Este centro realiza cada año una competición de creación de empresas y recibe cerca de 300 ideas. Los proyectos compiten entre sí. Al final, cada curso se crean entre 12 y 15 empresas. Además de seleccionar los proyectos, la Universidad pone en contacto a los ganadores del concurso con potenciales inversores. Este programa ha constituido cerca de 50 empresas en los últimos tres años y ha canalizado fondos por valor de 13 millones de euros. (...)
Uno de los casos de éxito surgidos del vivero de empresas de la Politécnica es Intelliglass. En 2005, un profesor reunió a un grupo de estudiantes en un local alquilado en el barrio madrileño de Vicálvaro. La idea era desarrollar una ventana inteligente que permitiera que los edificios cuya fachada es de cristal, tan de moda en los barrios de negocios, no se recalentaran. La solución estaba en una ventana con agua por dentro. El agua logra absorber los rayos solares sin limitar la luminosidad. Llevaron el proyecto a la Universidad para registrar la patente pero allí los animaron a no quedarse allí y a crear una empresa. Corría el año 2007.
Desde entonces han aguantado a base de aportar dinero de sus bolsillos, alguna subvención y apostando por la innovación. "La innovación no vale de nada en momentos de crisis si nadie quiere comprar tu producto. Sin embargo, nos permite estar bien situados para salir de ella mucho más reforzados. Nuestras ventanas permiten un ahorro de hasta el 70% en las necesidades de un edificio. La crisis ha incrementado el interés de la gente por las cosas bien hechas y ha provocado que el sector inmobiliario adquiera consciencia de la importancia de los aspectos medioambientales", comenta Miguel Hermanns, socio fundador de Intelliglass.
Otro ejemplo de la importancia de la tecnología para diferenciarse en un entorno de crisis es Agnitio. Esta empresa, surgida también de la Politécnica en 2004, ha podido ya no sólo resistir la recesión sino tener crecimientos en sus ventas en los últimos dos años gracias al desarrollo de un dispositivo biométrico para identificar a las personas por su voz con una fiabilidad próxima al ADN. Entre sus clientes se encuentran los cuerpos de seguridad y los servicios secretos de 22 países en todo el mundo." (El País, ed. Galicia, Vida y artes, 19/04/2010, p. 30)
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