Jesús Martínez
"Quizás por aquello de que la vida acaba igual que empieza, en la más
absoluta indefensión, Jesús Martínez quiso abrir una residencia de
ancianos antes de ser pediatra. Pero unos problemas de permisos se lo
impidieron, y este médico madrileño terminó lidiando con mocos, toses y
fiebres infantiles —y a veces, con alguna enfermedad de verdad—, además
de con madres: “La parte más difícil de manejar”, bromea.
En el camino,
red social a red social, blog a blog, se ha convertido en un abanderado
de la pediatría 2.0: “Arrinconar esa mesa que nos separa del paciente,
de los padres, y salir al mundo virtual a hacer educación para la salud,
con una conexión mucho más cercana y acorde con el mundo actual”.
En la práctica, esta forma de entender la medicina se traduce en que
contesta de forma gratuita, junto a una decena de pediatras, a las
consultas de las madres en el grupo de Facebook El médico de mi hij@,
que creó hace un par de años como experimento. Lo que era una forma más
de comunicarse con las familias de su cupo en el centro de salud de
Paracuellos de Jarama (Madrid) ha ido creciendo, hasta convertirse en
una comunidad de más de 6.000 miembros, algunos desde Latinoamérica o
Corea del Sur.
Cuesta creer lo que cuenta, que era un “médico gruñón, muy borde”,
antes de su inmersión en las redes sociales, donde paradójicamente logra
una relación mucho más cercana que cara a cara con las madres —siempre
habla de madres, en genérico, porque siguen siendo las que acuden
mayoritariamente a consulta—.
“La bata te separa, te marca, te dice: ‘Yo
aquí, tú allí’. Te proteges, notas que tienes otra actitud”, dice. “Las
redes sociales me han cambiado el carácter”, asegura. Es cierto que en
persona no muestra esa socarronería de la que hace gala en el mundo
virtual, y sufre con timidez en la sesión de fotos.
“Al principio no entendía muy bien Facebook, me lo tuvo que explicar
mi hijo”, admite, aunque, a sus 54 años, recuerda que siempre ha estado a
la última en tecnología. Empezó dando su correo electrónico a las
madres de su cupo para descargar esas tardes en las que atiende a más de
40 niños.
Tarda como mucho 15 minutos diarios en contestar dudas no
urgentes que, de forma presencial, le llevarían seis o siete minutos
cada una. Así puede “dedicar más tiempo a los que realmente necesitan
que les vea”, dice frente a un café y un zumo.
Después vino un blog (con cuyo nombre bautizó el grupo de Facebook) y
la misma meta que defiende enfatizando con las manos: la educación para
la salud. “Todo médico de primaria debería tener un blog con sus notas y
sus opiniones” agrupadas en el portal del servicio público de salud,
propone en un día en que hará huelga contra los recortes y las
privatizaciones en la sanidad madrileña.
“La gente está ávida de esa
información, pues ofrezcámosla, pero de calidad, y con una firma detrás,
la de tu médico de cabecera”, defiende.
Es decir, frente a las urgencias saturadas por niños con diarrea o
37,5 grados de fiebre, usar Internet para enseñar a los padres a actuar y
cuándo es realmente necesario acudir a consulta. “La vía del ahorro es
empoderar a la población, darles conocimientos, recursos y autonomía en
lugar de ponerles a cada uno un pediatra debajo de casa”. (El País, 19/05/2013)
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