"Un nuevo análisis de la Sábana Santa de Turín permitió al profesor Guilio Fanti, experto en Mediciones Mecánicas y Térmicas y reliquias, hacer una figura 3D de quien para los creyentes es Cristo crucificado.
El modelo tridimensional y en medidas reales, revela que “los
Evangelios tenían razón” al describir al hijo de Dios como un hombre
de belleza sin igual, pero mucho más alto de lo que se creía.
Esta estatua es la representación tridimensional a grandeza natural
del Hombre de la Sindone, realizada sobre las medidas milimétricas
tomadas del lienzo en que fue envuelto el cuerpo de Cristo durante la
crucifixión”, explica Giulio Fanti, profesor de Mediciones mecánicas y
térmicas en la Università di Padova y experto de la reliquia. El
profesor, sobre la base de sus mediciones, ha hecho realizar un “calco”
en 3D que – afirma él – le permite afirmar que estas son las reales
medidas del Cristo crucificado.
“Consideramos que tenemos finalmente la imagen precisa de cómo era
Jesús en esta tierra. De ahora en adelante ya no se le podrá representar
sin tener esta obra en cuenta”. El profesor ha confiado al
semanario Chi la exclusiva de esta obra suya, y les reveló: “Según
nuestros estudios, Jesús era un hombre de una belleza extraordinaria.
Esbelto, pero muy robusto, tenía un metro ochenta centímetros de alto,
cuando la estatura media de la época era de 1,65 metros. Y tenía una
expresión real y majestuosa” .
A través del estudio y la proyección tridimensional de la figura,
Fanti ha podido también hacer un cómputo de las numerosísimas heridas
sobre el cuerpo del Hombre de la Sindone:
“En la Sábana Santa – añade el profesor – he contado 370 heridas de
flagelo, sin tener en cuenta las laterales, que el lienzo no ofrece
porque envolvía sólo la parte anterior y posterior del cuerpo. Pero
podemos lanzar la hipótesis de unos 600 golpes. Además, la
reconstrucción.
Además la reconstrucción tridimensional ha permitido
reconstruir que en el momento de la muerte, el hombre de la Sindone
estaba encorvado hacia la derecha porque el hombro derecho estaba luxada
de manera tan grave que había lesionado los nervios” (Il Mattino di
Padova).
Las preguntas que envuelven el misterio de la Sindone siguen aún
presentes, seguramente en ese hombre martirizado vemos el signo del
sufrimiento, y en él encontramos un poco de cada uno de nosotros; pero
también – a los ojos de la fe – la esperanza de que ese hombre no fuese
un hombre cualquiera, sino el Hombre por excelencia, ese Ecce Homo que
se presentó dócil frente a Pilatos y que tras la tremenda flagelación
fue crucificado siendo inocente, pero cargando con las culpas de todos.
Y aunque en la Sindone no sea obligatorio ni siquiera para el
cristiano, la excepcionalidad de ese lino permanece allí para desafiar
nuestra comprensión y nuestras certezas, casi como hizo en persona Jesús
de Nazaret, que desafió nuestras certezas amando a sus perseguidores,
perdonándoles desde la cruz y venciendo a la muerte hace dos mil años…" (Imprimalia, 29/03/18)
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