En una conversación en exclusiva para LA VOZ DE BARCELONA, Casciari (Argentina, 1971) explica las consecuencias del “reencuentro tranquilo” con su amigo íntimo el Chiri que tras “ocho años sin hacer nada juntos” ha servido para poner en marcha, en plena era digital, una revista en papel, sin publicidad y distribuida gracias a internet, sin intermediarios. ¿Se ha vuelto usted loco? Solo tienen un objetivo: “Cagarnos mucho de risa”. Algo asegurado. (...)
El “proyecto es raro y caro” pero es tan “interesante” que no hay nada compatible con el nuevo Orsai. Así se llamará la revista y así se llama su blog, alojado en Bitacoras.com. ¿En qué consiste? Será una revista de papel -con edición en PDF y para iPad- de más de 200 páginas, trimestral y cuyo contenido tendrá 12 textos, con otras tantas ilustraciones, de no menos de 4.000 palabras.
“Nosotros elegimos en cada número a 12 autores y a 12 ilustradores que hagan algo que no han hecho nunca, nosotros se lo encargamos”, asegura Casciari, que añade: “No hay un breve. Son páginas y páginas” de historias, sin publicidad -como la francesa XXI-, una revista con la que “reír y llorar”, seria pero no impersonal. En definitiva, una revista sin moldes en la que encajar la “crónica narrativa” que en los últimos diez años, puntualiza el alma máter del proyecto, “perdimos de vista” por culpa de que “la prensa quiso parecerse a internet, quiso competir contra internet”.
“No hay conflicto” entre internet y el papel
Le pregunto por internet. ¿Es la salvación del periodismo, de la literatura? No, porque, entre otras cosas, nunca estuvo en juego su salvación: “Nunca estuvo en coma”, ni la literatura ni el periodismo. Simplemente, “algo se puso encima y necesitamos diez años para adaptarnos” y que “las lucecitas dejen de ser revolucionarias y se conviertan en algo normal”. “No hay conflicto”, entre internet y el papel, añade. (...)
Volvamos a Orsai, a la nueva e inmediata Orsai -el primer número saldrá este enero-. Solo tiene pensado hacer cuatro números, Casciari tiene muy claro que el éxito se mide en un imaginativo y personal termómetro de la felicidad. No en el dinero: “Sé lo que quiero hacer en 2011 y no nos preocupamos del éxito, según el concepto tradicional de la palabra”. Pero, el dinero importa. Y tanto, pero no para ser feliz, “no tengo ganas de hacer la revista más de un año”. Dirán que ha fracasado… “¿Cómo podrá decirme alguien que he fracaso si nos divertimos? Sí, probablemente, no tenga tu dinero, tu coche… vos tenés mis amigos”, asegura que le dirá a los voceros de la industria editorial en cuanto le digan que fracasó.Ya tienen el proceso de distribución muy avanzado. Los lectores de su blog se han autogestionado en muchos lugares, sobre todo, en Argentina y México. En España, somos más perezosos y confía en que en Europa triunfe más la versión para el iPad. No así en Hispanoamérica, donde estos aparatos tecnológicos son, todavía, privativos para la mayoría de la sociedad.
Una medida de precio universal
En cada país la revista tendrá un precio. Casciari se ha inventado una nueva medida para que en todos los países de habla hispana -que es el mercado potencial que se han marcado- se pueda equiparar en función de las ncesidades de los ciudadanos. ¿Qué medida? El PD$ o periódico del sábado. Así, el precio de la revista en Cuba será irrisorio si se compara con el de España, que rondará los 16 euros: “Quiero que la revista sea casi gratis en los países en que hay bloqueo como Cuba o Venezuela”.
Y todo esto, ¿por qué? Con lo cómodo que estaría un periodista con sus dos columnas, una en La Nación (Argentina) y otra en El País, escribiendo de lo que más o menos a uno le gusta, con un libro recién salido de las imprentas y con éxito en internet. “Me quiero quitar de encima a la industria editorial porque no lo hacen bien”. Si de algo sabe Casciari, dejando a un lado las teclas del ordenador que le permiten plasmar lo que imagina, es de la industria editorial. No soporta que le modifiquen una portada en un libro suyo o le cambien una frase, una palabra o una coma en uno de sus textos. Eso le hicieron las editoriales que, para más inri, no le pagan.
No es fácil que no te seduzca. Tiene el dinero ahorrado para quemarlo durante este año en esos cuatro números. Sabe que no va a ser rentable y no va a cambiar ninguno de los conceptos originales de Orsai. De hecho, al preguntarle por la posibilidad de hacer un quinto número, u otro año más. Sentencia: “Los tiempos, las longitudes, son conceptos de la industria. ¿Por qué las canciones duran tres minutos y medio? ¿Por qué las películas tienen una duración de 90 minutos o 120? ¿Por qué duran mil años las revistas?”. Tate. Porque es un negocio. “Exacto. Y nosotros estamos pensando en hacer un 2011 divertido. ¿Rentable? Sí, yo pago Orsai para ser feliz. No quiero recuperar el dinero”.Casciari no está solo. Este mastodóntico proyecto, alejado del concepto mastodóntico que es la industria editorial -nadie de Random House Mondadori le ha devuelto el recibí de que no volverá a escribir con ellos-, cuenta con excelentes profesionales. Por ejemplo, entre otros, José Luis Perdomo, de Bitacoras.com, será el director digital; Ermengol Tolsà, de Humoralia, será el director creativo de arte; y Víctor Correal y Adrià Cuatrecasas, salidos de la factoría APM? de TV3, estarán al frente del tema audiovisual.
“No hay que hacer lo que hay que hacer”
“Si tienes la revista en tus manos es porque hiciste algo y porque alguien hizo algo”, así podría empezar el primer número del que Casciari no suelta prenda. ¿Quiénes serán las primeras 12 firmas? Se ríe pero no cede. De momento, los que quieran aspirar a ver su firma en Orsai pueden hacerlo enviado directamente el texto, no menor de 4.000 palabras, al propio equipo de la revista. Aseguran que uno de los que reciban se incorporará a la revista “pagando, como todos”. En este sentido, no buscan “plumas consagradas”.
Desde luego, pocos proyectos se pueden dar como este en la España actual. En plena crisis económica. Quizás sea por esto por lo que Casciari espera “cagarse mucho de risa”. “Le pongo fe en las cosas”, dice, y asegura que está acostrumbrado a “vivir en crisis permanentemente y buscarte la vida”. Es argentino. Ha motado una pizzería -los argentinos se creen que hacen las mejores pizzas del mundo- para tener la redacción perfumada y puede que acabe grabando un disco. No da consejos pero tiene frases de mármol: “No hay que hacer lo que hay que hacer”. (lavozdebarcelona.com, 25/10/2010)
No hay comentarios:
Publicar un comentario