"Ex-designer (Ex-Diseñador) es un bar, pero también mucho más que eso,
de Barcelona que está tomando forma gradualmente mediante las
creaciones que se realizan con tres impresoras 3D.
¿Qué es un ex-diseñador?
El concepto de Ex-Diseñador surgió en 2001 para definir el trabajo de
Martí Guixé en el campo del diseño y como resultado de la
descontextualización con la que se encuentra su trabajo. En 2002, junto
con Inga Knölke, el concepto fue presentado en el concurso Evolutionäre
Zellen (Berlín) como un sistema genérico que confiere un nuevo estatus
dentro de la profesión y, en este sentido, permite la trascendencia de
los límites impuestos por la disciplina. Actualmente Ex-Diseñador se ha
convertido en un movimiento.
¿Qué es Ex-Designer?
Ex-Designer es un proyecto que se desarrolla en un espacio de la
calle Entença 3, en Barcelona, y que tiene forma de barra. El espacio
Ex-Designer comenzó como un interior completamente desnudo que fue
impreso en 3D lentamente (la impresión tridimensional comenzó el 5 de
noviembre de 2015).
El espacio se completará con piezas que se imprimirán en 3D hasta el
final del trabajo: desde el espacio interior hasta el equipamiento
utilizado en el bar (vasos, platos y utensilios para cócteles y para la
cocina).
El espacio interno está hecho de PLA, un material basado en almidón
de maíz gris. Los vasos y utensilios están impresos en ABS modificado,
adaptado y certificado para uso gastronómico y médico.
Según los cálculos del autor, la superficie de 90 m2 estará
completamente terminada en dos años, incluso si en su estudio lo acusan
de optimismo, ajustando su predicción y añadiendo un año al tiempo
estimado de terminación de las obras.
Una vez impresas las herramientas y las partes internas, las máquinas
se utilizarán para imprimir los alimentos. Se espera que estas estampas
comestibles, aunque estén en fase beta, empiecen con "SPAMT" en febrero
de 2017 (el pan con tomate presentado en la Galleria H2O de Barcelona
en febrero de 1997), exactamente 20 años después del primer Diseño De
Alimentos.
Los objetivos del ex-diseñador son, por un lado, construir una nueva
percepción del diseño, que parte de la tecnología, la innovación y la
ficción, definiendo una nueva relación entre cultura, arte y negocio.
Por otro lado, busca establecer y consolidar los nuevos parámetros de
la clase creativa. El ex-diseñador compara la estética y la función en
productos de carácter experimental. Propone el "modelo de negocio" como
una nueva disciplina artística. Experimenta con la forma más radical de
Food Design.
Evalúa el comportamiento de la disciplina de diseño en el contexto de
la micro-producción (y no artesanal).Prueba nuevos formatos de
productos y nuevos productos. Se establece un nuevo estilo
internacional.Reconstruye la imagen fotográfica de la vida cotidiana y
sus rituales y toma conceptos como "economías colaborativas" y
"crowdfunding".
¿Qué es el BAR de Ex-Designer?
Es un bar que está abierto de 6 pm a 11 pm de lunes a viernes.
¿Qué es el BAR del Proyecto Ex-Designer?
Es una plataforma en la que se superponen varias actividades, que están
asociadas con los parámetros mencionados anteriormente y que adoptan los
siguientes formatos: simposios, redes, experimentación, acción,
investigación ...
Final abierto
El proyecto, que es esencialmente incompleto, constantemente
implementado y diseñado, está abierto a cambios y transformaciones, así
como nuevas propuestas que podrían enriquecer y completar su espíritu.
El impulsor de esta original iniciativa, Martí Guixé, ha declarado a
PlayGround que su ExBar es "como la gestación de un parto tecnológico",
ya que para que su proyecto completo vea la luz le faltan por lo menos
tres años y medio de impresiones tridimensionales y porque actualmente
sólo ha impreso una décima parte del local.
El único proyecto que se puede comparar a este bar es el Canal House
Project de Holanda. Una casa en 3D en un canal de Amsterdam que se
imprime desde hace 3 años: “En ese proyecto se pretende mejorar la
tecnología de las impresoras 3D. Nosotros partimos de la esencia y sólo
utilizamos las modelos de impresoras 3D más básicas del mercado para
buscar el límite de su buen uso. Si tenemos lo mínimo, ¿dónde podemos
llegar como máximo?”, puntualiza Martí.
En principio no hay límites tecnológicos aunque el problema principal
es el tiempo: “Se puede hacer todo, pero a una velocidad muy lenta.
Mucho más lenta de lo que inicialmente calculamos con Pau Badía
(arquitecto). Por ejemplo, para imprimir cada una de las baldosas que
cubre todo el bar se tardan 3 horas y para imprimir un vaso entre 4 y 6
horas. ¿Podría tener más máquinas? Sí. ¿Podríamos tener máquinas
mejores? También, pero no queremos”.
No quieren porque este diseñador industrial es un hombre inquieto y
peculiar que defiende algo así como un "romanticismo tecnológico". Su
mente va más rápido que su discurso y a media frase siempre tienes la
sensación que se te escapa porque ya está pensando en otra cosa: “ Si
pasas por delante del bar de madrugada ves las 3 impresoras trabajando
sin descanso. Es un bar en progreso constante porque imprimen durante
las 24 horas del día. En un año y dos meses hemos acabado la barra y un
trozo de pared de la entrada. Como el tiempo de construcción es tan
largo decidimos abrir ya".
Pese a que el bar está por hacer, ya está abierto a un público que no
sabe muy bien cómo reaccionar: “ Algunos entran y nos piden fotocopias
pensando que es una copistería. Después hay ingenieros, arquitectos y
adolescentes locos por las nuevas tecnologías que alucinan con el
proyecto, pero la mayoría nos pregunta si estamos abiertos porqué está
todo en construcción y es como entrar en una obra. Somos como la Sagrada
Familia, pero aquí no se hacen misas”, bromea.
Como entienden de diseño y no de restauración se adaptaron a las
demandas de los clientes del barrio: "La gente se quejaba porque no
había sitios donde sentarse, así que imprimimos unos taburetes para los
clientes más cansados”.
Cuando se le pregunta por la obra finalizada
tiene muy claro que es un proyecto de diseño industrial más que un bar
al uso: “No queremos ser un bar hipster típico de Barcelona. Todos los
bares de la ciudad están cortados por el mismo patrón. Este bar va a ser
muy diferente. Ahora tiene un aspecto muy industrial, pero cuando todas
las piezas con relieve conecten será increíble”.
¿Y la comida? Un bar impreso en 3D reclama comida a la altura: "Por
supuesto que queremos imprimir comida. Un sponsor de Taiwán nos cederá 3
máquinas, una de ellas especializada en imprimir comida en 3D. Cuando
el bar esté acabado vamos a transformar las otras impresoras para darles
un uso exclusivo enfocado a la gastronomía".
Eso sí, las impresoras 3D de comida requieren un trato distinto: "Hay
que pensar que la tecnología y la configuración de la impresoras cambia
completamente si es para imprimir comida. Las máquinas tienen que tener
un dispositivo para cocer harina que ahora no tienen".
Martí Guixé enseña vasos, copas, platos y tenedores impresos en 3D.
Todos con certificado gastronómico que hay que ir renovando cada 3 meses
porque con el uso se degradan: "Aún estamos buscando qué comida impresa
queremos ofrecer al cliente, pero tiene que ser coherente con el
espacio. Por ejemplo haremos bolas de pan con tomate, una construcción
arquitectónica comestible para comer pan con tomate sin hacer migas".
Como diseñador industrial no quiere adelantarse al futuro pero cree
que " a diez años vista tendríamos que poder imprimir nutrientes y
sabores por separado. Imagina una pata frita con sabor a fresa. A largo
plazo imagino que los gustos ya no tendrán ninguna relación con la
naturaleza. Serán gustos mucho más complejos sin peligros tóxicos ni
pesticidas".
Pese al ritmo lento de la construcción del bar no tiene miedo a la
competencia: “Si supiéramos que alguien intenta hacer un bar 3D
cambiaríamos la tecnología para ir más rápido, para que nadie se nos
avance. Realmente podríamos ir más rápido porque hay viveros con 300
impresoras 3D para poder acelerar todo el proceso, pero no queremos”,
asegura. Vuelve el romanticismo tecnológico mientras tocamos vasos
recién impresos por unas máquinas sorprendentemente silenciosas.
"Las impresoras 3D tienen un potencial enorme. Aún está por descubrir
todo su potencial y lo que realmente pueden aportar. Y lo mejor es que
es una tecnología al alcance de todos", sentencia." (Imprimalia, 01/02/17)
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