Dos diarios españoles, El Mundo y La Razón, han publicado sendos
reportajes sobre los zapatos que calza la Reina de España, doña Letizia
Ortiz, cuyo fabricante preferido es una firma de la localidad alicantina
de Elda llamada Magrit, la cual también se vale de la impresión 3D para
culminar con éxito su delicada labor.
La familia alicantina de artesanos del calzado guarda silencio.
Prefiere que sea su trabajo el que hable.Aun así, según ha podido
confirmar La Razón, doña Letizia cuenta con su propia horma en la casa
alicantina, hecha a partir de su pie y adaptada a las particularidades
de su fisionomía.
Se trata de un molde que corresponde en su longitud a
un 37 clásico. La especificidad de la plantilla de la Reina es que es
algo más estrecho de lo normal, de tal manera que el zapato se pule para
que se ajuste al detalle y permita un mayor movilidad sin que provoque
rozadora alguna.
La creación de la horma de Doña Letizia se llevó a cabo como el de
cualquier otra clienta que solicite un zapato a medida. Con el prototipo
de la horma –actualmente se digitaliza e incluso se materializan en
impresoras 3D–, se crea un primer modelo con los materiales
correspondientes, se realiza la correspondiente prueba de calce, se
hacen las correcciones si fuera necesario y finalmente se fabrica el
zapato.
Se siguen procesos donde se combinan técnicas mecanizadas con la
tradición artesanal manteniendo las mismas fases que se seguían en los
talleres de hace unos cien años. En concreto, el proceso de adaptar las
distintas partes del zapato de la Reina a la horma –lo que se conoce
como hormar–, sigue siendo responsabilidad de un zapatero que lo realiza
a mano, a golpe de martillo y lija.
«Salvo que haya un cambio de peso
significativo o que se hinchen los pies por la edad, esta horma vale de
por vida porque es raro que se modifique la estructura del pie, esto es,
las medidas de calce, puente y longitud», detalla Hermelando Albert,
maestro artesanal del Museo del Calzado en Elda.
Con la horma fabricada, el reto más complicado viene a la hora de
adaptar esa horma a una de las peticiones de la clienta real: la gran
altura de sus tacones para compensar los 30 centímetros de diferencia de
estatura con respecto a Don Felipe. Y eso que Doña Letizia mide 1,67,
es decir, seis centímetros más que la media de las españolas.
Este desafío no es sencillo: un tacón que en ocasiones supera los 12
centímetros y con el e que ha de moverse en actos oficiales durante
varias horas sin que la espalda y el propio pie y la espalda no le pasen
factura. «Lo máximo que puede soportar una mujer normal son ocho
centímetros, salvo que estén entrenadas, algo que no suele ser habitual
debido a la tendencia a llevar calzado deportivo y bailarinas.
Con una
hora al día de entrenamiento es suficiente para aprender a llevar
tacones. En el caso de Doña Letizia, podemos decir que el hecho de
llevarlos a diario le permite no sólo caminar con elegancia, sino
aguantar con ellos largas jornadas de trabajo luciéndolos.
Esos ocho
centímetros, con plataforma se pueden llegar a convertir en doce como
máximo para que se compense el peso, pisando hacia adelante el 75 por
ciento de su peso y dejando atrás el otro 25», explica Albert, que
recomienda no forzar continuamente esta altura».
Tener una horma es la
garantía de que el zapato quede como un guante, se sufra menos y haya
menos sensación de cansancio, pero hay que evitar llevar siempre el
tacón al límite», insiste.
Lo cierto es que Doña Letizia cuenta con sus propios trucos. El día
de la proclamación comenzó la jornada con el modelo Leonor, de 10
centímetros de tacón que llevaban oculta una pequeña cuña bajo el forro.
Aun así, durante el besamanos decidió cambiar y tiró de los «peep
toes», rebautizados «letizios», con una mayor plataforma que permitiera
mantener la altura sin suponer una pérdida de estabilidad ni forzar el
pie. Unos y otros se mueven en torno a los 200 euros el par.
Lo cierto es que resulta coherente y práctico que Doña Letizia haya
apostado por un modisto y un zapatero de cabecera con el que configurar
sus «looks» oficiales, en tanto que el conocimiento que tienen sobre su
clienta y la confianza de ella con sus proveedores hace el trabajo más
rápido.
Conocen casi a la perfección sus gustos personales de la Reina
así como las exigencias que marca el protocolo para cada uno de los
actos en los que tiene que tomar parte. De la misma manera, no hace
falta tomar medidas y se hacen las pruebas imprescindibles lo que
permite a la Reina.
Eso no quita para que tanto Varela como los Magrit
se desplacen a Zarzuela si la ocasión lo requiere. En el entorno de
Zarzuela comentan que no le preocupa en absoluto repetir zapato. Es más,
no solicita uno nuevo de sus clásicos de referencia hasta que no está
verdaderamente gastado y amortizado. (...)" (Imprimalia, 29/07/2014)
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