“R. No. El modelo sueco no es muy diferente del de los países del norte de Europa. España, igual que Grecia y Portugal, está un poco por detrás. En lo único que difiere el sistema sueco es en su generosidad en la protección a las familias con hijos. El permiso de maternidad [remune-rado con la paga total] es de 14 meses, y hay muchas ayudas para padres con niños pequeños. Pero hay países, como Francia, que tienen ayudas parecidas.
P. España ha dado pasos adelante últimamente, pero queda mucho por hacer. Poder cuidar con más tranquilidad a los hijos, supongo que tiene un impacto en esta sociedad.
R. Sí. Es lo que ha propiciado, en las sociedades nórdicas, que la presencia de las mujeres en el mercado laboral llegue casi al 80%. Ha habido otro elemento que lo ha hecho posible, la protección que otorga el Estado a los ancianos. Porque han estado tradicionalmente al cuidado de las mujeres. Es decir, nuestro modelo ha favorecido la emancipación femenina. (…)
R… En estos momentos tenemos un problema: la utilización indebida de los subsidios. Fíjese que en tres países europeos que alardean de ofrecer una excelente cobertura sanitaria a sus ciudadanos, Holanda, Noruega y Suecia, se dan los índices más elevados de bajas por enfermedad. La gente está sana, pero pide la baja médica. Hay una picaresca tremenda. En Suecia, la gente falta al trabajo una media de 22 días al año, cuando en Japón la media es sólo de tres. Ambos casos son extremos. Pero no es sólo la baja por enfermedad. En mi país, los padres pueden faltar al trabajo cuando los hijos están enfermos. Lo cual está muy bien. Pero en la práctica, la gente se queda en casa aunque el niño se haya recuperado completamente. Toda esta picaresca está destruyendo el Estado de bienestar. (…)
R. Sabemos por qué ocurre esto. Cuando se creó el Estado de bienestar, después de la II Guerra Mundial, la gente estaba acostumbrada a trabajar para mantenerse. Sólo se recurría a las ayudas en caso de necesidad, porque las leyes sociales así lo dictaban. Con el tiempo, esas leyes se han ido relajando. La gente ha empezado a ver bien el vivir de los subsidios. Y de ahí han pasado a engañar al Estado de bienestar. Es lo que ha ocurrido en los últimos 10 o 15 años en Suecia.
P. ¿Por qué cree usted que ocurre? ¿Tiene algo que ver en esto la inmigración?
R. No tiene nada que ver, en absoluto. Lo que ocurre es que los subsidios son muy altos en relación con los salarios. En muchos casos, la diferencia entre cobrar el desempleo y cobrar el sueldo es sólo del 10%. A veces, no hay diferencia alguna. (ENTREVISTA: ASSAR LINDBECK, ECONOMISTA SUECO EXPERTO EN EL ESTADO DE BIENESTAR; El País, ed. Galicia, Domingo, 25/11/2007, pp. 10)
No hay comentarios:
Publicar un comentario