"El jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital
Universitario Ramón y Cajal de Madrid (España) y presidente de la
Sociedad Mundial de la especialidad (IAOMS), el doctor Julio Acero, ha
declarado en el curso de un simposio internacional celebrado en la
capital española que la cirugía virtual y la impresión de modelos en 3D
en la cirugía maxilofacial ha abierto "posibilidades que hasta ahora
eran insospechadas".
En los últimos años, la aplicación de estas nuevas tecnologías han
contribuido en gran medida a mejorar la calidad de vida de los pacientes
afectados. "Lo comparo con el cambio que hubo en la civilización, de la
agricultura a la revolución industrial", ha explicado.
La integración de estas técnicas a la práctica es una realidad; "se
ha incorporado como el GPS a los coches", aseveró. Lo cierto es que,
aunque su introducción en la clínica médica data de la última década, su
mayor desarrollo no se ha visto hasta los últimos 4 ó 5 años.
Cada año miles de pacientes sufren tumores, accidentes o
malformaciones graves que afectan a la región maxilofacial. Hasta hace
años las consecuencias eran devastadoras, con graves trastornos
estéticos y funcionales, con gran impacto en la psicología y la vida
social de los pacientes afectados.
Estas técnicas "permiten realizar reconstrucciones y extirpaciones
que antes eran mucho menos finas", señala en referencia a que se ha
conseguido también mejorar el resultado estético de estas
intervenciones. "¿Qué es lo que queremos? Lo que queremos es darle el
mejor tratamiento posible al paciente, conseguir el mejor resultado de
las extirpaciones tumorales, la mayor calidad en la reconstrucción y
mejorar la vida de los afectados", afirma.
A la hora de comparar con las técnicas estandar, el doctor destaca la
posibilidad que dan estas nuevas tecnologías a la hora de practicar una
intervención fuera del quirófano, así como que ha conseguido
perfeccionar reconstrucciones; así como la posibilidad de tener prótesis
exactas en el quirófano. Con el uso de las técnicas digitales se pueden
obtener imágenes de los pacientes en 3D, se pueden hacer operaciones
virtuales sobre imágenes de los pacientes, extirpar el tumor y
planificar la intervención previamente.
Es decir, es posible transferir esa realidad virtual a la realidad
del quirófano por medio de guías que se imprimen en impresoras 3D o por
medio de navegación como si fuera un GPS, como un mapa, el esqueleto del
paciente. Es posible hacer extirpaciones muy complejas y acceder a
zonas que antes eran de difícil abordaje.
La intervención se hace con tejidos autógenos, es decir, propios del
paciente, de tal manera que se puede reconstruir de manera estética y
funcional de forma que no es posible diferenciar la situación después de
una operación de 14 horas a cómo era previamente el paciente. (...)" (Imprimalia, 28/02/16)
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