28/6/18

La impresora de 3D de Guillermo ubicada en su habitación, tiene un horario de trabajo de ocho horas de lunes a viernes. Controlada con su móvil, imprime piezas de las prótesis que este ingeniero madrileño ha diseñado para personas sin brazo pero que tampoco tengan codo... en Kenia

"La impresora de 3D de Guillermo Martínez, ubicada en su habitación, tiene un horario de trabajo de ocho horas de lunes a viernes. Controlada con su móvil gracias a una cámara, tiene la responsabilidad de imprimir las piezas de las prótesis que este ingeniero madrileño ha diseñado especialmente para personas sin brazo pero que tampoco tengan codo. 

Un sistema sencillo que permite a la persona en cuestión coger objetos con un pequeño balanceo del hombro.

¿Cómo acaba uno comprándose una impresora 3D y termina en Kenia entregando sus primeras prótesis diseñadas? “Me compré una impresora porque quería tener algo que crease cosas”, cuenta Guillermo. 

Y empezó a conocer proyectos de asociaciones que tenían diseños para imprimir prótesis. “Tenía un viaje preparado a un orfanato de Kenia con la ONG Bamba Project y me replantee preguntar si gente de la zona necesitaba prótesis. Me dijeron que sí y me empezaron a mandar fotos y medidas”. 


El problema es que los diseños subidos a internet estaban destinados a prótesis para persona con codo o muñeca, pero no para quienes solo disponían de hombro, como en el orfanato del Valle del Rift al que iba a viajar Guillermo. Basándose en prótesis antiguas, desarrolló la suya propia, ajustable con un arnés y creadas ‘ad hoc’ para cinco personas de la región. 

Sin saber si aquello iba a ser útil, metió las piezas en la maleta, cogió un avión y aterrizó en Kenia. “Me acuerdo de mis pensamientos antes de llegar. No conocía la situación, no sé cómo iba a reaccionar yo, si les iba a gustar… Una sensación de nerviosismo porque era la primera vez que lo iba a probar en una persona”. 

Todas las dudas desaparecieron cuando el primero de sus ‘pacientes’ cogió su gorra gracias a su invento y su sonrisa fue infinita. Guillermo tampoco pudo disimular la suya. “Después de nueve meses me han mandado un vídeo de esa primera persona arando, cogiendo bolsas, cosiendo a máquina… Le ha cambiado la vida, es una pasada”. Y todo por unos 30-35 euros y unas 16 horas de trabajo de la impresora. 


Tras ese viaje nació Ayúdame 3D, un proyecto independiente y personal. “Cuando volví de Kenia abrí un bote virtual para gente que quisiese colaborar. Y ahora es más ‘no me ayudes a mí, ayúdale a ellos’. El diseño de las prótesis están en internet, busca tus personas y ayúdales. 

Puedes colaborar con el proyecto o con otros que tengo en marcha, como cursos y máster que necesito para mi conocimiento”. Guillermo continúa entregando prótesis a todas aquellas personas que no tengan recursos. Acaba de hacerlo en Sevilla, Ciudad Real o el Chad. “Tengo dos peticiones por semana de particulares, o para ellos o para un apadrinado. También de ONG que quieren colaborar”.

Él volverá al mismo orfanato de Kenia este verano con la intención de enseñarles a los niños cómo se montan esas prótesis y darles algunas clases para que entiendan el mecanismo. Será entonces cuando vuelva a ver en persona al profesor que grabó un vídeo para la madre de Guillermo contándole lo agradecido que estaba con su prótesis. Por primera vez desde que nació podrá sostener el libro y la tiza a la vez.

“Ayudar es demasiado fácil para no hacerlo”, dice Guillermo. Y anima al resto de persona a que utilicen sus impresoras para proyectos solidarios. Parte de sus múltiples charlas que da por toda España tienen ese objetivo, contarle a la gente cómo hacerlo.

 Y, mientras, sigue ayudando a quien lo necesite. Este año surgió otro proyecto a través de Twitter: imprimir cajas con temática de superhéroe para ocultar la quimio de los niños. Un padre preguntó dónde podía conseguirla y le nombró a él (@Willperman) y a algunas personas más. Y en 11 horas estaba lista la primera de estas cajas. “Para ayudar solo hay que saber en qué destacas y qué conocimientos tienes”.

Acaba de terminar el primer prototipo para personas sin movilidad en la mano. Quiere desarrollar otras prótesis para animales y usar su página web para subir tutoriales, preguntas en línea… “Todo se puede hacer más grande. Solo hace falta tiempo y ganas. Y las ganas están”.       (Entrevistas a Guillermo Martínez, Ángela Sepúlveda, El Confidencial)

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