Creo que hay algo fundamental en torno a
Internet y las redes sociales, que es que construyen espacio público.
Un espacio público muy difícil de controlar; no de vigilar -está todo
vigilado- sino de controlar.
Por tanto, mucho más libre que cualquier
otro espacio público, en la medida en que la experiencia de los
movimientos es que los espacios públicos no son tan públicos: cuando se
hacen cosas que desagradan, llega la policía. Por eso todos los
movimientos autónomos primero se construyen sobre la base de Internet.
Las redes sociales, que son el elemento
más activo de ese espacio público, continúan evolucionando y
expandiéndose. Estamos todos en las redes sociales, y todo el mundo ha
aprendido -los gobiernos, las empresas- eso. Las redes sociales son
espacio público.
Si no nos gustan algunas redes sociales,
construimos otras.
En China no hay Facebook ni Twitter; no creo que
sean más libres. Hay Badoo, y esta es mucho más grande que Facebook en
Estados Unidos. Hay multiplicidad de redes sociales en todo el mundo.
Ayer planteaba en la conferencia, que
sería importante, desde otros sistemas autónomos de comunicación,
construir redes sociales. Pero no redes sociales nacionales, ¡por favor!
Las redes son globales por definición; si una red no es global, no
sirve. Se pueden montar y articular otras redes.
¿Cuál es la medida de
su éxito? Si son utilizadas o no por la gente. Deben ser libres, en todo
el mundo, y hay que luchar por la libertad de expresión en todo el
mundo. Ahí sabemos que hay una comunidad internauta de miles y miles y
miles de personas, dispuestas a defender eso constantemente.
Mi nieto, que tiene 14 años, está en
Anonymous, y para él eso es su vida, porque Internet y la comunicación
es la vida de los jóvenes de hoy. Sin Internet no pueden vivir; pueden
hacerlo sin muchas otras cosas, pero sin Internet, no. Por eso el
desarrollo de Internet es una demanda social.
Las encuestas que se han hecho muestran
que la comunicación es lo más importante en la vida de los jóvenes. Las
redes móviles son la base de todo lo demás. En un planeta de 7.400
millones de habitantes, hay 6.800 millones de números de teléfono móvil.
El planeta está saturado, está conectado en todas partes a través de
las redes móviles. De eso, una gran parte está en Internet. Entonces,
como primer comentario, diría que la defensa de Internet como espacio
público es fundamental.
Los movimientos sociales son autónomos; si no, no se trata de movimientos sociales
Haciendo algunas consideraciones sobre
lo dicho aquí, creo que hay que diferenciar entre movimientos sociales
en red y redes sociales, y gobiernos que utilizan las redes sociales
para la participación de los ciudadanos. Son bien distintos: los
movimientos sociales son autónomos; si no lo son, no se trata de
movimientos sociales. Por eso no son movimientos políticos y utilizamos
otro término.
Aquí hay representación de varios tipos
de estructuras de redes sociales: hay redes sociales comerciales,
políticas, de gobierno; son distintas. ¿Qué ocurre? ¿Cuándo los
movimientos sociales explotan como movimientos autónomos y utilizan la
red 'para construir esa autonomía?
Cuando hay demandas sociales que no
están realmente procesadas en un sistema político y que en algún
momento, un acontecimiento, un "chispazo" de indignación o de protesta o
algo que no se puede soportar más, enciende esa llama, y enciende todo
lo que estaba latente en la sociedad, y no hay canales de expresión y
participación política institucional.
Esa es la condición. Si no hay
canales de expresión y participación política, el movimiento se
constituye como autónomo y sale de Internet a la calle.
Si hay canales de participación y si
esos canales son realmente abiertos, esos movimientos, en lugar de ser
autónomos contra el sistema institucional, negocian dentro de ese
sistema.
Ahí hay que pensar en distintas
actitudes. Creo que los sistemas institucionales que de verdad quieren
una participación popular, tienen que ser suficientemente inteligentes y
abiertos para confiar en que si no controlan esas expresiones, si de
verdad creen estar representando en último término los intereses
populares, de todas maneras esas expresiones les favorecen.
La libertad y la autonomía de la
sociedad favorecen los proyectos progresistas. Eso lo tienen que tener
bien clarito; sobre todo cuando son críticos. La libertad de expresión e
intervención en las estructuras del sistema institucional es la
condición para que haya participación en lugar de movimiento social, que
es otra cosa. Son dos cosas distintas; todo pasa en el espacio público
porque es el que hay.
En ese sentido, la experiencia frenteamplista me parece extremadamente interesante, porque estáis y no estáis (en referencia a las Redes Frenteamplistas y su inserción orgánica).
Claramente. Y vivís, algunos dirían que ambigüedad, otros
esquizofrenia. Pero el resultado, es una capacidad de movilización,
debate público y conexión de la sociedad muy superior al que sería el de
unas redes directamente controladas desde el gobierno, o desde el
partido, que sería similar en este caso.
¡Muy superior! Porque llegáis
donde los partidos no llegan, pero lo hacéis con un proyecto propio de
comunicación y debate público. Eso es lo que he interpretado en estos
pocos días y en lo que había estudiado antes de venir.
En ese sentido, la tensión entre la
participación en el sistema político y una organización y movilización
social a partir de redes autónomas en esos espacios públicos, es
extremadamente creativa.
Eso permite además, cuando se produce un
cambio en el sistema institucional -por ejemplo, que los valores
progresistas del Frente Amplio no estén representados en el gobierno-
los partidos pueden pasar, el Estado puede cambiar de sentido, pero las
redes siguen en la sociedad.
Los partidos y los gobiernos odian Internet porque no la pueden controlar
En el mundo, en general, hay mucho menos
apertura de los sistemas institucionales que la situación que ustedes
viven en Uruguay. En general, los partidos y los gobiernos odian a los
movimientos sociales y odian Internet, porque no la pueden controlar.
Está eso de "ay, si lo pudiéramos controlar"; pero no, no pueden.
También odian a los medios de
comunicación que son hostiles; pero si son listos y tienen dinero,
montan otros medios de comunicación y luchan contra ellos.
Pero las redes sociales se filtran por todos lados; entonces eso es algo mucho más complicado de controlar.
En el mundo, en general, los movimientos
sociales que están surgiendo utilizando las redes sociales, son
claramente hostiles al mundo de los partidos, y los partidos, a su vez,
son claramente hostiles a lo que estos movimientos representan.
En eso tenemos situaciones diferentes en los distintos lugares de América Latina.
El movimiento mexicano actúa en una
sociedad absolutamente controlada por burocracias, narcotráfico,
policías, asesinos, etc., y se trata del primer aire fresco que entra en
el sistema desde hace mucho tiempo. Incluso el PRD, al cual conozco
bien y estoy ligado al gobierno del Distrito Federal, y soy ciudadano
ilustre del DF gracias al PRD, tiene muchos controles internos que no le
permiten abrirse realmente a la sociedad. Ese movimiento, en su
autonomía, ha representado algo nuevo.
Hace dos años, en una conferencia en la
UNAM, lancé un tema, del cual después me arrepentí un poco, de que la
violencia asesina que ha producido 95.000 muertos en seis años en
México, solo la puede tener la sociedad. No el Estado, no el gobierno,
no los partidos; solo la sociedad.
Una sociedad movilizada, puede
impedirla. "Yosoy132" empezó una movilización contra el sistema
mediático; pero todavía es un movimiento débil, en el sentido del
impacto en la sociedad.
Sé del debate que existe entre la
formalización, institucionalización o no del movimiento. Creo que si un
movimiento se institucionaliza demasiado pronto, se pierde, se convierte
en un partidito.
Eso también se lo diría a los amigos
chilenos. Creo que una de las cosas que está sucediendo en Chile es que
la crítica es, a la vez, al gobierno de derecha pero también a ciertos
aspectos de lo que ha sido el modelo progresista de la Concertación. La
transición excesivamente rápida hacia el sistema político puede liquidar
al movimiento.
El Partido Comunista ya está intentando chupar, el
Partido Socialista está cooptando otros líderes; todo el mundo está
pescando para revitalizar la política chilena. El movimiento chileno
representa a una buena parte de la sociedad, y como decía el
representante también hay una buena parte de la sociedad que es de
derecha; pero vosotros representáis en lo que son demandas justas.
En el
momento en que os alineéis ideológica y políticamente, perdéis ese
carácter de sociedad civil auto organizada, que ha sobrevivido al hecho
de que líderes como Camila Vallejo sean claramente identificadas con la
izquierda política. Aun así, no se considera que el movimiento sea el
Partido Comunista; eso es lo realmente interesante. Si eso se rompe, se
generan problemas.
Quiero referirme a algo que surge a
partir de la intervención del compañero de Chile y el de Brasil: estos
movimientos no son de izquierda, no lo son. Si son de izquierda, no son
movimientos sociales. Pueden defender valores de izquierda; eso es otra
cosa. La educación pública, el control ciudadano del transporte y la
calidad de vida, la participación popular, todos esos son valores de
izquierda.
Pero ideológicamente los movimientos no son de izquierda,
porque la gran mayoría de la población de los países no es de izquierda.
Son movimientos que surgen a partir de que la sociedad no se siente
representada por el sistema político.
Tienen que llevar con ellos el conjunto
de esas expresiones. El debate en el movimiento español ha sido muy
claro en esos aspectos. No se dan consignas de voto a nadie, y sobre
todo, no hay que tomar posiciones que contradigan lo que es una opinión
mayoritaria entre la población.
La cuestión no es tener un programa e
imponerlo -ahí hay una diferencia con el movimiento chileno- sino hacer
un aprendizaje de democracia de nuevo tipo. Similar a lo de Utopía de
Francia; que la gente discuta, debata; vaya encontrando formas de auto
organización y elaborando un proyecto colectivo, que puede demorar
mucho, pero que cuando se dé, será de reconstrucción de la democracia de
arriba abajo.
Lo primero que hacen los gobiernos es reprimir los movimientos sociales
En Brasil, donde estuve hace algunos
días, si la gente sale a la calle por cientos de miles, sale todo el
mundo. No sale solo la izquierda. Sale gente del PT y toda clase de
gente; y también lo hace la extrema derecha. También salen vándalos y
violentos; sale todo el mundo.
No se le puede decir a la sociedad:
"salimos a manifestar a la calle, pero a ver, el carnet del Partido".
Sale toda la sociedad, y por supuesto que se producen enfrentamientos.
Entonces, ¿si sale toda la sociedad ya no vale? Creo que Dilma Rousseff
ha actuado bien.
Hay que escuchar la voz de la calle; es decir que hay
demandas democráticas que no están. Lo que no se puede hacer es
acotarlas ideológicamente; hay que aceptar que los movimientos autónomos
son eso mismo: autónomos. Se reconoce la existencia de un descontento
en la sociedad y a partir de ahí se maneja.
Un gobierno se define como popular a
partir de si hace confianza en el pueblo o no. Y cuando el pueblo se
expresa, se monta en esa expresión, en lugar de reprimirlo hasta que
llegue el momento en que según el partido hay que plantear los temas.
Eso es un verdadero test.
Debo decir que me esperanzó bastante la
reacción brasilera; la primera en el mundo que es positiva con un
movimiento social no controlado; la primera. Sistemáticamente todos los
gobiernos, sean de derecha o izquierda, cuando hay un movimiento de este
tipo, lo primero que hacen es reprimirlo. Luego lo ignoran, después lo
calumnian y al final, en forma paternalista les dicen "bueno chiquitos,
ya nos preocuparemos de vosotros".
Que en el tercer día de movilización, la presidenta de un país diga "acá pasa algo", es una toma de posición.
En Uruguay no estáis en esa posición,
porque no habéis tenido un movimiento social espontáneo indignado -no
tenéis motivo para hacerlo, todo va bien y toman mate- (risas),
pero simplemente el hecho de que podáis existir con tranquilidad y que
el Frente Amplio les preste el local para reunirse, es un signo de que
hay un respeto a la autonomía organizativa.
Es una posición muy
inteligente. Sabiendo que todo partido tiene un instinto básico, que es
controlar y manipular. Pero ese instinto básico se puede -valga la
redundancia- controlar, si el partido es lo suficientemente inteligente.
Es en ese entre espacio institucional donde puede haber, a la vez,
expresión social espontánea autónoma y avances en las reformas sociales.
En el Estado solo se avanza si se ha
avanzado en la sociedad. Si no se ha avanzado en la conciencia de la
sociedad, la dominación del Estado es frágil, depende de manipulaciones
electorales, campañas mediáticas.
El trabajo en profundidad de los
movimientos sociales autónomos sobre la conciencia de los ciudadanos es
lo que queda. Es lo que, si de verdad avanza, se va expresando en las
instituciones. Si no, es una pura llamarada política que se va agotando.
Eso es lo que hacen los movimientos: cambian lo que las gentes piensan." (Manuel Castells, Uypress, 22/06/2013)
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