"La Katholieke Universiteit Leuven, o KU, es pionera en la impresión de
alimentos en 3D. Nunca antes se había impreso lechuga, pero la
investigadora de esta universidad holandesa lo ha conseguido.
Los ositos de gominola verdes impresos en el Departamento de
Biosistemas están vivos. "Las células vegetales vivas le dan a nuestra
comida una sensación jugosa y crujiente en la boca", dice ella. "Por eso
que queríamos poder imprimirlas".
Por ahora, nadie ha probado los osos. Vienen directamente del
laboratorio. "No son tóxicos, pero tampoco han sido aprobados para el
consumo", dice el investigador. "No son una gran aportación para la
ciencia, pero la cuestión es que hemos desarrollado un protocolo para
imprimir tejido vegetal.
Lo importante es la tecnología, la descripción
de los materiales, las recetas y condiciones óptimas. He construido una
bioimpresora 3D, desarrollado tinta y experimentado con modelos
impresos".
Valérie trabaja para el grupo de investigación del profesor Bart
Nicolaï, que se ha dedicado a los modelos matemáticos de los alimentos
durante años. La fruta virtual es su especialidad, con una gran
biblioteca digital de manzanas, peras y tomates matemáticos. Los modelos
se utilizan para investigar cómo las frutas y hortalizas pueden obtener
una vida útil más larga.
Con el profesor Jeroen Lammertyn, surgió la idea de averiguar si la
estructura de la fruta también podía ser imitada en la realidad, y no
sólo en el ordenador. "La impresión de plantas fue el siguiente paso
lógico", cuenta Valérie. "La tinta de chocolate, hummus y glaseado de
azúcar ya se usan en el sector alimentario, pero sin publicaciones
científicas.
Se ha hablado de impresión con carne. Sin embargo, nadie ha
impreso antes células vegetales vivas. Durante mi doctorado, investigué
si se puede crear tejido vegetal y cómo imprimir células vegetales
vivas. El resultado es tanto natural como artificial. La tinta contiene
pectina y células vivas que aislé de la lechuga, y después usé para
imprimir ositos de gominola. Pero la estructura de panal y los cuadrados
también son posibles, con una estructura diferente cada vez, espaciada o
menos espaciada".
La lechuga contiene 100 millones de células vivas por milímetro. La
lechuga impresa contiene 1 millón de células vivas por milímetro. "La
cantidad de células presentes todavía no es lo suficientemente grande,
pero sobreviven al cabezal de la impresora. En el futuro, debería ser
posible desarrollarlas después de haber sido impresas. La impresión 3D
de alimentos es una tecnología emergente.
Las aplicaciones artísticas y
gastronómicas son obvias. Pero también ofrece oportunidades para la
medicina. Muchos pacientes experimentan dificultades para tragar. Al
imprimir las células vegetales vivas, podemos mantener el control de la
estructura y la textura de las comidas.
Además, la presentación es mucho
más atractiva que la del puré", explica Valérie.
Además, Valérie también apoya la comida personalizada. "Podría
integrarse una bioimpresora en los robots de cocina, con diseños
descargables y con la posibilidad de imprimir alimentos ajustados a sus
propias necesidades, ya sea un atleta profesional o se esté recuperando
de una enfermedad. Con una bioimpresora, se puede imprimir la cantidad
exacta de nutrientes necesarios.
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