"Antes de los grandes centros comerciales y las tiendas outlet. Antes
de Amazon. Antes incluso de Internet, quien llevaba unas zapatillas de
deporte de marca al instituto se convertía automáticamente en un icono
de moda (y en blanco de pisotones).
Cubrir los pies con unas Air Jordan,
quizás las más icónicas y deseadas desde mediados de los ochenta, no
estaba al alcance de cualquiera. Hoy, en cambio, este tipo de calzado se
ha extendido hasta convertirse en el más popular para todas las edades y
parece adecuado en cualquier situación (¿queda todavía algún local
donde impidan entrar por llevar zapatillas?).
La pregunta es si esta
edad dorada podrá soportar la irrupción de las nuevas tecnologías y la
implantación de nuevas técnicas de fabricación como la impresión en 3D.
De hecho algunas marcas ya están pensando en ese futuro; Eric Sprunk,
jefe de operaciones de Nike, reconoció en una conferencia hace dos años
que el 3D va a representar una revolución en este mercado y que se
estaban preparando para afrontarlo.
Como suele ser habitual en el terreno de las innovaciones, las
compañías más pequeñas son más proclives a correr riesgos y pueden
mostrarse más ágiles a la hora de implementar nuevos procesos. Feetz
Shoes en un ejemplo de ello. Fundada por Lucy Beard, matemática, y su
marido Nigel, doctor en biotecnología, Feetz propone una nueva forma de
fabricar y comprar calzado, completamente personalizada y ajustada a las
medidas del consumidor.
La idea nació después de una frustrante jornada
de compras: “Me probé 20 zapatos -contó Lucy Beard a The Telegraph- y
ninguno me quedaba bien. Después, fui al Starbucks y pedí un café doble
con moka y leche de soja. Entonces pensé: ¿por qué puedo personalizar mi
café y no mis zapatos?”.
Feetz ha desarrollado una aplicación con la cual el usuario crea una
imagen virtual de sus pies para que los zapatos se ajusten perfectamente
a la forma que necesita. Esa imagen se envía junto con algunos datos
-la altura y el peso- para elegir el material más adecuado con el que
fabricar las suelas. Posteriormente estas suelas son impresas en 3D,
ensambladas y enviadas al cliente.
El sistema permite fabricar el
calzado en pocas horas y la compañía presume de que su método de
fabricación reduce hasta en un 60% las emisiones de carbono, con lo que
además son una empresa sostenible. Lucy Beard cree que en 10 ó 15 años
no será necesario encargar sus zapatillas: “tendremos una impresora 3D
en el armario.
Buscaremos lo que queremos en el smartphone, lo
enviaremos a la impresora, nos iremos a dormir y, al despertar,
tendremos los zapatos listos. Ese es el futuro que nos depara la
tecnología: moda que se adapta a nosotros, entregada a domicilio de una
forma realmente sencilla”. (One, 30/03/17)
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