Henry Jenkins, profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT)… Jenkins aborda el problema en tres tiempos, empezando por la dimensión cultural y la creciente importancia de las culturas de participación. Más de la mitad de los adolescentes estadounidenses han puesto contenidos en Internet y más de una tercera parte lo han compartido con sus padres.
"Una cultura de participación es una cultura en la que los criterios de expresión artística y de implicación cívica alientan a crear y compartir. También es una cultura en la que los miembros consideran que sus contribuciones importan y sienten algún grado de conexión social entre sí (por lo menos les importa lo que los demás piensan de lo que han creado)", explica Jenkins.
Participar es esencial. La tentación es creer que los jóvenes lo hacen casi naturalmente, pero Jenkins apunta tres razones para preocuparse por su formación: no todos tienen las mismas oportunidades de participación (la brecha no desaparece con el acceso a Internet); tienen que entender cómo los medios de comunicación afectan a su percepción del mundo, y resulta de suma importancia prepararlos para que tengan un papel activo en esta cambiante sociedad.
Jenkins adelanta una serie de competencias y habilidades necesarias: abordar la solución de los problemas como si fueran juegos; crear simulaciones y modelos dinámicos de representación del mundo; apropiarse de contenidos digitales y usarlos mezclándolos con otros; trabajar colectivamente para aumentar sus capacidades cognitivas y contribuir a la inteligencia colectiva; apreciar el valor y la credibilidad de las múltiples fuentes encontradas en la web; crear redes; seguir historias contadas en una variedad de medios (televisión, web, radio, texto); negociar con las diferentes comunidades. (…)
"Una organización, un país o una persona se adaptan a Internet cuando ha incorporado su uso con fluidez en sus actividades diarias. Si saben discernir cuándo es o no conveniente usar la herramienta para sus problemas cotidianos y cuándo puede ser combinado con otras herramientas", escribió. Queda mucho en el acceso pero, seis años después, resulta obvio que el uso no es suficiente, ni en el mundo más desarrollado, ni para quienes supuestamente tienen la mayor facilidad: los adolescentes.
Participación y apropiación constituyen objetivos válidos e importantes, pero casi todos necesitamos formarnos adecuadamente. Necesitamos mejorar nuestro nivel de comprensión y nuestra capacidad de usar las herramientas. Lo podemos llamar "media literacy", como Jenkins, "cyber literacy", como Laura Gurak o "digital literacy", como la Universidad de Portland y muchos otros.
La noción de literacy es de difícil traducción al español. Se suele traducir por 'alfabetización' o por 'conocimientos en...', palabras que nos remiten a un uso más bien práctico y elemental. Pero es algo más.
Se trata, en el fondo, de las destrezas y comprensiones que todos necesitamos. (FRANCIS PISANI: El conocimiento de las herramientas digitales; El País, ed. Galicia, Ciberp@ís, 15/11/2007, pp. 2)
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