1/4/09

Futura ciudad, futura sociedad

"Y varios de los elementos básicos de la habitabilidad de las personas, directamente relacionados con las estructuras que habitamos pueden ser transformados siguiendo principios nuevos:

1. Energía. Cualquier edificio, barrio o ciudad, debería generar el 100% de la energía que consume en el propio lugar a través de la introducción de sistemas captadores integrados en los primeros edificios, que se comparten a través de microrredes inteligentes. Este principio debe redefinir la propia forma de la arquitectura que debe garantizar por medio de su geometría y su posición en el territorio, que es capaz de generar su energía.

2. Alimentos. Lo urbano es por definición diferente de lo agrícola. En el campo se hacía la comida y en la ciudad se consumía. Para dar valor a los alimentos, habría que fomentar la puesta en valor de las grandes extensiones de terreno muy fértil situado en el entorno de grandes ciudades, la distribución directa desde el punto de cultivo al de consumo o la creación de huertos urbanos. Y estos paisajes agrícolas deberían introducir sus trazas y estructuras en los desarrollos en los bordes de las ciudades.

3. Fabricación. La doctrina de los últimos años, decía que en los países avanzados se diseñaba y en los emergentes se fabricaba. Sin embargo, el desarrollo de maquinaria de fabricación avanzada permite que cualquier objeto pueda ser producido en cualquier lugar del mundo por cualquier persona, a partir de conocimiento compartido. Los laboratorios de fabricación o Fab Labs son las nuevas fábricas locales, que fomentan economías de alto valor y evitan millones de desplazamientos diarios.

4. Internet. Tras el Internet de la economía, y el Internet social, el próximo Internet es el Internet de las cosas: objetos, lugares y edificios fabricados con cierta inteligencia, y relacionados con el fin de ahorrar energía, y fomentar la interacción social. De esta manera, existe un potencial de aumentar la eficacia del mundo físico dotándole de nuevas propiedades relacionales, a partir de criterios desarrollados de forma abierta y transparente.

5. Compartir. Si el mundo físico se divide entre espacios públicos y privados, Internet nos enseña los beneficios de los recursos compartidos. El intercambio propio de la economía va más a allá de comprar o vender. Existen otros modelos más centrados en el uso de las cosas, que no en su propiedad, aplicables a espacios urbanos y habitacionales.

6. Conocimiento. El conocimiento es la materia prima fundamental de la nueva economía, y la investigación su principal mecanismo de producción. Cualquier ámbito de la sociedad puede ser motor de la economía, si se investiga y se fomenta la innovación en torno a él. La arquitectura, y el desarrollo urbano deberían ser capaces de mezclarse con disciplinas próximas, como la ecología urbana, el paisajismo, el diseño de nuevos materiales, la nanotecnología o la inteligencia artificial.

Estos y otros cambios de paradigmas pueden fermentar un cambio estructural en la manera cómo se diseñan, producen o reforman las ciudades. La arquitectura debe superar su etapa puramente icónica y volver a los principios esenciales de lo sistémico, donde el proyecto de la habitabilidad sea entendido de forma global. " (VICENTE GUALLART: Hacia un hábitat autosuficiente. El País, ed. Galicia, Opinión, 28/03/2009, p. 33 )

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