La cuestión clave es si este empeño a la larga será factible. Por un lado, tiene que serlo, porque de ello depende la pervivencia de la humanidad; por otro, porque una buena parte de las dificultades que pudieran sobrevenir parecen invencibles. Así la desnuclearización total supondría, por lo pronto, la supremacía absoluta de Estados Unidos, ya que en armas convencionales sobrepasa con mucho a los demás países. Y no sólo los Estados nuclearizados no están dispuestos a perder su posición sino que incluso si todos los países llegaran al acuerdo de eliminar todas las armas atómicas, siempre cabría la posibilidad de un rearme atómico subrepticio.
Del mismo modo que, durante la guerra fría, la "disuasión por el terror" impidió un enfrentamiento bélico, al poner de manifiesto el sinsentido de una destrucción mutua, la necesidad de acabar con una amenaza nuclear podría ser un factor que acelerase la creación de un Gobierno mundial. La mayor amenaza de la humanidad, el armamento atómico, no sólo puede haber eliminado la guerra, al suprimir la posibilidad de que haya un vencedor, sino que podría también contribuir a una gobernanza planetaria, tan imprescindible como urgente." (IGNACIO SOTELO Un mundo desnuclearizado. (El País, ed. Galicia, Internacional, 30/04/2009, p. 6 )
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