"(...) Assange revela cómo Google –y Facebook, y Amazon, etc.– nos espía y
nos vigila; y cómo transmite esa información a las agencias de
inteligencia de Estados Unidos.
Y cómo la empresa líder en tecnologías
digitales tiene una estrecha relación, casi estructural, con el
Departamento de Estado. Afirma también Assange, que hoy, las grandes
empresas de la galaxia digital nos vigilan y nos controlan más que los
propios Estados.
Cuando Google encontró a WikiLeaks
es una obra inteligente, estimulante y necesaria. Una fiesta para el
espíritu. Nos abre los ojos sobre nuestras propias prácticas de
comunicación cotidianas cuando usamos un smartphone, una tablet,
un ordenador o cuando navegamos simplemente por Internet con la
candidez de quien se cree más libre que nunca.
¡Ojo! Nos explica
Assange, como Pulgarcito, vas sembrando rastros de ti mismo y de tu vida
privada que algunas empresas, como Google, recogen con sumo cuidado y
archivan secretamente. Un día, las utilizarán contra ti... (...)
IR: Escribes que “el avance de la tecnología de la información,
encarnada por Google, anuncia la muerte de la privacidad para la mayoría
de las personas y reconduce el mundo hacia el autoritarismo”. ¿No eres
demasiado pesimista?
JA: No creo que se pueda mirar el mundo y decidir si uno quiere hechos optimistas o pesimistas. Los hechos son como son. Hay otros fenómenos que se están produciendo y podemos considerarlos como optimistas, pero no lo que Google está haciendo. Se trata de otros procesos que están ocurriendo.
IR: Hablaremos de esos procesos más adelante. Por ahora quería preguntarte: ¿en qué te basas para afirmar que “las tecnologías de Silicon Valley son un instrumento al servicio de la política exterior de EE UU”?
JA: De varias maneras, que describo en el libro. En primer lugar, la larga historia de colaboración entre el complejo militar-industrial de las fuerzas armadas de Estados Unidos y el Silicon Valley. Cualquier persona que haya investigado sobre el Silicon Valley sabe que eso es así. Noam Chomsky ha denunciado con contundencia lo que ocurría en Silicon Valley en las décadas de 1970 y 1980 (1).
JA: No creo que se pueda mirar el mundo y decidir si uno quiere hechos optimistas o pesimistas. Los hechos son como son. Hay otros fenómenos que se están produciendo y podemos considerarlos como optimistas, pero no lo que Google está haciendo. Se trata de otros procesos que están ocurriendo.
IR: Hablaremos de esos procesos más adelante. Por ahora quería preguntarte: ¿en qué te basas para afirmar que “las tecnologías de Silicon Valley son un instrumento al servicio de la política exterior de EE UU”?
JA: De varias maneras, que describo en el libro. En primer lugar, la larga historia de colaboración entre el complejo militar-industrial de las fuerzas armadas de Estados Unidos y el Silicon Valley. Cualquier persona que haya investigado sobre el Silicon Valley sabe que eso es así. Noam Chomsky ha denunciado con contundencia lo que ocurría en Silicon Valley en las décadas de 1970 y 1980 (1).
De hecho, si miramos hacia atrás y
pensamos en cuál era la percepción que se tenía en esa época de los
ordenadores… Eran unas máquinas enormes que los militares hacían
funcionar y las ponían al servicio de las grandes empresas
estadounidenses. La idea que la gente se hacía del superpoder de los
ordenadores está reflejada en películas como Colossus (2).
En todo caso,
los militares en esa época pilotaban el desarrollo del Estado: ayudando
a llegar a la Luna, ayudando a construir armas atómicas, ayudando a
diseñar misiles ICBM (3), ayudando a acelerar la velocidad de los
submarinos nucleares, ayudando al Servicio de Impuestos Internos a
verificar la fiscalidad de cada persona...
Todo eso cambió cuando
Silicon Valley, en los años 1990, empezó a desarrollar un mercado de
consumo, a poner los avances de la tecnología informática al alcance del
gran público. Fue entonces cuando se empezó a crear una “burbuja de
percepción” que presentaba a las empresas de Silicon Valley como
“amigas” de la gente, “amigas” del consumidor.
Apple, Google, Amazon y
más recientemente Facebook han estimulado ese aspecto y se han
beneficiado de ello. Y todo eso ha creado una ilusión... que ha
permitido obliterar la visión previa, negativa, que había al respecto, y
que la mayoría de los académicos tenía con relación a Silicon Valley,
aquel Silicon Valley que colaboraba con los militares.
En segundo
lugar, estas nuevas compañías, como Google, que describo en mi libro,
establecieron una estrecha relación con el aparato de Estado en
Washington, en particular con los responsables de la política exterior.
Esa relación es una evidencia ahora.
La tienen los más altos ejecutivos
de Google, Eric Schmidt (4), Jared Cohen (5)... tienen ideas políticas
semejantes y comparten una idéntica visión del mundo. Y finalmente, esta
asociación tan estrecha y esta visión del mundo compartida entre Google
y la Administración estadounidense están al servicio de los objetivos
de la política exterior de Estados Unidos. (...)
IR: Dices que muchos ciudadanos critican el espionaje y el control
ejercidos por el Estado, pero sin embargo notas que son muy pocos los
ciudadanos que critican la vigilancia ejercida por las empresas
privadas. ¿Es tan peligrosa esta como la de los Estados?
JA: ¿Estás presuponiendo que hay una diferencia entre el Estado y las grandes empresas privadas? [risas]
IR: Te hago la pregunta... Tengo mi opinión... [risas]
JA: Esta división está desapareciendo en la mayor parte de los países de Occidente. Pero la complicidad es más clara en Estados Unidos donde, por ejemplo, el 80% del presupuesto de las agencias de seguridad nacional (10) va a la industria privada.
JA: ¿Estás presuponiendo que hay una diferencia entre el Estado y las grandes empresas privadas? [risas]
IR: Te hago la pregunta... Tengo mi opinión... [risas]
JA: Esta división está desapareciendo en la mayor parte de los países de Occidente. Pero la complicidad es más clara en Estados Unidos donde, por ejemplo, el 80% del presupuesto de las agencias de seguridad nacional (10) va a la industria privada.
Incluso la agencia de inteligencia más
secreta de Estados Unidos, que forma parte del núcleo más protegido del
Estado, destina el 80% de su presupuesto a las industrias del sector
privado. Por lo tanto, es interesante preguntarse por qué ha habido más
investigaciones sobre el espionaje del Gobierno que sobre el espionaje
de las empresas privadas. Creo que están ocurriendo dos cosas.
En primer
lugar, una ley general: cuando aumenta el grado de abstracción de un
problema disminuye el número de personas que pueden entender esa
abstracción. Por ejemplo, cuando el Gobierno estadounidense contrata a
la empresa militar privada Blackwater (11) para que sus mercenarios
operen en Oriente Medio,
¿cuánta atención se presta al número de
mercenarios que intervienen en Irak o en Afganistán, comparado con lo
que se publica sobre el número de militares de las fuerzas armadas?
¿Cuánta atención se da a los mercenarios de Blackwater cuando matan a
alguien o cuando cometen un delito, en comparación con la cobertura
mediática que recibe el crimen o el delito cometido por un militar?
Y
sin embargo, el Gobierno estadounidense, en ambos casos, es el amo que
da las instrucciones y financia las operaciones. Se le da un nombre
diferente, y darle a algo un nombre diferente es suficientemente eficaz
para esconder la verdad, y disimular la realidad.
Y segundo, especialmente en Estados Unidos, está el aspecto ideológico. Por un lado tenemos a la izquierda norteamericana... Casi toda esa izquierda liberal está en el seno del Partido Demócrata, en un sistema clientelista y, por lo tanto, no está ejerciendo un examen adecuado de lo que está sucediendo con los excesos del Gobierno, incluida la privatización generalizada.
Y segundo, especialmente en Estados Unidos, está el aspecto ideológico. Por un lado tenemos a la izquierda norteamericana... Casi toda esa izquierda liberal está en el seno del Partido Demócrata, en un sistema clientelista y, por lo tanto, no está ejerciendo un examen adecuado de lo que está sucediendo con los excesos del Gobierno, incluida la privatización generalizada.
Y, por otro lado, tenemos la parte
libertaria del Partido Republicano que dice que sólo el Gobierno es el
problema, y que el sector privado jamás es el problema. Sin embargo, el
sector privado es quien dirige, en gran parte, al Gobierno.
Y algunas
mega empresas, como Google o Goldman Sachs, con su enorme tamaño y sus
monopolios, están dirigiendo los servicios centrales del Estado como si
fueran el propio Gobierno... Son mega empresas privadas que tienen una
cifra de negocios anual superior al PIB de Nueva Zelanda o de muchos
otros Estados. (...)
IR: A ese respecto, háblame de Total Information Awareness, no te
pido que la describas, lo haces en el libro, pero ¿crees que ese
proyecto ha sido abandonado realmente?
JA: ¿Total Information Awareness? No, no, en absoluto. Disponemos de documentos que WikiLeaks no ha publicado todavía sobre el nacimiento de Total Information Awareness. Y mi conclusión, después de estudiar a fondo su evolución es que, inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el complejo de los servicios de inteligencia estadounidenses quiso obtener más poder.
JA: ¿Total Information Awareness? No, no, en absoluto. Disponemos de documentos que WikiLeaks no ha publicado todavía sobre el nacimiento de Total Information Awareness. Y mi conclusión, después de estudiar a fondo su evolución es que, inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el complejo de los servicios de inteligencia estadounidenses quiso obtener más poder.
Conseguir muchas cosas
que habían querido hacer desde hacía mucho tiempo… Aunque ya eran muy
poderosos… No es que no hubiera vigilancia masiva antes del 11 de
septiembre, sí la había. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus
siglas en inglés) era ya como “la gran bestia” en Washington, y ya
recopilaba una enorme masa de información.
Pero inmediatamente después
del 11 de Septiembre, el Ejército pensó que podía agarrar parte de este
pastel y quitarle la suya a la NSA. Por lo tanto hicieron esa propuesta
de Total Information Awareness, con algo llamado MOAD [en inglés Mother
Of All Databases, “la madre de todas las bases de datos”], que incluía
toda la información que se había reunido en Estados Unidos, la de la
CIA, la de los satélites y la de las demás agencias de inteligencia. Y
este proyecto se aprobó inicialmente.
Pero la NSA vio esta intromisión
del Ejército como una amenaza para su propio poder institucional. Por lo
tanto, la NSA luchó contra Total Information Awareness. Y no ganó
inicialmente. Se estableció una especie de cibercomando supremo que no
estaba dirigido por la NSA.
Y la oficina de Total Information Awareness
tampoco estaba dirigida por la NSA. Entonces, la NSA se unió con los
demócratas, con los principales responsables demócratas, y empezaron a
atacar ese proyecto. Una vez que lo debilitaron bajo el pretexto de que,
de algún modo, constituía una amenaza para las libertades civiles,
empezó a digerir los trozos, las piezas de Total Information Awareness, y
a integrarlos en el seno de la NSA...
Finalmente, la NSA absorbió la
mayor parte de los elementos del proyecto Total Information Awareness. O
sea, el proyecto como tal ha desaparecido, pero todos sus objetivos
siguen vigentes y forman ahora parte de las misiones de la NSA. (...)" (Ignacio Ramonet , Le Monde Diplomatique, en Rebelión, 01/12/2014)
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