“Deberían crearse grandes áreas con democracia, libertad comercial y cohesión social que ganasen terreno a la 'selva'. Una podría estar formada por la Unión Europea, Estados Unidos y América Latina. (…)
Decíamos antes que pretender hoy un gobierno mundial es utópico. Crear espacios concéntricos de gobernanza ordenada que se puedan coordinar para establecer reglas comunes no lo es. La UE tiene, prima facie, una proyección y dos fronteras. La gran proyección de Europa han sido las Américas, la del Norte y la del Sur. Los europeos nos hemos prolongado en el continente americano y se ha creado un área de lenguas, de cultura, de sistemas políticos y valores, en lo esencial, comunes. Sin embargo, la situación económica y social de una de las Américas se ha quedado atrasada. Debería ser del interés de la UE y de Estados Unidos contribuir a corregir esta grave disfunción, en beneficio de los ciudadanos latinoamericanos y de nuestros intereses estratégicos. El método que ha resultado eficaz es conocido. Junto a los acuerdos de libre comercio, son imprescindibles instrumentos de cohesión social como los fondos de convergencia, para facilitar infraestructuras físicas y educativas que permitan un crecimiento sostenido. Únicamente con tratados comerciales bilaterales o colectivos, siempre desiguales, no se garantiza el crecimiento a largo plazo. El problema es que en América Latina no existen los países "contribuyentes netos" que sí existían en Europa y, en consecuencia, la UE, junto con otros actores relevantes, podría convertirse en ese factor exógeno capaz de trasvasar fondos que permitan a esas economías ir convergiendo con las más avanzadas. En el caso de Europa, fue una magnífica operación tanto para los contribuyentes como para los receptores; de lo contrario, pagaremos el precio de la "no cohesión".
España, junto con la UE, debería privilegiar un gran proyecto hacia el continente americano que podría dar, como resultado, la creación de un área euroamericana de democracia, apertura comercial y cohesión social con gran peso en la gobernanza global. Un nuevo consenso entre las dos orillas del Atlántico, basado en intereses y valores comunes que equilibrase el actual deslizamiento del eje de la hegemonía hacia el Pacífico. Un buen momento para lanzar una iniciativa potente sería la presidencia española de la UE. No es, desde luego, fácil, como no lo fue en Europa. Es una cuestión de clarividencia, de voluntad política y de liderazgo.
Pero también tenemos dos fronteras, en el Este y en el Sur. La UE, encabezada por Alemania, ha abordado los problemas del este europeo por medio de la última ampliación y los fondos que empiezan a fluir hacia esos países. En el Sur tenemos el Mediterráneo, y detrás, África. En el Mare Nostrum está en marcha el nuevo impulso al proceso de Barcelona -Unión para el Mediterráneo-, a iniciativa del presidente francés, con la legítima intención de liderar el proceso.” (NICOLÁS SARTORIUS: Hay que gobernar la globalización. El País, ed. Galicia, Opinión, 17/07/2008, p. 27)
No hay comentarios:
Publicar un comentario