"El doctor asturiano José Luis Jorcano es pionero en la creación de
piel para personas quemadas en España. Ahora la fabrica con la ayuda de
la impresión 3D, según cuenta en una entrevista concedida a Diario de
Cádiz, en los siguientes términos:
-El año 2000 un quemado recibió por primera vez la piel que usted y su equipo habían conseguido fabricar. ¿Cómo fue ese día?
-Fue un día muy importante, sentimos una gran satisfacción. Después
de muchos años, de hacer mucha investigación básica, con animales,
lográbamos trabajar con humanos.
-¿Sabe cómo está el paciente?
-No, tal y como está montado el sistema en España, después de salir
de la Unidad de Grandes Quemados ya no les podemos seguir la pista, es
un gran problema que tenemos.
-¿Lo complicado es cultivar las biotintas?
-Sí, la parte de hardware y software, lo que es la impresora 3D en sí
misma, es mucho menos problema. El contenido de los biocartuchos sí que
es más complicado, ahí están las biotintas, es decir, los componentes
biológicos para crear el tejido. Tres jeringas tienen los elementos para
hacer la dermis, y una para hacer la epidermis.
-¿Cuál es el mayor problema para los trasplantes de piel autóloga (realizada con células del paciente)?
-El tiempo. Para utilizar en grandes quemados hay un problema, hay
que partir de una pequeña biopsia del paciente, que contiene un número
de células muy restringido. Esas células hay que amplificarlas lo
suficiente para hacer, por ejemplo, un metro cuadrado de piel. Es un
proceso muy costoso en tiempo, son unas tres semanas. A veces se utiliza
una piel temporal para que el paciente pase el tiempo necesario
"cubierto", hasta que llega su propia piel. Si se trata de una operación
que se puede programar, todo es más sencillo.
-¿Por qué por el momento la impresora no ha fabricado piel para trasplantes autólogos?
-Los tiempos que necesita la impresora son los mismos que en la
fabricación manual y con este método ya tenemos muchos años de
experiencia. Al menos con la tecnología que tenemos hoy, no existe
ningún motivo por el que pasarse a la bioimpresión.
-¿Qué posibilidades abre la impresora?
-Varias, por una parte hay una notable mejoría en el proceso de
estandarización, que a las empresas les gusta mucho. Cuando fabricas
manualmente hay toda una serie de decisiones que dependen del operario,
si las células tienen buen aspecto, si están confluentes, si hay una
buena textura, robustez..., con la impresora todo esto se puede
automatizar.
Al mismo tiempo te da la opción de introducir
discontinuidades, la fabricación manual sólo permite una creación
homogénea, sin embargo con una máquina puedes introducir las variantes
que te parezcan necesarias, en la posición que creas conveniente.
Por otro lado, la producción es más rápida y barata. Un caso práctico
es cuando uno hace piel para testeo, por ejemplo para productos
químicos o cosméticos que ya no pueden utilizar animales. Incluso en la
industria farmacéutica, que sí pueden utilizar animales de
experimentación, el problema que tienen es que la extrapolación de los
datos de los roedores es muy limitada, todo el mundo busca sistemas
humanizados. Esta parte abre un mercado muy considerable, ya que la
industria de químicos, cosmética y farmacéutica son enormes.
-¿Y de dónde se obtiene la piel de los donantes?
-Generalmente de operaciones en la que se pide permiso a los pacientes. Con un poco de piel se crea un banco inmenso de células.
-¿Es piel sin vello? ¿Qué aspecto tiene?
-Sí, no tienen vello. Nuestros cultivos no están diseñados para que
crezcan los melanocitos, las células que nos dan el color. En algunos
casos, exceptuando las zonas con vello, el aspecto es tan bueno que casi
no se distingue la zona donde se ha puesto la piel fabricada.
-¿Negocio e I+D son incompatibles?
-No es fácil compatibilizarlos, pero no nos queda más remedio.
Siempre es complicado y más en países como España donde hay poca
tradición. Aquí tropezamos varias veces sobre la misma piedra, tenemos
que competir con gente que lleva más años que nosotros y tiene más
recursos.
En este sentido admiro mucho a los países anglosajones, cuando te dan
un proyecto te dan toda la confianza para que lo desarrolles, y si te
pillan en un renuncio se acabó, si has utilizado el dinero para un viaje
que no era para la investigación, se acabó.
El problema en España es al contrario, aquí impera el Derecho Romano.
Hay una normativa muy compleja para evitar que ocurra, y así no
funciona, ya lo hemos visto.
-¿La difusión mediática ayuda?
-Los investigadores, la verdad, manejamos mal las repercusiones de
nuestras investigaciones. Si fuéramos buenos vendedores, seríamos
vendedores. También con los políticos nos entendemos muy mal, porque
para un investigador dos y dos son cuatro, para un político tres y
pico... y ya veremos." (Imprimalia, 15/09/17)
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