13/2/17

Bar de Barcelona mediante impresión 3D, diseñado por un ex-diseñador... se imprimirán en 3D desde el espacio interior hasta el equipamiento utilizado en el bar (vasos, platos y utensilios para cócteles y para la cocina).


"Ex-designer (Ex-Diseñador) es un bar, pero también mucho más que eso, de Barcelona que está tomando forma gradualmente mediante las creaciones que se realizan con tres impresoras 3D.
¿Qué es un ex-diseñador?

El concepto de Ex-Diseñador surgió en 2001 para definir el trabajo de Martí Guixé en el campo del diseño y como resultado de la descontextualización con la que se encuentra su trabajo. En 2002, junto con Inga Knölke, el concepto fue presentado en el concurso Evolutionäre Zellen (Berlín) como un sistema genérico que confiere un nuevo estatus dentro de la profesión y, en este sentido, permite la trascendencia de los límites impuestos por la disciplina. Actualmente Ex-Diseñador se ha convertido en un movimiento.

¿Qué es Ex-Designer?

Ex-Designer es un proyecto que se desarrolla en un espacio de la calle Entença 3, en Barcelona, ​​y que tiene forma de barra. El espacio Ex-Designer comenzó como un interior completamente desnudo que fue impreso en 3D lentamente (la impresión tridimensional comenzó el 5 de noviembre de 2015).

El espacio se completará con piezas que se imprimirán en 3D hasta el final del trabajo: desde el espacio interior hasta el equipamiento utilizado en el bar (vasos, platos y utensilios para cócteles y para la cocina).

El espacio interno está hecho de PLA, un material basado en almidón de maíz gris. Los vasos y utensilios están impresos en ABS modificado, adaptado y certificado para uso gastronómico y médico.
 

Según los cálculos del autor, la superficie de 90 m2 estará completamente terminada en dos años, incluso si en su estudio lo acusan de optimismo, ajustando su predicción y añadiendo un año al tiempo estimado de terminación de las obras.

Una vez impresas las herramientas y las partes internas, las máquinas se utilizarán para imprimir los alimentos. Se espera que estas estampas comestibles, aunque estén en fase beta, empiecen con "SPAMT" en febrero de 2017 (el pan con tomate presentado en la Galleria H2O de Barcelona en febrero de 1997), exactamente 20 años después del primer Diseño De Alimentos.

Los objetivos del ex-diseñador son, por un lado, construir una nueva percepción del diseño, que parte de la tecnología, la innovación y la ficción, definiendo una nueva relación entre cultura, arte y negocio.

Por otro lado, busca establecer y consolidar los nuevos parámetros de la clase creativa. El ex-diseñador compara la estética y la función en productos de carácter experimental. Propone el "modelo de negocio" como una nueva disciplina artística. Experimenta con la forma más radical de Food Design.

Evalúa el comportamiento de la disciplina de diseño en el contexto de la micro-producción (y no artesanal).Prueba nuevos formatos de productos y nuevos productos. Se establece un nuevo estilo internacional.Reconstruye la imagen fotográfica de la vida cotidiana y sus rituales y toma conceptos como "economías colaborativas" y "crowdfunding".

¿Qué es el BAR de Ex-Designer?

Es un bar que está abierto de 6 pm a 11 pm de lunes a viernes.

¿Qué es el BAR del Proyecto Ex-Designer?

Es una plataforma en la que se superponen varias actividades, que están asociadas con los parámetros mencionados anteriormente y que adoptan los siguientes formatos: simposios, redes, experimentación, acción, investigación ...

Final abierto

El proyecto, que es esencialmente incompleto, constantemente implementado y diseñado, está abierto a cambios y transformaciones, así como nuevas propuestas que podrían enriquecer y completar su espíritu.

El impulsor de esta original iniciativa, Martí Guixé, ha declarado a PlayGround que su ExBar es "como la gestación de un parto tecnológico", ya que para que su proyecto completo vea la luz le faltan por lo menos tres años y medio de impresiones tridimensionales y porque actualmente sólo ha impreso una décima parte del local.

El único proyecto que se puede comparar a este bar es el Canal House Project de Holanda. Una casa en 3D en un canal de Amsterdam que se imprime desde hace 3 años: “En ese proyecto se pretende mejorar la tecnología de las impresoras 3D. Nosotros partimos de la esencia y sólo utilizamos las modelos de impresoras 3D más básicas del mercado para buscar el límite de su buen uso. Si tenemos lo mínimo, ¿dónde podemos llegar como máximo?”, puntualiza Martí.

En principio no hay límites tecnológicos aunque el problema principal es el tiempo: “Se puede hacer todo, pero a una velocidad muy lenta. Mucho más lenta de lo que inicialmente calculamos con Pau Badía (arquitecto). Por ejemplo, para imprimir cada una de las baldosas que cubre todo el bar se tardan 3 horas y para imprimir un vaso entre 4 y 6 horas. ¿Podría tener más máquinas? Sí. ¿Podríamos tener máquinas mejores? También, pero no queremos”.

No quieren porque este diseñador industrial es un hombre inquieto y peculiar que defiende algo así como un "romanticismo tecnológico". Su mente va más rápido que su discurso y a media frase siempre tienes la sensación que se te escapa porque ya está pensando en otra cosa: “ Si pasas por delante del bar de madrugada ves las 3 impresoras trabajando sin descanso. Es un bar en progreso constante porque imprimen durante las 24 horas del día. En un año y dos meses hemos acabado la barra y un trozo de pared de la entrada. Como el tiempo de construcción es tan largo decidimos abrir ya".

Pese a que el bar está por hacer, ya está abierto a un público que no sabe muy bien cómo reaccionar: “ Algunos entran y nos piden fotocopias pensando que es una copistería. Después hay ingenieros, arquitectos y adolescentes locos por las nuevas tecnologías que alucinan con el proyecto, pero la mayoría nos pregunta si estamos abiertos porqué está todo en construcción y es como entrar en una obra. Somos como la Sagrada Familia, pero aquí no se hacen misas”, bromea.

Como entienden de diseño y no de restauración se adaptaron a las demandas de los clientes del barrio: "La gente se quejaba porque no había sitios donde sentarse, así que imprimimos unos taburetes para los clientes más cansados”.

 Cuando se le pregunta por la obra finalizada tiene muy claro que es un proyecto de diseño industrial más que un bar al uso: “No queremos ser un bar hipster típico de Barcelona. Todos los bares de la ciudad están cortados por el mismo patrón. Este bar va a ser muy diferente. Ahora tiene un aspecto muy industrial, pero cuando todas las piezas con relieve conecten será increíble”.

¿Y la comida? Un bar impreso en 3D reclama comida a la altura: "Por supuesto que queremos imprimir comida. Un sponsor de Taiwán nos cederá 3 máquinas, una de ellas especializada en imprimir comida en 3D. Cuando el bar esté acabado vamos a transformar las otras impresoras para darles un uso exclusivo enfocado a la gastronomía".

Eso sí, las impresoras 3D de comida requieren un trato distinto: "Hay que pensar que la tecnología y la configuración de la impresoras cambia completamente si es para imprimir comida. Las máquinas tienen que tener un dispositivo para cocer harina que ahora no tienen".

Martí Guixé enseña vasos, copas, platos y tenedores impresos en 3D. Todos con certificado gastronómico que hay que ir renovando cada 3 meses porque con el uso se degradan: "Aún estamos buscando qué comida impresa queremos ofrecer al cliente, pero tiene que ser coherente con el espacio. Por ejemplo haremos bolas de pan con tomate, una construcción arquitectónica comestible para comer pan con tomate sin hacer migas".

Como diseñador industrial no quiere adelantarse al futuro pero cree que " a diez años vista tendríamos que poder imprimir nutrientes y sabores por separado. Imagina una pata frita con sabor a fresa. A largo plazo imagino que los gustos ya no tendrán ninguna relación con la naturaleza. Serán gustos mucho más complejos sin peligros tóxicos ni pesticidas".

Pese al ritmo lento de la construcción del bar no tiene miedo a la competencia: “Si supiéramos que alguien intenta hacer un bar 3D cambiaríamos la tecnología para ir más rápido, para que nadie se nos avance. Realmente podríamos ir más rápido porque hay viveros con 300 impresoras 3D para poder acelerar todo el proceso, pero no queremos”, asegura. Vuelve el romanticismo tecnológico mientras tocamos vasos recién impresos por unas máquinas sorprendentemente silenciosas.

"Las impresoras 3D tienen un potencial enorme. Aún está por descubrir todo su potencial y lo que realmente pueden aportar. Y lo mejor es que es una tecnología al alcance de todos", sentencia."          (Imprimalia, 01/02/17)

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