Respuesta. Los profesores necesitan autoridad, es cierto, pero esa autoridad vendrá del compromiso asumido de todos, no de forma automática, como resultado de leyes ni de normas. En el pasado era fácil: la escuela no tenía ningún otro competidor a la hora de impartir y regentar el conocimiento. Ahora hay muchos otros medios para aprender. Hay que conseguir que la escuela sea atractiva para los profesores y los alumnos. Motivar a ambos. A base de individualizar.
P. ¿Eso tiene que ver con el número de alumnos por clase?
R. No. Tiene que ver más con la capacidad de diagnosticar de qué pie cojea cada alumno, y de saber desplegar varias pedagogías simultáneas.
P. ¿En la misma clase?
R. Claro. Con más alumnos todo es más difícil, pero eso no es la clave. En Italia, por ejemplo, las clases tienen menos alumnos que en Finlandia, que funciona mejor. La clave está en otro sitio.P. ¿Dónde?
R. En los profesores. En apoyar a los profesores para que éstos desplieguen sus capacidades. ¿Cómo estimulas a los profesores? Desde luego, no estando 25 años en la misma clase, con el mismo método. La clave es atraer a los mejores para que sean profesores. Y retenerlos en la escuela. ¿Cómo se hace eso? (...)
R. Porque se trabaja en un ambiente en el que aprendes, en el que te desarrollas. Se les dice: queremos los mejores alumnos. Tú decides. Tú investigas, conoce a otros profesores, comparte experiencias, habla con ellos, discute. Así se consigue respeto a los profesores.(...)P. ¿Cómo se motiva a los alumnos?
R. Los estudiantes se desentienden de un conocimiento que no tiene que ver con su vida. Las escuelas, hace 100 años, constituían el espacio más moderno al que un joven podía ir: tenían libros, el más moderno utensilio de conocimiento. Ahora, la escuela está muy por detrás de la sociedad.
P. ¿Es una cuestión tecnológica?
R. La tecnología es una parte, pero no es la herramienta mágica. La clave está en personalizar, en individualizar. Los estudiantes de hoy quieren aprender, no que les hablen. Y dando más autonomía y responsabilidad a los profesores." (ANDREAS SCHLEICHER Coordinador del Informe Pisa de la OCDE: "La autoridad de los profesores no llegará como resultado de una ley". El País, ed. Galicia, Sociedad, 23/11/2009, p. 35 )
"Una enseñanza experimental y activa podría atraer a más chavales a disciplinas que se están vaciando - Requeriría reducir contenidos para poder desarrollarlos (...)
María Pilar Jiménez, profesora de la Universidad de Santiago de Compostela, está inmersa en el proyecto europeo S-Team, que trata de difundir entre los profesores los métodos de investigación y experimentos, es decir, que sean los propios alumnos los que vayan descubriendo los conceptos a través de su experiencia en clase. "Se hace un experimento y luego el alumno tiene que escribir sobre él, saber separar las opiniones de la pruebas científicas.Por supuesto, harán falta explicaciones teóricas y los estudiantes tendrán que leer mucho", dice Jiménez. Pero eso requiere tiempo. De hecho, asegura Jiménez, no hay grandes resistencias entre los profesores, el problema es que, sobre todo en secundaria, esos métodos son incompatibles con "un programa larguísimo que hay que dar en muy pocas horas".
El conocimiento avanza hoy a tal velocidad que es imposible intentar enseñarlo todo, coinciden Osborne y Jiménez. Tanto el estudio de Nuffield como otro hecho en 2007 por la Academia de Ciencias de Estados Unidos (Llevando la ciencia a las escuelas), sugieren que los currículos deben elegir muy bien unos pocos contenidos básicos para desarrollarlos ampliamente. De tal manera que se conviertan en la herramienta para que el alumno pueda acceder constantemente a conocimientos nuevos.
"Por ejemplo, con la Literatura Española, no se intenta cubrir todo el canon, sino una selección de obras que ilustren qué es escribir bien y enganchen a los jóvenes. Pero con la ciencia, se intenta encajar hasta el último detalle. El milagro es que aún así haya jóvenes que se interesen por las ciencias", asegura Osborne. (...)
Para empezar, a qué edad un niño está preparado para los conceptos abstractos. María José Gómez Díaz, coordinadora del proyecto "El CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en la escuela" asegura que desde los dos o tres años, así que se trata simplemente de cómo enseñar a cada edad, unas conclusiones muy parecidas a algunas de las recogidas en el estudio de la academia estadounidense.
Lo importante es que los niños aprendan a investigar, "que se den cuenta de que detrás de la realidad hay algo que le da sentido", y meterles en la cabeza "la idea de que todo eso se puede aprender", dice José María López Sancho, director del programa escolar del CSIC. "Los niños tienen que aprender por modelos, que son representaciones simples de la realidad, pero eso tiene que ir adaptado a la edad, a la inteligencia de cada niño", concreta Gómez Díaz.
El programa del CSIC pone a trabajar juntos a científicos y a profesores de primaria y primer ciclo de secundaria. En esas etapas, los profesores manejan muy bien la parte más pedagógica, de enganche emocional los alumnos, pero no tanto la cultura científica necesaria para adaptar esa enseñanza a cada edad, dicen los expertos. Ésa la parte que ofrece el programa del CSIC a unos 800 maestros de todas las autonomías." (El País, ed. Galicia, educación, 16/11/2009, p. 42)
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