopía, por ejemplo".
El responsable de la FAO cree que los países importadores "deberían preguntarse si realmente es necesario adquirir la tierra", dado que considera que hay otras posibilidades, como la formación de empresas conjuntas o la firma de contratos bilaterales equitativos con los países pobres que, "deben, por su parte, asegurarse de que las condiciones del acuerdo son beneficiosas, proporcionan empleo, transferencia tecnológica y se imbrican en la economía local". (El País, ed. Galicia, 10/12/2008, p. 28/9)
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