"El jurado del concurso Google Impact Challenge ha seleccionado entre
los diez finalistas que el 8 de octubre de 2015 se disputarán los
premios, consistentes en una financiación de medio millón de euros, el
proyecto denominado 'My Human Kit' (Mi Kit Humano), vinculado a la
impresión 3D y presentado por un viejo conocido de los lectores de
imprimalia3D: Nicolás Huchet.
Huchet es un francés de 32 años que a los 19 perdió la mano
derecha trabajando como mecánico en una fábrica y que ha convertido su
discapacidad en motor de innovación y capacidad de iniciativa, de forma
que ahora fabrica prótesis biónicas de bajo presupuesto con una
impresora 3D.
"No quiero vender manos biónicas, quiero construir mi mano y
participar en la reparación de mi cuerpo, pero también de mi autoestima.
Lo más importante es el equilibrio mental", explica Huchet.
Su proyecto es uno de los diez finalistas del concursoGoogle Impact
Challenge, que el próximo 8 de octubre dotará a una de esas iniciativas
con medio millón de euros de financiación. Se llama My Human Kit y, más
que un concepto tecnológicamente revolucionario, quiere provocar un
cambio social: aspira a que cualquier discapacitado del mundo pueda
fabricarse su propia prótesis gracias al conocimiento compartido
gratuitamente por otras personas en su misma situación.
"Solos no somos casi nada", comenta Huchet mientras alterna una mano
mecánica "de pinza" que le paga la Seguridad Social francesa con su
prototipo naranja chillón, que tendrá movilidad en cada uno de los dedos
y será cada vez más "robusta, resistente, impermeable, rápida y
precisa". El dispositivo se llamará Bionicohand y "podría costar entre
1.000 y 1.500 euros", frente a los 65.000 euros de media de las
versiones comerciales.
Antes de seducir a Google, su iniciativa ya había llamado la atención
del prestigioso Massachusetts Institute of Technology
(MIT) estadounidense, que la pasada primavera le seleccionó entre los
diez jóvenes más innovadores de Francia.
"Fue una sorpresa. No soy
ingeniero y no conozco mucho el MIT. Soy músico y conozco a Manu Chao, a
Gilberto Gil... El acento del MIT estaba en la innovación social, en la
forma de mirar a la discapacidad de una manera diferente y de
reaccionar", comenta Huchet, que se inspira en la "utopía" de una
sanidad universal y gratuita.
Su historia, relata, es la de un chico bretón que "no sabía muy bien qué
hacer con su vida"y al que le gustaba el trabajo manual. Así llegó a la
fábrica en la que perdió la mano en un accidente laboral en 2002, lo
que motivó que se formara como diseñador mecánico y, más tarde, como
técnico de sonido. "Después de un accidente de este tipo te preguntas
muchas cosas. *Y qué tal la vida? *Y ahora qué? ¿Por qué yo y qué voy a
hacer? Es muy difícil para la autoestima y para la confianza personal.
Cuesta reconstruir el aspecto psicológico", comenta.
El Estado francés le costeó una mano robótica, con un mecanismo de pinza
y apariencia real. Hasta que en un centro de rehabilitación en 2012
aprendió a servirse de una mano mioeléctrica: una nueva generación de
prótesis "en las que se pueden mover todos los dedos". Pero la Seguridad
Social francesa no financia las modernas manos mioeléctricas o
biónicas, quecuestan entre 30.000 y 100.000 euros.
"Por una coincidencia
descubrí el mundo de los 'fablabs', que son laboratorios de fabricación
digital abiertos a todos. Cuando vi una impresora 3D por primera vez me
parecía una máquina del futuro y pregunté si podía hacer una mano
biónica. Me dijeron: 'Sí, ¿por qué no? No sabemos cómo hacerlo pero
podemos probar'", relata.
A cambio, en ese centro experimental y participativo de Rennes, en el
noroeste de Francia, le dijeron que tendría que compartir sus
investigación para que otros también pudieran hacerse sus propias
manos. "Qué bien, qué bien' -pensó- porque me van a ayudar y yo voy a
ayudar a otras personas'.
Así descubrí el mundo del código abierto, el
'open source'", recuerda en correcto castellano Huchet, que se sabe un
privilegiado por beneficiarse del avanzado sistema sanitario francés,
del que quiere esperar que algún día costee prótesis de última
generación. "Pero ¿y en Bolivia, en Argentina, en Ecuador, en
Suráfrica?... Con una mano biónica 'opensource' podemos imaginar que en
el futuro una persona que necesite una mano biótica podrá ir a un
'fablab' para construir su prótesis", resume.
Forjaron colaboraciones con otros "fablabs", con una escuela de
ingenieros de Rennes, con la startup británica Open Bionics... y ahora
ese grupo de voluntarios liderados por un manco idealista confía en el
concurso organizado por Google para seguir creciendo. La mano postiza es
sólo el comienzo, ya que el objetivo es "crear un 'handylab', es decir,
un laboratorio dedicado a la reparación del cuerpo para personas con
discapacidad". "Podemos sobrevivir y ayudar a personas. No vamos a
cambiar el mundo, pero podemos participar", concluye Huchet." (Imprimalia,06/10/2015)
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