"Natalia Martín, estudiante del grado de Ingeniería de las Tecnologías
de Telecomunicación en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la
Universidad de Sevilla, ha desarrollado un collarín en 3D para el
tratamiento de las lesiones cervicales.
En declaraciones a El Correo de Andalucía, ha revelado que encontró
en su propia casa la idea inicial de su proyecto. «Mi padre es
enfermero. Le pregunté qué echaba en falta, y me dijo que los collarines
eran estándar para todo el mundo. Y que problemas como el mío –una
escoliosis dorsal– no se podían tratar», cuenta. La solución era
realizar collarines personalizados, pensó.
El diseño y realización de esa órtesis cervical, sustituto mejorado
del collarín de toda la vida, se realiza con tecnologías 3D y comprende
cuatro etapas: el escaneado 3D del cuello del paciente, el diseño del
collarín, el análisis físico para estudiar la resistencia de la pieza y
la impresión 3D de la órtesis.
De momento, y en esto insiste Natalia, lo que maneja es un prototipo
inicial, que usa ella misma cuando lo necesita, porque se ha utilizado
como modelo.
La buena acogida que ha tenido el proyecto se debe a las ventajas de
su creación frente a las órtesis tradicionales. Ella misma lo resume en
pocas palabras: «El punto fuerte es que se personaliza totalmente para
el paciente. El paciente se escanea y, una vez que se tiene la anatomía
de su cuello, se diseña según sus necesidades». Pero hay más. Este nuevo
collarín reduce la posibilidad de aparición de úlceras de presión, muy
comunes en los usuarios de collarines convencionales.
Otro de los problemas que acarrea de manera habitual la utilización
de collarines es que los pacientes necesitan, una vez que se los quitan,
de largos periodos de rehabilitación a causa de la inactividad de la
musculatura. Para esto, Natalia ha pensado ya en una solución. «Estoy
viendo la posibilidad de seguir con el mismo prototipo, pero
introduciéndole electroestimuladores.
De esta forma, los músculos
permanecerían activos para que la rehabilitación que se necesite sea
menor».
Además de la perfecta adaptación a cada paciente, el collarín de
Natalia difiere de los tradicionales por el material del que está hecho.
«Es un termoplástico elastómero. Es un material muy flexible, pero a la
vez duro y resistente a impactos», destaca, antes de recordar que habla
todavía de un prototipo inicial. «El final queremos hacerlo con una
mezcla de materiales entre los que destacaría el grafeno para introducir
eletroestimuladores en el collarín, porque uno de los principales
problemas es la atrofia muscular», ratifica.
En su estadio inicial y todo, el proyecto de Natalia acumula ya un buen historial de premios, y compite todavía en más frentes.
Logró el premio Accésit Ingenio Junior 2016 por el Colegio
Oficial/Asociación de Graduados e Ingenieros Técnicos de
Telecomunicación de Andalucía y el premio en la fase de idea del VII
concurso de ideas de negocio de la Universidad de Sevilla 2017, que le
supondrá un viaje a Turín durante tres semanas en julio «para completar
su formación en materia de emprendimiento», en palabras de la
Universidad. Su idea está además seleccionada para el programa Santander
Yuzz 2017 para emprendedores, una convocatoria especialmente golosa.
Esta posibilidad ha hecho que el proyecto crezca también por otro
lado, puesto que Natalia, junto a otra compañera, está desarrollando una
idea de negocio a partir de su órtesis 3D. «Nos hace falta para el
concurso. Estamos viendo el mercado que puede tener, los clientes, los
pros y los contras, lo que hay que mejorar. Estamos desarrollando muy
teóricamente todo el proyecto y veremos si tiene salida comercial o no»,
resume.
El mercado al que se orienta el producto es el sector médico,
especialmente, apuntan en el desarrollo del proyecto, el referido a la
traumatología, la rehabilitación y la neurocirugía, tanto en el ámbito
público como en el privado. Aunque en un estado inicial, plantea ofrecer
las nuevas órtesis tanto a grandes hospitales (por ejemplo, para
pacientes sometidos a inmovilización prolongada o con dispositivos de
fijación craneal o cervical) como a centros médicos más pequeños.
De manera general, los collarines están dirigidos a personas que han
sufrido algún tipo de lesión cervical y necesitan inmovilización del
cuello durante un cierto periodo de tiempo y personas que deban
permanecer inmóviles durante periodos prolongados, y pacientes con
algunos sistemas de fijación craneal o cervical. El paso de la teoría a
la práctica está cada vez más cerca.
En todo caso, a falta de un escaso 10 por ciento para finalizar su
grado, Natalia no se cierra puertas. Con la posibilidad de realizar un
master en ciberseguridad rondando por su cabeza, aprovecha algunas de
las cosas que ha aprendido en la Escuela para sacar adelante otros
proyectos. «En la rama de imagen y sonido tenemos asignaturas como
Holografía y visualización en 3 D», apunta, y destaca que por ejemplo
han trabajado con imágenes médicas.
Estas enseñanzas las ha aprovechado
en otro ámbito de su gusto, el de la música, en el que está haciendo
modelos 3D e «intentando desarrollar algunas cositas». «Por ahora
–termina– sigo desarrollando. Depende del resultado del collarín,
seguiré adelante o me pondré con otros proyectos», acaba, sin cerrarse
puertas." (Imprimalia, 18/06/17)
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