"Mire los tejados que ve desde su ventana, o vaya a un punto con
cierta perspectiva, verá cientos o miles de metros cuadrados de tejados,
de casas unifamiliares, de naves industriales, de azoteas, sin ningún
uso. Ahora cierre los ojos e imagínelos con miles de placas solares
produciendo electricidad… contribuyendo, además, a una menor cuota de
importaciones y ahorrando para millones de ciudadanos…
Seamos serios. En España hay mucho sol. No hay gas, ni mucho
petróleo, ni mucho carbón de calidad, ni mucho uranio, ni siquiera mucho
viento constante. Pero si mucho sol.
Tenemos una muy elevada dependencia energética, de las mas altas de
Europa (según Eurostat, del 73,3%), la segunda mayor de los grandes
países europeos solo superada por Italia. Dependencia que nos obliga a importar grandes cantidades de productos petrolíferos con fines energéticos
(representan el 22% del total de las importaciones).
Y mientras el
precio del petróleo (y el del gas que permanece indexado a este) se
mantiene en torno a los 110 dólares por barril, la masiva salida de
divisas se sigue produciendo. Además los países de los que importamos
estas materias primas no son precisamente muy estables. Por otra parte
tampoco somos muy ricos. Es decir tampoco podemos permitirnos no
utilizar nuestros propios recursos.
Otros países y territorios ya han apostado por este sistema. Y no son precisamente gente subdesarrollada, ni pobre, ni idiota. (...)
Mientras, aquí, la población y las empresas se sienten como un gato observando el horror del precio de la energía en España,
y no solo el precio sino el embrollo energético, por decirlo de una
manera misericordiosa, en que estamos sumidos entre las energéticas y
los diferentes gobiernos.
Con sus puertas giratorias, docenas de
decretos contradictorios apoyando unas u otras tecnologías según
determinados intereses y decisiones no apoyadas en criterios que
deberían ser tan evidentes como el ahorro, la innovación, el medio
ambiente o la competitividad.
En el anterior periodo político en medio de una gran confusión legislativa y regulatoria
se iniciaron miles de huertos solares lejos de los lugares de consumo,
lo que implica fuertes pérdidas por el transporte, mientras miles de
hectáreas de naves de polígonos industriales y de tejido urbano no se
utilizaban para poner placas.
El código técnico de la edificación se fue
modificando entre 2004 y 2007. Cuando se aprobó se dio un plazo de un
año para que los constructores pudieran incluirlo en los nuevos
edificios, pero desde el 2008 nadie hizo una casa nueva en España, con
lo cual no se instaló ni un nuevo tejado solar.
El anterior gobierno en 7 años no fue capaz de legislar en este sentido y este nuevo gobierno es todavía peor.
La legislación actual, diseñada por las eléctricas convencionales,
complica y prohíbe prácticamente ahora el escenario para el
autoconsumo, y la energía distribuida.
Ha impuesto unos peajes, con
multas tan delirantes que llegan incluso a varios millones de euros (¡!)
y la posibilidad de que un inspector –sin orden judicial– pueda entrar
en la vivienda. (¡!) En resumen, una legislación que impide de hecho el
desarrollo de las instalaciones fotovoltaicas domésticas, al contrario
de lo que está sucediendo en los territorios más avanzados.
El precio
del panel solar durante la última década, ha descendido su precio y
mejorado sus rendimientos, hasta situar el precio del kW producido en
precios más baratos que la energía comprada en la red.
Es cierto que habrá que solucionar algunos problemas,
tales como el uso de la energía en las horas de mayor insolación,
(adecuando la demanda y el uso de aparatos a ese momento), el
almacenamiento de la energía (aquí el coche eléctrico podría ser una
excelente alternativa) o el volcado en la red de miles de instalaciones.
Pero aquí, tenemos excelentes ingenieros y una experiencia de primera línea en integrar la producción de las renovables
en el sistema. Además la tecnología ha mejorado mucho en los últimos
años, y no se habla de alta tecnología en ningún caso.
El tema, tiene
una parte de hágalo usted mismo, un componente importante de creación de empleo local,
¿hace falta recordar el paro de este país? una parte de innovación, y
resultados de ahorro puro y duro para las familias (y para el país
claro, en forma de divisas).
Se trata tan solo de producir electricidad y agua caliente a partir
de los tejados. No es tan difícil. Es mucho mas complicado importar
gas, extraerlo, presurizarlo, meterlo en buques butaneros,
despresurizarlo, guardarlo en depósitos en el mar ¿es seguro el depósito
Castor? llevarlo por complejas conducciones a través de todo el país,
hasta instalaciones en las fincas y en casas para, con todos sus
correspondientes sistemas de seguridad para algo tan complicado como
oh!, calentar agua.
Además puede contribuir a paliar que siga ocurriendo algo tan absurdo en pleno siglo XXI como la pobreza energética,
algo tan grotesco como que los integrantes de un hogar pasen frio o
dediquen un porcentaje muy importante de sus ingresos a pagar la factura
eléctrica.
La energía distribuida y el autoabastecimientos son claves
para disminuir la dependencia energética. En definitiva, una
alternativa generadora de empleo –que falta nos hace–, barata y que
beneficia a todos. En muy pocos años, y ustedes lo verán, lo veremos
todos, e independientemente del cualquier gobierno, y del poder de los
lobbies y algunas empresas ancladas en el pasado, el futuro será solar, y
casi todos los tejados que usted ve desde su casa serán solares… Y no será una alucinación." (Fernando prieto, Econonuestra, 05/06/2014)
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