"El
director del Departamento de Nanotecnología de Autodesk, Andrew Hessel,
está desarrollando un proyecto de impresión 3D de virus adaptados a las
características de cada paciente o personalizados con los que poder
curar enfermedades como el cáncer, porque estos virus fruto de la
combinación entre impresión 3D, computación e ingeniería genética serán
capaces de acabar con las células cancerígenas, al contrario de como
actúa la quimioterapia actual, la cual acaba de forma indiscriminada
tanto con células sanas como con las malignas de los tumores.
He
aquí el vídeo de una conferencia del investigador (youtube)
Según el método proyectado por Andrew Hessel, habría que extraer
células malignas de un enfermo de cáncer y diseñar e imprimir en 3D los
virus artificiales adaptados al tipo de tumor del paciente para acabar
con su cáncer y devolverle la salud.
Unos 600 inversores apoyan hasta ahora el proyecto de Hessel, el cual
calcula que la impresión 3D de virus anticancerígenos podría costar
unos 730 euros por unidad. Los interesados en optar a este tratamiento
se suscribirían a una plataforma comercial a cambio del pago de una
cuota anual.
Andrew
Hessel pronunció una conferencia sobre su proyecto durante una reunión
de innovadores celebrada en la Sociedad Histórica de Nueva York, tras la
cual mantuvo un encuentro con el diario El Mundo, al que amplió
detalles sobre el estado de su proyecto.
Según este biólogo, él trabaja
con virus oncolíticos, conocidos por la ciencia desde hace años: "Son
patógenos muy débiles -afirma- que infectan las células cancerosas y
dejan intactas las células sanas. Algunas empresas empiezan a
aprovecharlos con éxito en algunos ensayos clínicos. Lo que nadie ha
logrado es diseñar esos virus en un ordenador y fabricarlos a la medida
de cada paciente».
Andrew
Hessel inició su carrera en 1995 trabajando para la empresa
farmacéutica Amgen, pero se fue siete años después porque sus jefes no
le permitían experimentar.
Por entonces empezaban a despuntar los primeros logros de la genética
y Hessel enseguida se dio cuenta de las oportunidades que podían
ofrecer a la medicina los avances de la tecnología digital.
«Un amigo me
habló de los virus oncolíticos y pensé que podríamos mejorar su
eficacia si los adaptábamos a cada paciente», explica. «Nuestras células
son como pequeños ordenadores y el ADN es su sistema operativo. La
tecnología empieza a permitirnos digitalizar la información de ese
sistema operativo como digitalizamos un texto o una canción».
El proceso que propone Hessel para curar el cáncer es muy distinto
del que observan las grandes empresas farmacéuticas, cuyo objetivo es
lanzar al mercado fármacos que apenas tengan efectos secundarios y
cuenten con el visto bueno del regulador.
«El problema no es la
tecnología, sino el modelo de negocio de las multinacionales, que se
gastan cifras millonarias en diseñar medicinas que en ocasiones sólo
utilizan miles de personas en todo el mundo. Sería mucho más eficiente
elaborar fármacos a la medida de cada paciente y asegurarnos de antemano
de que pueden curar su tumor».
Hessel recuerda que es posible secuenciar el genoma de cualquier ser
vivo por mucho menos dinero que hace apenas dos años y asegura que muy
pronto cualquier científico podrá acceder a herramientas más poderosas
que las de las que tienen hoy a su alcance los empleados de una
multinacional. «Nuestro sistema está abierto a cualquiera que quiera
ayudarnos en cualquier lugar del mundo», dice sobre su proceso de
trabajo. «Una cooperativa pequeña como la nuestra está mejor preparada
para un desafío así».
El científico es consciente del escepticismo que suscita su propuesta
entre algunos miembros de la comunidad científica, que advierten que
curar el cáncer no es tan sencillo como podría parecer.
Por eso presenta
su proyecto como el principio de una revolución similar a la que
desencadenaron los primeros ordenadores personales y echa mano de una
metáfora muy gráfica: «Si usted hiciera un juguete de plástico hace unos
años, tendría que diseñar primero unos moldes y sólo merecería la pena
diseñarlos si quisiera fabricar miles de juguetes de una vez.
Hoy uno
puede imprimir cualquier juguete en casa por mucho menos dinero con una
impresora de objetos en tres dimensiones. Así queremos nosotros
desarrollar nuestras medicinas: con unas herramientas abiertas a
cualquier científico que nos quiera ayudar».
El
objetivo de Hessel es atraer a jóvenes científicos que han empezado a
experimentar con la ingeniería genética y que forman una especie de
comunidad global. Algunos han logrado añadir ingredientes sintéticos al
ADN de algunas especies y otros han creado plantas que brillan en la
oscuridad.
La cooperativa de Hessel cuenta con el respaldo de socios tan
influyentes como la Universidad de Harvard o la empresa Organovo, que
fabrica tejidos humanos recurriendo a una tecnología similar. Pero
algunos científicos ponen en duda la viabilidad de su proyecto y
observan con recelo su popularidad.
«No le conozco personalmente y es probable que esté simplificando los
desafíos a los que se enfrenta, pero eso no tiene por qué ser malo»,
decía recientemente el biólogo Neil Gershenfeld, que dirige uno de los
centros de investigación del MIT. «Los visionarios como él suelen tener
mala reputación entre los científicos, pero cumplen un papel muy útil
porque ayudan a detectar posibilidades que los expertos en un campo muy
concreto no suelen ver».
será cada vez más barato y más sencillo por el poderío creciente de los
ordenadores, que se duplica cada 18 meses según las premisas de la Ley
de Moore.
«Lo primero que debemos hacer es resolver problemas de diseño
probando la eficacia de los virus en los cultivos celulares de un
laboratorio. Sólo entonces llegará el momento de hacer ensayos con
animales», dice el científico, que no se atreve a ofrecer una fecha en
la que su terapia servirá para curar a un ser humano: «Es imposible
predecir el futuro, pero no hay ninguna barrera técnica que nos impida
hacerlo hoy. Si unos oncólogos tuvieran un paciente que cumpliera las
condiciones apropiadas, podríamos crear juntos un equipo y diseñar unos
virus que recibieran una autorización especial para experimentar».
El cáncer no es el único problema que podría atajar el sistema que
propone Hessel. Sus fármacos personalizados podrían ser una solución
para la tuberculosis o la malaria y también para quienes sufren
enfermedades raras, en quienes las grandes empresas farmacéuticas no
tienen incentivos para invertir. Por ahora la tecnología que utiliza
Hessel es demasiado compleja.
Pero
su impresión es que poco a poco se irá simplificando y que muy pronto
cualquiera podrá imprimir sus propios virus si se le detecta un tumor.
«Bastará con un laboratorio básico y con una impresora de ADN y será tan
sencillo como usar un procesador de textos», asegura muy serio.
«Cualquiera podrá elaborar su propia medicina siempre que creemos unos
buenos controles de seguridad».
El científico está seguro de que sus ideas dinamitarán el modelo de
negocio de las farmacéuticas y ayudarán a curar tumores mortíferos. El
ADN de las células cancerosas puede sufrir cientos de mutaciones.
Pero
eso no le parece un problema a Hessel, que asegura que cada vez será más
barato y más rápido experimentar hasta encontrar una solución: «Si me
sale prácticamente gratis diseñar un virus y puedo probar su eficacia en
el laboratorio, no hay nada que me impida probar miles de diseños.
Recuerda que es algo que no tengo por qué hacer yo solo. Miles de
personas pueden aportar ideas para curar a un solo paciente».
Antes de despedirse, Hessel asegura que curar el cáncer será sólo uno
de los logros que nos permitirá alcanzar la ingeniería genética:
«Podremos crear carne y leche sintética para ahorrar energía y frenar el
cambio climático. También recuperar especies desaparecidas como el
mamut». (...)" (Imprimalia, 30/05/2014)
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