La Arabidopsis thaliana, el tipo de planta escogida por los científicos para ser modificada
"Un equipo de investigadores del MIT (el Massachusetts
Institute of Technology) ha combinado la experimentación biológica con
la nanotecnología en un trabajo que les ha llevado a crear la primera planta biónica, cuyas estructuras originales están apoyadas por nanomateriales e incluso sensores químicos.
En un paper de la revista Nature Materials los científicos han explicado su experimento, afirmando que la nueva planta puede absorber un 30% más de luz solar.
Como consecuencia del experimento, la fotosíntesis aumentaría su
rendimiento, un objetivo que los investigadores, Michael Strano,
profesor de Ingeniería Química en el MIT, y Juan Pablo Giraldo, biólogo
en fase de postdoctorado, se habían puesto como meta.
Lo han conseguido integrando nanotubos de carbono,
unas estructuras alotrópicas del carbono (lo mismo que el diamante o el
grafito) con una gran conducción eléctrica y flexibilidad, en los
cloroplastos, los orgánulos donde se produce la fotosíntesis.
La investigación, financiada principalmente por el Departamento de
Energía de Estados Unidos, no se ha quedado ahí. También ha valorado la
posibilidad de incorporar a una planta materiales que puedan actuar como sensores, con capacidad para detectar óxido nítrico y alertar sobre los niveles de contaminación del entorno.
El trabajo empezó en el terreno de los paneles solares.
El profesor Strano, quien ha dirigido las operaciones, se planteó que
las placas solares pudieran tener capacidad fotosintética, con todos los
beneficios que esto conlleva. A partir de ahí se preguntó cómo
reaccionarían los cloroplastos de una planta si se les aislara.
Los
científicos comprobaron que estos orgánulos, causantes de la
fotosíntesis, sólo funcionaban durante unas horas. Pasado este tiempo,
la luz y el oxígeno los dañan, algo que las plantas reparan
automáticamente pero al estar aislados no era posible.
Con el fin de alargar la vida útil de estos cloroplastos se les
añadieron nanopartículas de óxido de cerio (nanoceria). Este compuesto
antioxidante hacía la función de protector, evitando el daño de la luz y
el oxígeno. Posteriormente también se añadieron nanotubos de carbono
revestidos de ADN cargado negativamente, para que se integraran
adecuadamente en los cloroplastos. Los nanotubos actuaron como una especie de antena para la luz solar, de la que las plantas habitualmente sólo captan el 10% disponible.
Realizadas estas primeras pruebas, los investigadores decidieron aplicar sus éxitos a una planta viva. Escogieron una Arabidopsis thaliana,
a la que mediante una técnica poco traumática introdujeron en la parte
inferior de las hojas una solución de nanopartículas, que contenía el
óxido de cerio y los nanotubos de carbono. Entrando por los poros
(estomas) de la planta, los nanotubos llegaron a los cloroplastos y
sumaron su acción a la de los componentes naturales del vegetal.
Durante la fotosíntesis, los pigmentos, como la clorofila, absorben la
luz y esto agita a los electrones de la membrana interna del
cloroplasto. Esta energía eléctrica generada se utiliza para sintetizar
glucosa y fructosa, desprendiéndose en el proceso oxígeno. La acción de los nanotubos de carbono incrementa el movimiento de los electrones.
El profesor Strano opina que las plantas son muy
atractivas como plataforma tecnológica. Recuerda que son capaces de
repararse a sí mismas, sobreviven en entornos de gran dureza y tienen su
propia fuente de energía.
De hecho, los dos investigadores se han
planeado incorporar nuevas funciones a estos seres vivos, aparte de las
que ya tienen de forma natural. También con nanotubos de carbono, pero
de otra clase, han modificado plantas para que detecten óxido nítrico en
el ambiente.
Los investigadores han trabajado con
nanotubos de carbono para convertirlos en sensores que detecten
diferentes compuestos químicos, entre los que están explosivos y armas
químicas, como el TNT o el gas nervioso Sarín. Cuando una partícula de
estos compuestos se adosa al polímero que recubre el nanotubo, éste
cambia su fluorescencia para alertar del peligro.
La idea es que en un
futuro las plantas puedan servir para monitorizar la contaminación, el uso de pesticidas y otras alteraciones del entorno. Incluso están viendo la posibilidad de incorporar dispositivos electrónicos a los vegetales.
Sin embargo, aún hay cuestiones por aclarar. Una de ellas es saber si
la mayor agitación de los electrones, producida por los nanotubos,
afecta a la síntesis de glucosa y fructosa." (eldiario.es, 25/03/2014)
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