16/11/18

Printeria (Universidad Politécnica de Valencia): de imprimir ADN de bacterias a insulina




"Imprimir insulina en casa, crear bacterias a la carta para regenerar la flora, fabricar polímeros naturales o elaborar pintura biológica son algunas de las aplicaciones del novedoso dispositivo que imprime ADN en las bacterias y que llevó a un equipo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) a ganar el iGEM 2018, el concurso de biología sintética más prestigioso del mundo.

El equipo multidisciplinar valenciano, integrado por ingenieros biomédicos, biotecnólogos, informáticos y diseñadores, ha explicado las bondades de esta novedosa "impresora", Printeria, con forma de cubo y apenas algo más grande de una caja de zapatos que, además de aplicaciones para la salud, la industria o el arte, podría convertirse en laboratorio portátil para centros educativos.

Con este prototipo han ganado, en palabras del rector de la UPV, Francisco Mora, la "Champions League" al lograr sin apenas patrocinios los premios Mejor Proyecto con Nueva Aplicación, Mejor Software, Mejor Hardware, Mejor Wiki y Mejor Modelado frente a universidades punteras con "grandes presupuestos" como Harvard, Yale, Oxford, Massachusetts (MIT) , Cambridege, Columbia, California-Los Ángeles (UCLA) o la Sorbona.

El líder del equipo y estudiante del Grado de Ingeniería Biomédia, Roger Monfort, que ha estado acompañado de los otros nueve compañeros, mentores y profesores, ha explicado que Printeria es un dispositivo "muy miniturizado", que puede compararse con una impresora, pero "de bacterias".

El sistema de entrada "podría parecerse a unos cartuchos de tinta", donde están los componentes biológicos, "enzimas, bacterias, agua y todo lo necesario" para realizar el proceso. Posee también una zona de reacción con "píxeles metálicos, donde tiene lugar toda la magia de la biología", y una bandeja de salida, "que se asemejaría al papel ya impreso" y que son "las bacterias ya transformadas genéticamente", ha dicho.

"Es un proceso de tres horas que no se puede acelerar porque es un proceso biológico", ha sostenido y ha agregado que "todo está controlado por un software" y que, una vez las bacterias crecen, se consigue el producto final acabado.

El rector ha resaltado que, hasta ahora, no había ninguna línea de investigación en esta rama en la UPV y que lo que han concebido es "totalmente nuevo" al conseguir imprimir ADN en bacterias para hacer ciertas funciones, "incluida esta del arte" con un dispositivo diseñado y fabricado enteramente por el equipo, que demuestra "el talento que tenemos" y que "puede competir con cualquiera".


"Lo que necesitan es que les apoyemos como sociedad porque podemos ser un país de vanguardia en ciencia y tecnología", ha apuntado, y ha hecho un llamamiento a contar con más recursos públicos pero "especialmente privados".

Monfort ha aventurado que, a largo plazo, con esta herramienta "se puede lograr cualquier cosas que tenga que ver con el ADN" y entre otras aplicaciones para la salud, tiene "claro" que una persona que tuviera Printeria "podría imprimirse insulina en su casa y cuando la necesitara".

En el mismo campo sanitario también ha apuntado que se podrían hacer bacterias adaptadas a la flora de una persona para reconstituirla o adaptarlo a organismos como levaduras o células humanas, aunque ha advertido que eso es hablar de "muy largo plazo".

En el ámbito industrial, se podría elaborar cualquier tipo de plásticos o polímeros que "se generen a partir de bacterias", así como colores y aromas, y en la industria artística, se pueden lograr pinturas biológicas con la gama de colores que se quiera e incluso fluorescentes.

Ha incidido en que han detectado usos en la educación "para institutos que no se puedan permitir un laboratorio en las instalaciones", en laboratorios de investigación, que con esta máquina "ahorrarían mucho tiempo y costes porque eliminas el factor humano", y bioartistas, "una rama que está creciendo mucho".

El dispositivo, que ha costado unos mil euros, no se puede comercializar aún, según Roger, pero su intención es "continuar con el proyecto" y hacer algo "que funcione mucho mejor y tolerante a los errores", lo que bajaría el precio y permitirá su venta.

El instructor del equipo Alejandro Vignoni ha hecho hincapié en que uno de los objetivos principales del proyecto es "democratizar el acceso a la biología sintética, una área nueva en la que hay mucho desconocimiento".                       (Imprimalia, 08/11/18)

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