"(...) Y será en el corazón de esa economía financiera donde se vivirá la batalla más sangrienta.
Lo vivido hasta ahora no ha sido más que fuegos artificiales. La crisis
de hace unos años, los bancos cayendo y las entidades siendo rescatadas
no era más que la escenografía engañosa de cuanto en realidad está
pasando. Un negocio en declive y no sabe porque.
Cuatro de cada diez
jóvenes afirma que estaría dispuesto a cambiarse a un banco que sólo
operase por Internet. Se llama, como en el mundo de la música, los
libros, el cine o lo que sea, retirar intermediarios.
Parece muy absurdo que sigamos manteniendo rentabilidades inmensas y
propiedades insultantes con edificios enormes a bajo rendimiento para
simular no sabemos que exactamente.
Obviamente si la banca se ‘abre’ y localiza nuevos actores como ha
pasado en otros ámbitos, ‘los de siempre’ las van a pasar maduras.
Miremos pues quienes son ahora los grandes distribuidores de música.
Aquellos que crearon y desarrollaron plataformas donde ubicar todo ese
modelo nuevo de transacciones comerciales.
Pasó en la fotografía que pasó de necesitar a cuatro mil empleados en Kodak a los cuarenta de Instagram para hacer lo mismo. Pasará en toda la banca del mundo que pasará de necesitar millones de empleados a ninguno. Los banqueros seremos todos.
Google, Amazon y Apple serán los bancos del futuro.
Bancos que si adaptan la tensión social y los cambios, que hasta la
fecha han ido incorporando bien a sus dinámicas, ofrecerán un nuevo
punto de visión entre clientes y gestores económicos. Imaginemos pues
que quienes ahora controlan una gran mayoría de transacciones
comerciales en el mundo actualmente pasaran a gestionar créditos y
‘productos financieros tradicionales’ a fin de permitir acceder a todos
ellos desde las plataformas sociales y abiertas de colaboración masiva e
inteligente. Cuando eso pase, que pasará, será demasiado tarde para
algunos.
Veamos dónde nos lleva todo esto. Poco a poco la necesidad de ser propietario va derivando a otros modelos más permisivos, menos prisioneros
y ahí juega un papel relevante aquello que la gente joven exigirá a sus
bancos: más servicios y soluciones y menos modelos de inversión.
Hablamos pues de análisis en tiempo real sobre gastos, que previsiones
de gasto e inteligencia artificial adaptada a los datos sobre tu gestión
económica personal o empresarial. Hablamos de sumar Internet de las Cosas, Big data y modelos robotizados cuando nos referimos a todo ello. No está tan lejos como puede parecer.
Con todo esto tiene que ver mucho esta sociedad saciada en la que
vivimos. De necesitar de todo hemos pasado a que nos sobren inmensas
cantidades de cosas. De ahí que hemos pasado a valorar compartir como un elemento natural y no como una acción caritativa.
Hoy en día tener no es importante, lo verdaderamente interesante es
probarlo y por eso no hay forma artificial de detener un inminente
modelo socioeconómico que se rige por el ‘trying’ en lugar de por
‘buying’.
Como todo esto no se puede parar habrá que legislarlo
y así lo ralentizamos un poco. Eso es lo que pensó la Unión Europea al
divisar la que se le viene encima a todos los poderosos. Siempre fue así
lo seguirá siendo.
Estos modelos colapsan la economía tranquila y
orientada por los de siempre. Cualquier industria que ha visto tambalear
su estabilidad ha puesto en marcha sus mecanismos de defensa más
artificiales y desesperados que efectivos.
Taxistas con Uber, operadores turísticos con Airbnb
o en cualquier otro sector, el asunto no tiene manera de regularse como
se regularon las cosas antes. Un bit es un bit y por mucho que quieran
los gobernantes seguirá siendo un bit hasta el final del universo
conocido. Es decir, lo que es analógico no puede jugar la liga de lo
digital porque tarde o temprano perderá y entonces el destrozo aun será
mayor.
Pero ahora el sector financiero está acorralado y no se quiere enterar. Cree que tras la quiebra que vivieron ya todo está solucionado. No entendieron nada. Que
se lo digan a la prensa, mucha aun sigue pensando que eso de innovar en
esta época es poner artículos de pago en sus ediciones digitales. Así les irá.
Los bancos van a tener que conjugar verbos nuevos como compartir. Deberán dejar de decir tonterías como que ‘las sucursales van a ser más amplias y lugares donde los clientes podrán vivir la experiencia de la banca inteligente’. Lo van a tener difícil, distinto, mejor si quieren. (...)" (Marc Vidal, 21/06/2014)
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