20/10/14

Virus impresos en 3D para acabar con el cáncer


"El director del Departamento de Nanotecnología de Autodesk, Andrew Hessel, está desarrollando un proyecto de impresión 3D de virus adaptados a las características de cada paciente o personalizados con los que poder curar enfermedades como el cáncer, porque estos virus fruto de la combinación entre impresión 3D, computación e ingeniería genética serán capaces de acabar con las células cancerígenas, al contrario de como actúa la quimioterapia actual, la cual acaba de forma indiscriminada tanto con células sanas como con las malignas de los tumores.


He aquí el vídeo de una conferencia del investigador (youtube)

Según el método proyectado por Andrew Hessel, habría que extraer células malignas de un enfermo de cáncer y diseñar e imprimir en 3D los virus artificiales adaptados al tipo de tumor del paciente para acabar con su cáncer y devolverle la salud.

Unos 600 inversores apoyan hasta ahora el proyecto de Hessel, el cual calcula que la impresión 3D de virus anticancerígenos podría costar unos 730 euros por unidad. Los interesados en optar a este tratamiento se suscribirían a una plataforma comercial a cambio del pago de una cuota anual.

Andrew Hessel pronunció una conferencia sobre su proyecto durante una reunión de innovadores celebrada en la Sociedad Histórica de Nueva York, tras la cual mantuvo un encuentro con el diario El Mundo, al que amplió detalles sobre el estado de su proyecto. 

Según este biólogo, él trabaja con virus oncolíticos, conocidos por la ciencia desde hace años: "Son patógenos muy débiles -afirma- que infectan las células cancerosas y dejan intactas las células sanas. Algunas empresas empiezan a aprovecharlos con éxito en algunos ensayos clínicos. Lo que nadie ha logrado es diseñar esos virus en un ordenador y fabricarlos a la medida de cada paciente».

Andrew Hessel inició su carrera en 1995 trabajando para la empresa farmacéutica Amgen, pero se fue siete años después porque sus jefes no le permitían experimentar.

Por entonces empezaban a despuntar los primeros logros de la genética y Hessel enseguida se dio cuenta de las oportunidades que podían ofrecer a la medicina los avances de la tecnología digital. 

«Un amigo me habló de los virus oncolíticos y pensé que podríamos mejorar su eficacia si los adaptábamos a cada paciente», explica. «Nuestras células son como pequeños ordenadores y el ADN es su sistema operativo. La tecnología empieza a permitirnos digitalizar la información de ese sistema operativo como digitalizamos un texto o una canción».

El proceso que propone Hessel para curar el cáncer es muy distinto del que observan las grandes empresas farmacéuticas, cuyo objetivo es lanzar al mercado fármacos que apenas tengan efectos secundarios y cuenten con el visto bueno del regulador. 

«El problema no es la tecnología, sino el modelo de negocio de las multinacionales, que se gastan cifras millonarias en diseñar medicinas que en ocasiones sólo utilizan miles de personas en todo el mundo. Sería mucho más eficiente elaborar fármacos a la medida de cada paciente y asegurarnos de antemano de que pueden curar su tumor».

Hessel recuerda que es posible secuenciar el genoma de cualquier ser vivo por mucho menos dinero que hace apenas dos años y asegura que muy pronto cualquier científico podrá acceder a herramientas más poderosas que las de las que tienen hoy a su alcance los empleados de una multinacional. «Nuestro sistema está abierto a cualquiera que quiera ayudarnos en cualquier lugar del mundo», dice sobre su proceso de trabajo. «Una cooperativa pequeña como la nuestra está mejor preparada para un desafío así».

El científico es consciente del escepticismo que suscita su propuesta entre algunos miembros de la comunidad científica, que advierten que curar el cáncer no es tan sencillo como podría parecer. 

Por eso presenta su proyecto como el principio de una revolución similar a la que desencadenaron los primeros ordenadores personales y echa mano de una metáfora muy gráfica: «Si usted hiciera un juguete de plástico hace unos años, tendría que diseñar primero unos moldes y sólo merecería la pena diseñarlos si quisiera fabricar miles de juguetes de una vez. 

Hoy uno puede imprimir cualquier juguete en casa por mucho menos dinero con una impresora de objetos en tres dimensiones. Así queremos nosotros desarrollar nuestras medicinas: con unas herramientas abiertas a cualquier científico que nos quiera ayudar».

El objetivo de Hessel es atraer a jóvenes científicos que han empezado a experimentar con la ingeniería genética y que forman una especie de comunidad global. Algunos han logrado añadir ingredientes sintéticos al ADN de algunas especies y otros han creado plantas que brillan en la oscuridad. 

La cooperativa de Hessel cuenta con el respaldo de socios tan influyentes como la Universidad de Harvard o la empresa Organovo, que fabrica tejidos humanos recurriendo a una tecnología similar. Pero algunos científicos ponen en duda la viabilidad de su proyecto y observan con recelo su popularidad.

«No le conozco personalmente y es probable que esté simplificando los desafíos a los que se enfrenta, pero eso no tiene por qué ser malo», decía recientemente el biólogo Neil Gershenfeld, que dirige uno de los centros de investigación del MIT. «Los visionarios como él suelen tener mala reputación entre los científicos, pero cumplen un papel muy útil porque ayudan a detectar posibilidades que los expertos en un campo muy concreto no suelen ver».

 será cada vez más barato y más sencillo por el poderío creciente de los ordenadores, que se duplica cada 18 meses según las premisas de la Ley de Moore.

«Lo primero que debemos hacer es resolver problemas de diseño probando la eficacia de los virus en los cultivos celulares de un laboratorio. Sólo entonces llegará el momento de hacer ensayos con animales», dice el científico, que no se atreve a ofrecer una fecha en la que su terapia servirá para curar a un ser humano: «Es imposible predecir el futuro, pero no hay ninguna barrera técnica que nos impida hacerlo hoy. Si unos oncólogos tuvieran un paciente que cumpliera las condiciones apropiadas, podríamos crear juntos un equipo y diseñar unos virus que recibieran una autorización especial para experimentar».

El cáncer no es el único problema que podría atajar el sistema que propone Hessel. Sus fármacos personalizados podrían ser una solución para la tuberculosis o la malaria y también para quienes sufren enfermedades raras, en quienes las grandes empresas farmacéuticas no tienen incentivos para invertir. Por ahora la tecnología que utiliza Hessel es demasiado compleja.

Pero su impresión es que poco a poco se irá simplificando y que muy pronto cualquiera podrá imprimir sus propios virus si se le detecta un tumor. «Bastará con un laboratorio básico y con una impresora de ADN y será tan sencillo como usar un procesador de textos», asegura muy serio. «Cualquiera podrá elaborar su propia medicina siempre que creemos unos buenos controles de seguridad».

El científico está seguro de que sus ideas dinamitarán el modelo de negocio de las farmacéuticas y ayudarán a curar tumores mortíferos. El ADN de las células cancerosas puede sufrir cientos de mutaciones. 

Pero eso no le parece un problema a Hessel, que asegura que cada vez será más barato y más rápido experimentar hasta encontrar una solución: «Si me sale prácticamente gratis diseñar un virus y puedo probar su eficacia en el laboratorio, no hay nada que me impida probar miles de diseños. Recuerda que es algo que no tengo por qué hacer yo solo. Miles de personas pueden aportar ideas para curar a un solo paciente».

Antes de despedirse, Hessel asegura que curar el cáncer será sólo uno de los logros que nos permitirá alcanzar la ingeniería genética: «Podremos crear carne y leche sintética para ahorrar energía y frenar el cambio climático. También recuperar especies desaparecidas como el mamut». (...)"             (Imprimalia, 30/05/2014)

No hay comentarios: