"Esta vez, la ciencia española tiene los mimbres necesarios para pasar directamente al futuro a través de la rendija abierta con el primer genoma creado por ordenador y para liderar, incluso, la investigación europea de la moderna biología sintética. (...)
El tratamiento genético de una levadura (organismo microscópico unicelular responsable, entre otras cosas, de que exista el pan y la cerveza) ya permitía fabricar a bajo coste cantidades ingentes de artemisina, la droga que combate la malaria y que hasta ahora se extraía de la planta. Una bacteria intervenida genéticamente posibilita detectar bombas y minas porque se ilumina al contacto con las sustancias explosivas.
Y un alga aplicada a la lavandería consigue con el agua a 4 grados de temperatura el mismo nivel de limpieza que el que se obtiene ahora a 30 grados. Se calcula que aplicada de forma generalizada supondrá un ahorro energético diario equivalente a todo el petróleo vertido últimamente en el golfo de México. Puede producirse biofuel y biohidrógeno, aunque todavía a un precio no competitivo, y ya no es un sueño convertir los residuos industriales en bioenergía.
La fabricación de vacunas y de órganos humanos para trasplantes crecerá exponencialmente porque el hombre ha logrado imitar a la naturaleza de tal modo que puede engañarla y hacer que trabaje para él.
Es lo que ha hecho el americano Craig Venter y su equipo al sustituir el ADN natural de una célula, una bacteria en este caso, por una copia casi idéntica -le retiraron 14 genes y le añadieron 4 nuevos llamados watermarks (marcas de agua) para poder distinguirlos del genoma natural- construida artificialmente.Resulta que la bacteria, en lugar de rechazar el genoma artificial por intruso, ejecuta diligentemente las funciones biológicas marcadas en ese ADN artificial. (...)
"Podemos sintetizar un genoma (la información genética de un organismo vivo) entero, el correspondiente a un ser unicelular, pero el conocimiento no nos permite en la actualidad hacer lo propio con organismos más complejos", precisa Víctor de Lorenzo, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) de Madrid. "El elemento determinante de la ingeniería sintética es la importación de materiales y conceptos procedentes de la ingeniería de máquinas", subraya.
"Es una revolución total en la medida en que la ingeniería permite disponer de medidas estándar como crear un tornillo y aplicar la idea de que una célula está hecha de partes. Resulta discutible como concepto, pero es eficaz hasta el punto de que podemos hacer un catálogo de las partes de una célula, como podemos hacer el catálogo de las partes de una radio.
Esas partes se ensamblan en circuitos biológicos donde la célula recibe determinados estímulos y reacciona de manera predeterminada", indica. De Lorenzo explica el momento actual de la investigación con esta metáfora luminosa: "Tenemos la capacidad de escribir un libro entero, pero a condición de que utilicemos únicamente unas pocas frases". (...)
La medida del fantástico avance obtenido la aporta el dato de que se haya sintetizado un cromosoma entero con cerca de un millar de genes, cuando, hasta ahora, el mayor éxito de la biología sintética era haber modificado media docena de genes de la síntesis de la artemisina, precisamente.
En términos informáticos, el genoma artificial mycoplasma mycoides JCV-syn 1.0 obtenido por Venter posee algo más de un millón de letras o bases; o sea, una megabase, frente a las 3.000 megabases del genoma humano.
Tratar con los seres pluricelulares implica enfrentarse a una complejidad imposible hoy de manejar, pero la rendija se ha abierto y hay avalanchas para entrar en una disciplina, interdisciplinar en esencia, que atrae particularmente a biólogos, físicos, matemáticos e ingenieros muy jóvenes. (...)
"La microbiología española está tan desarrollada que si contara con incentivos suficientes podría perfectamente liderar la reacción europea", sostiene Andrés Moya, de la Universidad de Valencia. "Tenemos la capacidad y contamos o podemos contar con el capital humano necesario", abunda José María Valpuesta, director del Centro Nacional de Biotecnología.
Más que eso: el pasado año, estudiantes de la Universidad de Valencia se impusieron en el concurso internacional de ideas celebrado en el Massachusetts Institute of Technology, frente a representantes de universidades tan punteras como Harvard, Stanford o Yale.
Los biólogos Luis Serrano y Víctor de Lorenzo son considerados figuras de la vanguardia internacional, y la veintena de grupos de investigación que trabajan en nuestro país constituyen una plataforma muy sólida para situar a España en la avanzada de la biología sintética, pese a que su financiación no llega a la decena de millones. (...)
"He visto pasar dos trenes, el de la biología estructural y el de la proteómica y la genómica, por culpa de nuestras ineficientes estructuras administrativas, de las resistencias políticas y de ese mal endémico de los celos y rencillas entre universidades; que si los de la Complutense, que si los de la Autónoma, que tanto dificultan las imprescindibles colaboraciones interinstitucionales e interdisciplinarias.Sería tremendo que también en la biología sintética tardáramos 10 años en reaccionar y entre una cosa y otra perdiéramos el tercer tren", enfatiza Rafael Giraldo, del Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid.
"Somos muy dados a jugar partidas de ajedrez simultáneas y, aunque nos manejamos bien, no solemos acabar casi ninguna. Ya dijo Séneca que 'da igual de dónde sople el viento, si no sabemos adónde ir'", apostilla Germán Rivas, de ese mismo instituto." (El País, Domingo, 21/11/2010, p. 12/3)
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