"Partiendo de la necesidad de la micro-generación y
la electrificación del transporte, trataremos de su impacto sobre las
redes eléctricas. Pero antes de todo conviene conocer algunas magnitudes
de la red eléctrica.
En la curva de demanda típica de un día laborable, observamos que la
demanda oscila entre 23 GW en horas valle y 33 GW en horas punta. La
demanda máxima a la que se llegó en 2013 fue de 39 GW. Las líneas de
transporte y distribución deben estar dimensionadas para este consumo.
Cualquier demanda añadida que hiciera incrementar la demanda máxima
requeriría una ampliación de capacidad de la red y por lo tanto sus
costes, que acabarían repercutidos en el consumidor. Por el contrario
cualquier demanda en horas valle ayudaría a un uso más eficiente de los
recursos.
Evitar el transporte de energía es ganar eficiencia en la red
Cuando la micro-generación se produce cerca de los puntos de consumo,
se reduce la necesidad de transporte de energía y todas la pérdidas
asociadas al mismo, liberando capacidad de las redes de transporte y
distribución; la micro-generación de origen solar además lo hace durante
el pico de demanda del mediodía. Sin embargo, las redes de distribución
actuales presentan algunas limitaciones, puesto que han estado
concebidas para un flujo unidireccional de corriente.
Los actuales sistemas de protección y control, y los ajustes de
tensión en las cabeceras de MT i de BT para compensar las pérdidas en
las líneas hasta el usuario se han diseñado para un flujo unidireccional
de corriente. Para un flujo bidireccional, si se quieren mantener los
actuales niveles de protección y calidad, estos sistemas se deben
rediseñar, serán más complejos y requerirán de cierto grado de
inteligencia y coordinación con sistemas vecinos.
- Por su parte, la electrificación del parque móvil supondría un incremento del consumo eléctrico, que si estuviera bien gestionado y se produjera en horas valle serviría para aplanar la curva de demanda, al tiempo que permitiría subir el techo de participación de la energía eólica en el mix eléctrico y con ella el porcentaje de participación en el mix de las energías renovables.
- Por el contrario, si no se gestionara podría provocar demandas puntuales de electricidad inasumibles por el sistema eléctrico, comenzando por la propia red de distribución. A más largo plazo, los vehículos eléctricos podrían actuar a modo de almacén de energía inyectando corriente en la red durante los picos de demanda.
A modo de ejemplo, supongamos la electrificación del 25% de parque
móvil español, que a finales de 2013 contaba con 22 millones de turismos
y 5,1 millones de camiones y furgonetas, sin contar otros tipos de
vehículo. Si en algún momento coincidieran todos cargando a la misma
hora en modo de carga normal (solo 3,7 KW), se produciría una demanda
puntual de 25 GW, un 64% de la carga máxima de 39 GW. Inasumible.
Pero
gestionando bien la carga, el sistema tendría recursos de sobra para
cargar los vehículos, puesto que la demanda energética sería de unos 49
GWh, un 7,35% sobre la demanda diaria (661 GWh) calculando sobre la base
de 14 Kwh/100Km de consumo típico para un utilitario, una estimación de
25 KWh/100Km para camiones y furgonetas, y suponiendo un promedio
diario de 30 y 100 Km respectivamente.
Redes inteligentes para optimizar el almacenaje
Resumiendo, para atender estas nuevas necesidades haciendo un uso
eficiente de las redes de distribución, es necesario dotarlas de
inteligencia, flexibilidad, capacidad de regulación y almacenaje cuando
ello sea posible y una mínima necesidad de supervisión, mediante el uso
de las TIC. Nos referiremos a estas redes como “smart grids”.
Sin embargo el camino hacia la “smart-grid” será largo, por la gran
magnitud y complejidad de la red eléctrica (todos los países están
interconectados a través de la red eléctrica). El volumen de las
inversiones necesarias y los largos periodos de amortización, no
permiten cambios acelerados, y la complejidad de la red obliga a
analizar muy bien cada cambio.
Probablemente uno de los primeros pasos será que puedan agruparse
varios consumidores/productores (“prosumers”) de una zona, para formar
una la “micro-grid”, que gestionada por un gestor energético podría
comportarse ante la red como una carga pasiva virtual, o adaptarse en
cada momento a las disponibilidades de la red.
Sin duda, las “smart-grids”, suponen un reto y una oportunidad para
desarrollar una nueva industria y todos los servicios asociados, que
pueden tener una incidencia importante en el PIB. Si no queremos perder
el tren es necesario que cuanto antes se desarrolle un marco legal
adecuado, que establezca límites y responsabilidades de cada uno de los
actores del mercado de manera diáfana. Aquí hay mucho por hacer y
de cómo se haga depende el futuro de la red inteligente y de una parte
de la economía de nuestro país." (22 Noviembre 2014)
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