28/6/13

Internet y las redes sociales construyen espacio público. Un espacio público muy difícil de controlar; no de vigilar -está todo vigilado-

"Lo que sí quisiera dejar sentado en primera instancia, es que creo que debemos apartar esa discusión sobre Internet y las redes sociales como simples instrumentos del imperialismo. ¡Por favor! Es como si dijéramos que la electricidad es un instrumento del imperialismo. Por cierto, yo no soy marxista, pero el marxismo siempre sostuvo que el desarrollo de las fuerzas productivas era progresista.

Creo que hay algo fundamental en torno a Internet y las redes sociales, que es que construyen espacio público. Un espacio público muy difícil de controlar; no de vigilar -está todo vigilado- sino de controlar.

 Por tanto, mucho más libre que cualquier otro espacio público, en la medida en que la experiencia de los movimientos es que los espacios públicos no son tan públicos: cuando se hacen cosas que desagradan, llega la policía. Por eso todos los movimientos autónomos primero se construyen sobre la base de Internet.

Las redes sociales, que son el elemento más activo de ese espacio público, continúan evolucionando y expandiéndose. Estamos todos en las redes sociales, y todo el mundo ha aprendido -los gobiernos, las empresas- eso. Las redes sociales son espacio público.
Si no nos gustan algunas redes sociales, construimos otras.

 En China no hay Facebook ni Twitter; no creo que sean más libres.  Hay Badoo, y esta es mucho más grande que Facebook en Estados Unidos. Hay multiplicidad de redes sociales en todo el mundo.

Ayer planteaba en la conferencia, que sería importante, desde otros sistemas autónomos de comunicación, construir redes sociales. Pero no redes sociales nacionales, ¡por favor! Las redes son globales por definición; si una red no es global, no sirve. Se pueden montar y articular otras redes.

 ¿Cuál es la medida de su éxito? Si son utilizadas o no por la gente. Deben ser libres, en todo el mundo, y hay que luchar por la libertad de expresión en todo el mundo. Ahí sabemos que hay una comunidad internauta de miles y miles y miles de personas, dispuestas a defender eso constantemente.

Mi nieto, que tiene 14 años, está en Anonymous, y para él eso es su vida, porque Internet y la comunicación es la vida de los jóvenes de hoy. Sin Internet no pueden vivir; pueden hacerlo sin muchas otras cosas, pero sin Internet, no. Por eso el desarrollo de Internet es una demanda social.

Las encuestas que se han hecho muestran que la comunicación es lo más importante en la vida de los jóvenes. Las redes móviles son la base de todo lo demás. En un planeta de 7.400 millones de habitantes, hay 6.800 millones de números de teléfono móvil. El planeta está saturado, está conectado en todas partes a través de las redes móviles. De eso, una gran parte está en Internet. Entonces, como primer comentario, diría que la defensa de Internet como espacio público es fundamental.

 Los movimientos sociales son autónomos; si no, no se trata de movimientos sociales

Haciendo algunas consideraciones sobre lo dicho aquí, creo que hay que diferenciar entre movimientos sociales en red y redes sociales, y gobiernos que utilizan las redes sociales para la participación de los ciudadanos. Son bien distintos: los movimientos sociales son autónomos; si no lo son, no se trata de movimientos sociales. Por eso no son movimientos políticos y utilizamos otro término.

Aquí hay representación de varios tipos de estructuras de redes sociales: hay redes sociales comerciales, políticas, de gobierno; son distintas. ¿Qué ocurre? ¿Cuándo los movimientos sociales explotan como movimientos autónomos y utilizan la red 'para construir esa autonomía?

 Cuando hay demandas sociales que no están realmente procesadas en un sistema político y que en algún momento, un acontecimiento, un "chispazo" de indignación o de protesta o algo que no se puede soportar más, enciende esa llama, y enciende todo lo que estaba latente en la sociedad, y no hay canales de expresión y participación política institucional.

 Esa es la condición. Si no hay canales de expresión y participación política, el movimiento se constituye como autónomo y sale de Internet a la calle.

Si hay canales de participación y si esos canales son realmente abiertos, esos movimientos, en lugar de ser autónomos contra el sistema institucional, negocian dentro de ese sistema.

Ahí hay que pensar en distintas actitudes. Creo que los sistemas institucionales que de verdad quieren una participación popular, tienen que ser suficientemente inteligentes y abiertos para confiar en que si no controlan esas expresiones, si de verdad creen estar representando en último término los intereses populares, de todas maneras esas expresiones les favorecen.

La libertad y la autonomía de la sociedad favorecen los proyectos progresistas. Eso lo tienen que tener bien clarito; sobre todo cuando son críticos. La libertad de expresión e intervención en las estructuras del sistema institucional es la condición para que haya participación en lugar de movimiento social, que es otra cosa. Son dos cosas distintas; todo pasa en el espacio público porque es el que hay.

En ese sentido, la experiencia frenteamplista me parece extremadamente interesante, porque estáis y no estáis (en referencia a las Redes Frenteamplistas y su inserción orgánica). Claramente. Y vivís, algunos dirían que ambigüedad, otros esquizofrenia. Pero el resultado, es una capacidad de movilización, debate público y conexión de la sociedad muy superior al que sería el de unas redes directamente controladas desde el gobierno, o desde el partido, que sería similar en este caso.

 ¡Muy superior! Porque llegáis donde los partidos no llegan, pero lo hacéis con un proyecto propio de comunicación y debate público. Eso es lo que he interpretado en estos pocos días y en lo que había estudiado antes de venir.

En ese sentido, la tensión entre la participación en el sistema político y una organización y movilización social a partir de redes autónomas en esos espacios públicos, es extremadamente creativa.

Eso permite además, cuando se produce un cambio en el sistema institucional -por ejemplo, que los valores progresistas del Frente Amplio no estén representados en el gobierno- los partidos pueden pasar, el Estado puede cambiar de sentido, pero las redes siguen en la sociedad.

Los partidos y los gobiernos odian Internet porque no la pueden controlar

En el mundo, en general, hay mucho menos apertura de los sistemas institucionales que la situación que ustedes viven en Uruguay. En general, los partidos y los gobiernos odian a los movimientos sociales y odian Internet, porque no la pueden controlar. Está eso de "ay, si lo pudiéramos controlar"; pero no,  no pueden.

También odian a los medios de comunicación que son hostiles; pero si son listos y tienen dinero, montan otros medios de comunicación y luchan contra ellos.

Pero las redes sociales se filtran por todos lados; entonces eso es algo mucho más complicado de controlar.

En el mundo, en general, los movimientos sociales que están surgiendo utilizando las redes sociales, son claramente hostiles al mundo de los partidos, y los partidos, a su vez, son claramente hostiles a lo que estos movimientos representan.

En eso tenemos situaciones diferentes en los distintos lugares de América Latina.

El movimiento mexicano actúa en una sociedad absolutamente controlada por burocracias, narcotráfico, policías, asesinos, etc., y se trata del primer aire fresco que entra en el sistema desde hace mucho tiempo. Incluso el PRD, al cual conozco bien y estoy ligado al gobierno del Distrito Federal, y soy ciudadano ilustre del DF gracias al PRD, tiene muchos controles internos que no le permiten abrirse realmente a la sociedad. Ese movimiento, en su autonomía, ha representado algo nuevo.

Hace dos años, en una conferencia en la UNAM, lancé un  tema, del cual después me arrepentí un poco, de que la violencia asesina que ha producido 95.000 muertos en seis años en México, solo la puede tener la sociedad. No el Estado, no el gobierno, no los partidos; solo la sociedad.

 Una sociedad movilizada, puede impedirla. "Yosoy132" empezó una movilización contra el sistema mediático; pero todavía es un movimiento débil, en el sentido del impacto en la sociedad.

Sé del debate que existe entre la formalización, institucionalización o no del movimiento. Creo que si un movimiento se institucionaliza demasiado pronto, se pierde, se convierte en un partidito.

Eso también se lo diría a los amigos chilenos. Creo que una de las cosas que está sucediendo en Chile es que la crítica es, a la vez, al gobierno de derecha pero también a ciertos aspectos de lo que ha sido el modelo progresista de la Concertación. La transición excesivamente rápida hacia el sistema político puede liquidar al movimiento.

 El Partido Comunista ya está intentando chupar, el Partido Socialista está cooptando otros líderes; todo el mundo está pescando para revitalizar la política chilena. El movimiento chileno representa a una buena parte de la sociedad, y como decía el representante también hay una buena parte de la sociedad que es de derecha; pero vosotros representáis en lo que son demandas justas. 

En el momento en que os alineéis ideológica y políticamente, perdéis ese carácter de sociedad civil auto organizada, que ha sobrevivido al hecho de que líderes como Camila Vallejo sean claramente identificadas con la izquierda política. Aun así, no se considera que el movimiento sea el Partido Comunista; eso es lo realmente interesante.  Si eso se rompe, se generan problemas.

Quiero referirme a algo que surge a partir de la intervención del compañero de Chile y el de Brasil: estos movimientos no son de izquierda, no lo son. Si son de izquierda, no son movimientos sociales. Pueden defender valores de izquierda; eso es otra cosa. La educación pública, el control ciudadano del transporte y la calidad de vida, la participación popular, todos esos son valores de izquierda.

 Pero ideológicamente los movimientos no son de izquierda, porque la gran mayoría de la población de los países no es de izquierda. Son movimientos que surgen a partir de que la sociedad no se siente representada por el sistema político.

Tienen que llevar con ellos el conjunto de esas expresiones. El debate en el movimiento español ha sido muy claro en esos aspectos. No se dan consignas de voto a nadie, y sobre todo, no hay que tomar posiciones que contradigan lo que es una opinión mayoritaria entre la población.

 La cuestión no es tener un programa e imponerlo -ahí hay una diferencia con el movimiento chileno- sino hacer un aprendizaje de democracia de nuevo tipo. Similar a lo de Utopía de Francia; que la gente discuta, debata; vaya encontrando formas de auto organización y elaborando un proyecto colectivo, que puede demorar mucho, pero que cuando se dé, será de reconstrucción de la democracia de arriba abajo.

Lo primero que hacen los gobiernos es reprimir los movimientos sociales

En Brasil, donde estuve hace algunos días, si la gente sale a la calle por cientos de miles, sale todo el mundo. No sale solo la izquierda. Sale gente del PT y toda clase de gente; y también lo hace la extrema derecha. También salen vándalos y violentos; sale todo el mundo.

No se le puede decir a la sociedad: "salimos a manifestar a la calle, pero a ver, el carnet del Partido". Sale toda la sociedad, y por supuesto que se producen enfrentamientos. Entonces, ¿si sale toda la sociedad ya no vale? Creo que Dilma Rousseff ha actuado bien.

 Hay que escuchar la voz de la calle; es decir que hay demandas democráticas que no están. Lo que no se puede hacer es acotarlas ideológicamente; hay que aceptar que los movimientos autónomos son eso mismo: autónomos. Se reconoce la existencia de un descontento en la sociedad y a partir de ahí se maneja.

Un gobierno se define como popular a partir de si hace confianza en el pueblo o no. Y cuando el pueblo se expresa, se monta en esa expresión, en lugar de reprimirlo hasta que llegue el momento en que según el partido hay que plantear los temas. Eso es un verdadero test.

Debo decir que me esperanzó bastante la reacción brasilera; la primera en el mundo que es positiva con un movimiento social no controlado; la primera. Sistemáticamente todos los gobiernos, sean de derecha o izquierda, cuando hay un movimiento de este tipo, lo primero que hacen es reprimirlo. Luego lo ignoran, después lo calumnian y al final, en forma paternalista les dicen "bueno chiquitos, ya nos preocuparemos de vosotros".

Que en el tercer día de movilización, la presidenta de un país diga "acá pasa algo", es una toma de posición.

En Uruguay no estáis en esa posición, porque no habéis tenido un movimiento social espontáneo indignado -no tenéis motivo para hacerlo, todo va bien y toman mate- (risas), pero simplemente el hecho de que podáis existir con tranquilidad y que el Frente Amplio les preste el local para reunirse, es un signo de que hay un respeto a la autonomía organizativa. 

Es una posición muy inteligente. Sabiendo que todo partido tiene un instinto básico, que es controlar y manipular. Pero ese instinto básico se puede -valga la redundancia- controlar, si el partido es lo suficientemente inteligente. Es en ese entre espacio institucional donde puede haber, a la vez, expresión social espontánea autónoma y avances en las reformas sociales.

En el Estado solo se avanza si se ha avanzado en la sociedad. Si no se ha avanzado en la conciencia de la sociedad, la dominación del Estado es frágil, depende de manipulaciones electorales, campañas mediáticas.

El trabajo en profundidad de los movimientos sociales autónomos sobre la conciencia de los ciudadanos es lo que queda. Es lo que, si de verdad avanza, se va expresando en las instituciones. Si no, es una pura llamarada política que se va agotando. Eso es lo que hacen los movimientos: cambian lo que las gentes piensan."            (Manuel Castells, Uypress, 22/06/2013)

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